La sobriedad se impone en París de la mano de Chloé y Givenchy
Negro, siluetas sencillas y abrigos de un apetecible "cashmere" fueron la tónica general en la pasarela de París este jueves, donde las marcas Chloé y Givenchy impusieron la sobriedad, "leit motiv" generalizado en esta Semana de la Moda.
Los dos principales desfiles de esta jornada compartieron casualmente ideas y ambiente: ambos se celebraron en salas blancas, iluminadas con una deslumbrante luz mañanera, para contrastar con colecciones eminentemente oscuras.
Chloé, de la mano de la diseñadora uruguaya Gabriela Hearst, se inspiró en las pinturas de la artista barroca Artemisia Gentileschi, una de las pocas creadoras que lograron trascender en su época.
Un mensaje con el que Hearst quiso no solo recuperar su memoria, sino también defender la necesidad de recuperar la historia de la mujer.
Para Hearst, al igual que en otras casas como Dior o Loewe están haciendo sus respectivos directores creativos, la moda es un vehículo para llegar a mayores audiencias y, en este caso, hablar de feminismo y clima.
¿Cómo se tradujo esto en su colección otoño-invierno 2023/2024? Estéticamente, vistiendo a la mujer con carácter: abrigos largos de corte recto, botas moteras de suela gruesa, largos jerséis de cuello alto con pelo y chaquetas de doble botonadura.
Ideológicamente, al concebir una línea para la que han contado con empresas sociales, como talleres de Kenia y Líbano que han fabricado algunos de los bolsos.
Nuevas colaboraciones con la Iniciativa de Moda Ética para utilizar más tejidos reciclados y contratar además a una mayoría de mujeres en zonas rurales y países en desarrollo, para la confección de botones y otros accesorios.
La marca ha trabajado en reducir en esta colección su huella medioambiental utilizando un 62 % de materiales de bajo impacto.
Los vestidos princesa, con mangas globo y escote de barco, fueron reinterpretados en colores lisos, con aperturas en las mangas y accesorios metalizados; y los grafismos geométricos -inspirados en la arquitectura renacentista- fueron los únicos estampados que se permitió Hearst, que cerró su desfile con la modelo Lila Grace Moss, hija de la "top model" de los años 90 Kate Moss.
También fue eminentemente sobria la colección de Givenchy, donde el estadounidense Matthew Williams está introduciendo los códigos del "street style" y armonizándolos con los archivos de la casa.
De su propio imaginario metió las faldas sobre pantalones anchísimos, tipo cargo, que ya se vieron también en su última pasarela masculina, en enero, combinados con chaquetas de aviador en piel de borrego y un sinfín de capas superpuestas.
Y de la casa tomó los vestidos palabra de honor con escote en la espalda y faldas voluminosas o los abrigos de sastrería, que renovó con una triple botonadura en la cintura para marcar silueta.
MODA PARA TIEMPOS GRISES
En la pasarela de Givenchy, una chaqueta de satén negro se convierte en un vestido con pronunciado escote en V, y las minifaldas de cuero se transforman en larguísimas faldas con aperturas para poder caminar.
Las mangas son cada vez más largas, hasta el punto de no dejar ver las manos y cubrir el asa de un bolso (todos pequeñísimos, en piel y con estética de años 50).
Con la excepción de varios estilismos de vestidos de nailon ajustado, semitransparentes y en colores pastel o flúor (desde el amarillo hasta el rosa), todo fue negro, azul marino y gris.
Curiosamente, cuando la pandemia se dio por superada -al menos en parte- y las marcas volvieron a desfilar, todo era color, lentejuelas, vestidos de fiesta y prendas cortísimas.
Los diseñadores aseguraban que venía un período donde la gente querría salir, divertirse... de nuevo los locos años 20 como el siglo pasado.
Pero eso no sucedió y, al contrario, pesa la amenaza de la recesión, el terror de la guerra en Europa y el desánimo por la emergencia climática.
Así que en lugar de imaginar ropa para mundos fantásticos, los creadores han decidido adaptarse a lo que hay y crear ropa por lo general discreta, oscura, con muchos básicos, tejidos lujosos y apetecibles. Moda para un período un tanto gris.
Para lentejuelas y "looks" imposibles ya están las celebridades, como el actor Jared Leto, que fue la estrella invitada del desfile, al que acudió con una llamativa chaqueta de lentejuelas doradas y maquillaje rojo en los ojos.