¿Cuál es la diferencia entre FOMO y JOMO, y hasta qué punto es normal tenerlos?
En las redes sociales es cada vez más fácil estar al tanto de la vida de otros, e incluso compararse, lo que hace más frecuente el descubrimiento de nuevos comportamientos generados por este fenómeno. Por ejemplo, en los últimos meses se han viralizado los términos FOMO (Fear of Missing Out, en español “Miedo a perderse algo”), y JOMO (Joy of Missing Out, en español “Alegría por perderse algo”), revelando el impacto que la sobreexposición a plataformas digitales puede tener sobre nuestro bienestar emocional.
La psicóloga clínica Andrea Garibaldi nos ayuda a identificar cuándo estos comportamientos se pueden volver perjudiciales para nuestra salud mental y qué podemos hacer para encontrar el equilibrio entre ambos.
Lea también: ¿Quién es Benny Blanco, el prometido de Selena Gomez?
¿En qué se diferencian psicológicamente el FOMO y el JOMO?
El primero se caracteriza por la ansiedad de estar perdiéndote algo importante o gratificante que otros están experimentando, provocando angustia y temor de quedar excluido o desinformado de las últimas novedades. En cambio, el placer de perderse cosas es una respuesta emocional más saludable, es la capacidad de disfrutar el presente sin sentir la necesidad de estar participando en todo.
¿Cuáles son los signos para identificar si alguien está experimentando miedo a perderse algo?
Los signos clave incluyen preocupación constante por estar desconectado o fuera de ciertos eventos, y revisión compulsiva de redes sociales para mantenerse al día con lo que otros están haciendo. Las personas con FOMO también tienden a comparar su vida con las de los demás, experimentando sentimientos de insuficiencia o baja autoestima al creer que están perdiendo oportunidades.
¿Cómo reconocer que la alegría por perderse algo es saludable y no un aislamiento social?
El JOMO saludable se manifiesta cuando una persona elige conscientemente y disfruta de momentos de soledad o descanso, priorizando su bienestar y sintiéndose en paz con esa decisión, sin experimentar ansiedad o culpa por no participar en actividades sociales.
Lea también: ¿Cómo controlar la dermatitis atópica?
Sin embargo, cuando el deseo de no asistir a eventos se convierte en un patrón repetido de evitación, acompañado de sentimientos de tristeza, miedo o falta de motivación para socializar, podría ser un signo de aislamiento social. La clave está en si la persona sigue manteniendo conexiones sociales significativas y se siente satisfecha con su equilibrio entre la vida social y el tiempo a solas.
¿Cuáles son las posibles consecuencias de estos comportamientos?
El temor a perderse momentos puede conducir al agotamiento mental, disminuir la autoestima y aumentar la insatisfacción con la vida personal. A largo plazo también puede contribuir a problemas como la depresión y la sensación de desconexión emocional, irónicamente, a pesar de estar siempre "conectados".
Y cuando el placer por evitar encuentros sociales se convierte en aislamiento social puede llevarnos a sentimientos de soledad, pérdida de vínculos importantes, y deterioro de habilidades interpersonales. Aunque el disfrute de la soledad es saludable, en exceso puede afectar la capacidad de mantener un equilibrio adecuado entre el autocuidado y las relaciones interpersonales.
¿Quiénes están más predispuestos a experimentarlos?
El FOMO es más común entre adolescentes y adultos jóvenes al estar más inmersos en las redes sociales y buscar validación social; y las personas con rasgos de personalidad ansiosa, baja autoestima o una mayor tendencia a la comparación social.
Aunque cualquier grupo etario puede disfrutar del JOMO, las personas que son más introvertidas o que priorizan el autocuidado son más propensas. Sin embargo, en exceso, también podría afectar a individuos de mayor edad que, por diversas razones, se desconectan socialmente y encuentran más difícil mantener sus redes de apoyo.
- Practica el uso consciente de las redes sociales, estableciendo límites de tiempo y desactivando notificaciones para reducir la sobreexposición.
- Enfócate en la gratitud y el disfrute del presente, cultivando el mindfulness.
- Establece tiempos intencionales para el autocuidado y la soledad.
- Mantén relaciones sociales significativas.
- Participa activamente en eventos que te nutran emocionalmente.