La macana, una aventura entre telares
Nos adentramos en el arte gualacense que lleva la insignia de Patrimonio Cultural del Ecuador.
A 23 kilómetros de Cuenca se encuentra un destino turístico artesanal de mucha riqueza cultural. Un lugar que atesora la historia de la macana, prenda declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador en el 2015, donde día a día una familia de artesanos da forma al también llamado “paño anudado gualaceño”. Hablamos de “La Casa Museo de la Makana”, reconocida entre la población local y turistas extranjeros como un semillero de conservación y herencia textil dirigido por José Jiménez, su esposa e hijos, que entre sus imponentes telares, hilos y tintes naturales nos recibieron para compartir su historia con Hogar en este aprendizaje vivencial desde la ciudad de Gualaceo, Azuay.
La confección de esta prenda es una tradición centenaria que ha sido preservada por sus artesanos a través de métodos ancestrales de tejido, con los cuales se ha elaborado el tradicional chal de las “cholas cuencanas” hasta la actualidad. Su proceso representa una enseñanza heredada de generación en generación, que ha solventado por muchos años la economía de varias familias gualacenses. Esta técnica es conocida como “ikat”, un término de origen malayo que significa `atar o anudar´, adoptado en los años 60 cuando una turista que residía en Bali (Indonesia) visitó a los artesanos y tras observar que este tejido era similar al que se elaboraba en esa isla, propuso llamarlo así y el nombre aún se conserva.
PRESERVACIÓN TEXTIL
Don José Jiménez lleva alrededor de 45 años trabajando en la confección de la macana y pertenece a la quinta generación de artesanos que elaboran esta prenda. Junto a su esposa, Ana María Ulloa, fundaron este espacio en el año 2000, y desde entonces buscan revalorizar la identidad de este patrimonio, adaptando sus diseños hacia una proyección más contemporánea, lo que a llevado a Don José a ser parte de los 200 Grandes Maestros del Arte Popular de Iberoamérica, distinción que recibió en el 2017 por el Fondo Cultural Banamex de México.
Durante esta aventura textil, fuimos testigos de un proceso que se remonta a tiempos precolombinos, cada ambiente del museo encierra una historia de identidad contada a través de las herramientas manuales con las que trabajaron sus antepasados y que ellos conservan hasta hoy. Entre sus tradiciones más simbólicas, Don José nos relata que toda joven gualaceña que estaba por casarse debía tejer la macana que vestiría en su boda y luego guardarla como un recuerdo familiar, es así que conserva una pieza que tejió su abuela hace más de 90 años, la misma que usó su madre, y luego su esposa cuando se casaron, convirtiéndose en uno de los artículos más atesorados del lugar.
En sus paredes reposan varios recortes de periódicos destacando su loable labor de preservación cultural, entre ellos, captó nuestra atención una nota de Salma Hayek adquiriendo macanas y chales gualaceños. El artículo relata sobre cómo una representante de la actriz mexicana visitó el país hace aproximadamente diez años en busca de atuendos para la película “Frida”, compró varios tejidos en Gualaceo que luego llevó a la artista hasta Nueva York, Hayek quedó encantada con la macana y realizó un pedido personal de varias prendas a la familia Jiménez.
“El Gobierno Nacional debe darse cuenta de que la macana es un tesoro cultural que necesita protegerse. En el presente, somos solo una docena de familias dedicadas a nuestra herencia artesanal que se está perdiendo por la falta de turismo a causa de la pandemia y la fabricación de réplicas industrializadas y vendidas en menos de diez dólares en la ciudad de Otavalo, esto nos perjudica gravemente”, destaca Jiménez, considerado el principal defensor de este arte ecuatoriano.
SOBRE EL PROCESO ARTESANAL
Recorrimos la casa junto a nuestro guía Ismael Jiménez, hijo de José y creador de la marca de estilo urbano “Original Ikat”, que expone la macana desde una estética más global. Él nos explica cómo se lleva a cabo este proceso cien por ciento manual, utilizando fibras naturales como el algodón fino, la lana y el algodón mercerizado (tratamiento que reciben los hilos para obtener un acabado brillante a diferencia del algodón normal).
