¿Qué hago? ¡Estoy agotada!

Rosita González-Artigas
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, las mujeres tienen un 60% más de probabilidades de experimentar burnout que los hombres.

Al hablar de las mujeres multitask (multitarea) nos referimos a quienes afrontan grandes responsabilidades, fuertes presiones y una sobreexigencia al intentar cumplir todo a la perfección. Frente a una realidad tan común, profundizamos este tema con Gisella Echeverría, profesional de larga trayectoria como terapista sistémica y creadora del Método NYLE (Narrativa y Liberación Emocional).

La especialista comenta que es importante destacar que en la tendencia al perfeccionismo puede llevar escondida un profundo miedo de fallar, de no cumplir con las expectativas, de ser rechazado, abandonado o no aceptado: “Cuando en tu vida te mueves por el miedo, por la necesidad de agradar, corres el riesgo de traicionarte a ti mismo, moviéndote con ansiedad y nerviosismo por el mundo y eso puede generar repercusiones físicas y emocionales”.

¿Te pasa esto? Para que distingamos una posible situación de agotamiento, partimos determinando los principales malestares físicos que se pueden presentan: dolor de cabeza, alteraciones del sueño, problemas digestivos, náuseas, tensión muscular (sobre todo en cuello, hombros y espalda), cansancio y hasta visión borrosa en ciertos casos.

En cuanto a las manifestaciones emocionales surge una fuerte falta de ánimo, baja autoestima, deficiencia en el rendimiento, dificultad para concentrarse, dudas, inseguridades y tristeza. “Es común también la tendencia a ser reactiva, con comportamientos agresivos, irritabilidad, poquísima paciencia y tolerancia, con respuestas que pueden ser hasta groseras y que lastiman, especialmente a las personas más cercanas al círculo familiar”, comenta Gissella.

¿Qué puedes hacer? Si estás leyendo y te identificas con estos síntomas es básico que consideres una palabra clave: “DETENERTE”. “Luego viene un segundo paso que es pensar. ¿Alguien me ha dicho que estoy irritable, alguien me ha notado triste?, ¿mis hijos me dicen “mamá te enojas por todo"?, ¿mi pareja me dice "ya no hay cómo estar contigo”?, ¿la gente del trabajo me siente ausente o distinta?, comenta la terapista.

Además, algo que es fundamental es escuchar las voces del exterior que te alertan de que algo no está bien. El tercer paso es tomar conciencia, y para eso se requiere aceptar que lo que los otros ven en ti de repente sí tiene sentido.

La cuarta y última etapa es saber reconocer cuál es tu estado emocional, hacer un acto de revisión interna: "¿Cuál es la emoción que predomina en mí? ¿Estoy triste, angustiada, ansiosa, preocupada, nerviosa, irritable? Y si encuentras una de esas emociones, preguntarte en qué nivel de intensidad funcional se encuentra esa emoción. Si excede de 5, es momento de darle importancia a lo que estás sintiendo”, afirma nuestra entrevistada.

Prioridades y manejo del tiempo

Nuevamente la profesional plantea que nos cuestionemos: “¿Estas exigencias del mundo, la cultura, de la sociedad, de mi propia familia y que ya están interiorizadas en mí y me han convertido en mi más duro juez y quien más se exige, todo esto tiene sentido para mí? “¿Para qué hago esto? No el por qué, el para qué, ¿qué estoy ganando y qué estoy perdiendo?”.

Afirma que siempre se ha dicho que la mujer es capaz de hacer varias cosas al mismo tiempo, y que eso es cierto, pero a un costo demasiado alto. “Es necesario que trabajes en la organización, tener redes de apoyo que te permita hacer las cosas suficientemente bien, con calidad, pero sin matarte, porque si pretendes abarcarlo todo puede ser que no te ocupes de ti misma y cuando eres tan exigente contigo misma y no sabes cómo ponerte límites y cuidarte, puede ser que tampoco puedas hacerlo con los demás”.

Para optimizar el manejo del tiempo es fundamental evaluar las prioridades. Cuando hablamos de una mujer que ya ha formado una familia, tendrá que organizar su vida y sus tiempos en torno a esa prioridad. “Si tienes un trabajo, debes aprender a poner límites y no llevar tareas de la oficina a la casa, tiene que llegar el momento en el que puedas cerrar la puerta y decir se acabó, hasta aquí. Esto se logra cuando hay buena organización a nivel de tareas, y objetivos, estar enfocada y tener metas claras y concretas”.

La especialista hace mucho hincapié en considerar el tiempo que nos consume las redes sociales: “Es fundamental para concentrarnos, aprender a poner el teléfono en pausa, en silencio o apagarlo. Cuando estás cuidando de los tuyos o en temas laborales, evita las notificaciones que te distraen de la esencia de lo que estás haciendo”, una reflexión para considerar y poner en práctica.

Para leerlo varias veces

Las exigencias de la sociedad pueden ser muchas, se espera una mujer super poderosa, que haga todo bien y se exija al extremo llegando inclusive a enfermarse física y emocionalmente. “Cuando esto sucede dejamos de atender lo más importante, a nosotros mismos, nuestra salud y por ello, dejamos de cuidar bien a los seres que amamos”.

La terapeuta concluye comentando: “Podemos cuestionar esos mandatos que nos ponen en nombre de la libertad, esa capacidad de poder elegir la forma en que queremos vivir, acorde a nuestras prioridades y también a la paz que necesitamos. Si queremos ser madres amorosas necesitamos estar en calma, si queremos tener buenas parejas necesitamos tener paz para compartir el amor. Si queremos cultivar en nuestra vida, la paz y el amor, debemos ir quitándonos los pesos y las presiones para que podamos alcanzarlo”.