Toques electricos, ¿por qué los sentimos?

Redacción Hogar

Todos, alguna cez, hemos sentido pequeñas descargas de electricidad en situaciones cotidianas. Desde tocar un picaporte o estrechar una mano, el fenómeno genera una ola de preguntas: ¿Qué ocurre? ¿Tiene una explicación científica?

La respuesta es más simple de lo que parece. Se trata de la electricidad estática, un fenómeno físico que, aunque a menudo pasa desapercibido, ha hecho sentir su presencia de manera más intensa recientemente. Este fenómeno surge por el desequilibrio entre las cargas positivas y negativas de los objetos o personas. En condiciones normales, todo tiene una carga neutra; sin embargo, cuando interactuamos con ciertos materiales o superficies, ese equilibrio se rompe, y es entonces cuando sentimos los famosos "toques".

Pero, ¿por qué ahora? El uso de prendas de telas sintéticas, muy comunes en la moda actual, contribuye a generar más fricción, lo que eleva las probabilidades de experimentar estos episodios. Las descargas pueden suceder al tocar un picaporte metálico, una superficie de vidrio o incluso el cabello de otra persona. Y aunque son inofensivas, resultan incómodas, sobre todo cuando se repiten varias veces en un mismo día.

Para evitar ser una "batería humana", los expertos sugieren tomar ciertas precauciones. Por ejemplo, es recomendable no usar zapatos con suela de goma, ya que actúan como aislantes, favoreciendo la acumulación de carga. Además, se debe evitar arrastrar los pies, especialmente sobre superficies como alfombras, que agravan el problema. Un truco útil es tocar superficies metálicas con frecuencia, ya que permiten liberar las cargas acumuladas y así prevenir descargas inesperadas.

Aunque no podemos escapar completamente de este fenómeno, entender su origen y saber cómo reducir su impacto nos permite enfrentar mejor esos "toques" que tanto nos sorprenden en la rutina diaria. Así, la electricidad estática, que alguna vez fue un misterio, se convierte en un recordatorio más de cómo nuestro entorno y nuestros hábitos influyen en lo que sentimos.