Diseñadora de interiores compró la casa que su madre limpió por 43 años

Redacción Hogar

No hay nada que la resiliencia no pueda lograr, y una prueba de ello es Nichol Naranjo, una decoradora de interiores exitosa en Estados Unidos que logró cumplir su sueño y el de su madre a base de esfuerzo y dedicación.

Durante una entrevista con The New York Times, la profesional de 44 años reveló su alegría por haber logrado retribuir a su madre, Margaret Gaxiola, todo el esfuerzo que hizo para sacarla adelante cuando era solo una niña.

Margaret laboraba como asistente doméstica. Aunque en aquel tiempo limpiaba muchas casas, había una en específico que siempre llamó su atención, y junto a su hija, soñaba en cómo sería su vida si ese fuera su hogar.

La morada se encuentra en Ridgecrest, un vecindario de clase alta en Nuevo México, Estados Unidos, rodeado de paisajes agradables y fachadas elegantes, un lugar donde la pequeña Nichol se sentía cómoda.

Ella acompañaba a su madre todos los viernes hasta esa casa, la admiraba, y pensaba en lo increíble que sería que sea su propiedad. “Creo que siempre supe que terminaría aquí algún día. Se siente bien”, mencionó la empresaria.

Tanto ella como su madre vivían en Los Durantes, un barrio rural con caminos de tierra y animales como gallinas por las calles. Por ello, asistir a la mansión que limpiaba su madre parecía una aventura.

La dueña de aquella casa, la Sra. Pamela Key-Linden, era una persona amable tanto con Nichol como con su mamá. Nunca pasaba por alto entregarles un presente por Navidad, e incluso las dejaba tomar lo que quisieran de la despensa, misma que para la entonces niña, parecía una fantasía debido a la variedad de artículos que podía hallar.

Años después, tanto la señora como su esposo fallecieron, y la mansión fue puesta en venta por sus hijos. Margaret supo del hecho, e inmediatamente le contó a Nichol, quien no dudó que había llegado el momento de adquirirla.

Fue así que el anhelo de esta familia se volvió realidad. Naranjo aseguró que la casa no solo fue un sueño cumplido, sino también un obsequio para su mamá, a quien agradeció por haber los sacrificios que hizo para brindarle lo mejor.