¿Te cuesta hacer ejercicio? Tu cerebro sería el culpable
Realizar actividad física es algo fundamental para nuestra salud, sin embargo no siempre tenemos la disposición de hacerlo. Asimismo, sucede que, cuando pensamos que logramos formar el hábito de hacer ejercicio de manera continua, algo apaga esa intención en nuestro interior y nos aleja por completo de aquel plan.
Lo cierto es que, al parecer, esta situación no nace del sedentarismo, sino que surge a partir de circunstancias específicas que hicieron que nuestro cerebro vincule la actividad física con una experiencia negativa, y la ciencia lo explica.
En ocasiones, la falta de motivación para realizar ejercicio puede atribuirse a nuestra propia materia gris, según revela un estudio reciente publicado en la revista Time. Este sugiere que el cerebro actúa como una fuerza automática que nos inclina hacia la relajación en lugar de la actividad física, generando frustración en nuestros intentos por mantenernos activos.
La investigación señala que esta tendencia cerebral se alimenta, en parte, de asociaciones negativas con el ejercicio, a menudo vinculadas a experiencias traumáticas en clases de educación física durante la etapa escolar. Este condicionamiento puede obstaculizar nuestros esfuerzos por establecer una rutina de ejercicio regular.
Para contrarrestar esta resistencia mental, los expertos sugieren asociar el ejercicio con actividades placenteras o necesarias, como caminar a la casa de un amigo o pasear a una mascota. Al conectar la actividad física con experiencias positivas, se busca cambiar la percepción del cerebro y fomentar una actitud más favorable hacia el ejercicio, superando así la barrera de la falta de motivación.