Nuestro aprendizaje inicia por separar y ordenar los hilos en la “urdimbre” (conjunto de hilos longitudinales que se mantienen en tensión en un marco horizontal), luego se aplica la técnica del “ikat” anudando estos hilos con cabuya para generar los patrones o diseños geométricos tradicionales que tendrá la macana. Estos nudos sirven como impermeable en el momento de tinturar, evitando que el color penetre en la zona donde se coloca este material, ya que el objetivo es teñir los hilos dejando el tono natural de la lana en la zona protegida por la cabuya.
Con esta técnica se logran los diseños de colibrí, danzantes, mariposas y el tradicional “Kingo Arrishado”, término quechua que se refiere a la mezcla de colores que no están definidos y simboliza los senderos y caminos irregulares del páramo andino.
La lana se tiñe con pigmentos naturales que provienen principalmente del índigo o planta de añil, el tocte o nogal andino, la roca volcánica, los líquenes, la algarroba, y la sangre de cochinilla (insecto que habita en los nopales o tunas), entre otras plantas naturales. Para fijar los colores se hierve el tejido durante tres horas con lejía, esta se obtiene de las cenizas de la madera quemada luego de cocinar los alimentos en leña.
Sobre un antiguo piso de madera, en un espacio que ha recibido a turistas de todo el mundo reposa el ancestral telar de cintura Cañari (antiguos pobladores de las provincias de Azuay y Cañar) donde se elabora el tejido de la macana hilo por hilo, una labor que puede tardar de tres días a ocho meses dependiendo del diseño. Las figuras diseñadas en sus flecos también se realizan con una técnica ancestral utilizando las uñas de las manos para crear formas de pájaros, flores, letras, montañas y el escudo nacional a base de miles de nudos, así lo explica Doña Ana María.
DE LA TRADICIÓN A LO URBANO
Dentro de un proceso de modernización y frente a las nuevas necesidades del consumidor, la macana empieza a usarse en otros formatos de diseño. Con este criterio, la herencia ancestral se reinventó en manos de Ismael, quien trabaja junto a sus padres en “La Casa Museo de la Makana”, y a través de su marca ha creado artículos que fusionan el “streetwear” (estilo informal inspirado en los años 90) con el valor cultural del tejido gualaceño.
Su línea de diseño se fortalece en la sustentabilidad, ya que como artesano trabaja con fibras y tintes naturales utilizando los procesos artesanales que ha heredado, enseñanza que se ve reflejada en la creación de su indumentaria “oversize”, prendas y zapatos unisex, billeteras, bolsos, cubre bocas y accesorios con texturas reversibles.
Entre sus metas como diseñador y vocero de la macana busca generar fuentes de trabajo y seguir manteniendo la cultura, tradición y técnicas ancestrales por medio de su marca hasta llegar a galerías y plataformas internacionales como exponente de moda ética en Ecuador. En el legado artesanal de Ismael prevalece el agradecimiento y gran cariño por sus abuelos maternos: Doña Amada Vera y Don Leónidas Ulloa, también artesanos a quienes visitamos en su casa ubicada en el Barrio Bullzhun durante nuestra estadía en Gualaceo, por quienes con orgullo lleva el compromiso de preservar la tradición artesanal hacia las nuevas generaciones.
Durante este reportaje fuimos testigos de un proceso artístico de construcción natural que sostiene la economía de familias dedicadas a este trabajo y que con sus manos mantienen un patrimonio vivo. Conocer sobre los valores culturales y artesanales que tiene nuestro país y poder compartirlo es una maravillosa oportunidad para sentirnos orgullosos de nuestra propia identidad.
LO QUE DEBES SABER
• El precio de la macana oscila entre 45 y 2000 dólares, dependiendo del tipo de hilo empleado y la cantidad de nudos que requiera en su diseño.
• Se teje en el telar de cintura con una medida de 60 centímetros de ancho por dos metros de largo, y se utiliza una especie de palito de madera llamado “calloa”, herramienta que ayuda a fijar los hilos.
• El paño anudado gualaceño representó un estatus social relacionado con el diseño, color y forma de llevarlo. El azul marino o negro con blanco era utilizado para matrimonios o bautizos, el azul oscuro para duelos y el rojo mezclado con negro y amarillo lo vestían las mujeres solteras para llamar la atención de los caballeros como sinónimo de coquetería.
• “La Casa Museo de la Makana” está ubicada sobre la vía principal de entrada a Gualaceo en el sector de San Pedro de los Olivos. El ingreso tiene un costo de un dólar por persona y el recorrido dura de 15 a 20 minutos.