La historia de Pablo Perillo: El doble de Bruce Willis
Al cumplir 20 años su parecido con el actor estadounidense se hizo muy notorio. Pasaron tres décadas y Pablo se convirtió en la imagen de un actor eterno.
Cuando llega a Colombia, Chile, Panamá o Estados Unidos, un sinnúmero de personas sacan sus celulares y lo empiezan a filmar. Mientras algunos le preguntan en inglés si se pueden sacar un selfie, otros le gritan a todo pulmón: “¡Qué gusto verte bien” o “Te queremos Bruce!”. Desde el año pasado Pablo Perillo recibe un cariño creciente de parte de una fanaticada que se emociona al ver la imagen de un actor que siempre sintieron cercano. Las estrellas nunca mueren y gracias al argentino, Bruce Willis permanece en la retina de todos. “Se dice que todos tenemos una persona en el mundo que es exactamente igual a nosotros físicamente. A mí me tocó ser el doble de Bruce Willis”, expresa el hombre que empezó a descubrir su semejanza con el héroe de “Dura de matar” a los veinte años. “No busqué eso pero todos me lo decían y lo más extraño es que evolucioné como él sin querer. Son ya más de treinta años y la aventura continúa. Cosas del destino”.
Lea también: El actor Bruce Willis es diagnosticado con demencia frontotemporal
Se parece pero no es
Pablo se crió en Buenos Aires en el barrio de La Boca, ahora vive cerca del estadio de River Plate. El menor de tres hermanos siempre quiso ser artista. A los 4 años ya escuchaba los Beatles -que adoraba su padre- y soñaba con actuar y tocar la guitarra. Logró los dos siendo autodidacta. Mientras estudiaba la segundaria ya se desenvolvía en un grupo de teatro callejero y cuando regresaba a casa escuchaba música y la replicaba de oído con el instrumento que lo hacía viajar en su mente fantasiosa. Pablo se siente muy argentino pero siempre le gustó la idea de existir traspasando las fronteras tal cual lo hacía su padre ligado al fútbol tanto como dirigente como periodista. “Mi papá siempre viajaba, era un apasionado feliz de vivir su pasión”, acota el actor cuyo fraseo también recuerda el estilo de Bruce Willis.
“Quería ser Pablo pero mi parecido con Willis era más fuerte así que tuve que tomar la decisión de ser su doble. Willis recién se daba a conocer con la serie “Moonlighting” y debutaba en el cine con “Duro de matar. TNT lanzó un concurso de dobles de estrellas de Hollywood y lo gané”.
El premio era un viaje a Los Ángeles y la invitación a la entrega de los SAG Awards, una de los eventos más importantes de la industria del cine mundial. “Fue todo una locura, una limusina me llevó hasta la alfombra roja, entré al lugar como si fuera Bruce. Todos gritaban y sacaban fotos. Vi a Denzel Washington y Halle Berry. Abracé a Sting y le dije ‘I love you’ (Te amo) y me contestó ‘I love you too’ (yo también te amo). Matthew Perry (actor de la serie “Friends”), que era muy amigo de Bruce, me saludó efusivamente”.
Después de este momento de gloria Pablo empezó a ser más detallista. Estudió los movimientos, la sonrisa y las poses de Willis. “Lo tomé como un papel de ser otro. Parecerse no era suficiente. Había que personificar”.
En silencio el argentino esperaba que la productora de Bruce lo contrate para una película. “Willis tenía doble de acción pero lo mío era más personal”. Finalmente lo contactaron para participar en cinco películas (una de ella iba a ser Paradise City, donde también actúa John Travolta) e iba a conocer al verdadero Bruce en persona pero pocos meses después Willis anunció que se retiraba de la actuación por padecer afasia (una enfermedad cognitiva que, entre otras cosas, supone un trastorno del lenguaje y de la capacidad comunicativa hablada o escrita).
“Cuando se enfermó, sentí una fuerte responsabilidad porque la gente estaba atenta y es como si de alguna forma yo supiera algo de él”, cuenta Pablo que recibe un cariño desmesurado de la gente. “Lo que genera Bruce a nivel mundial es fenomenal. Me encantaría rendirle un homenaje en vida pero como hacerlo...”.
Mientras tanto Pablo Perillo sigue siendo el último boyscout, el quinto elemento, el chacal y sobre todo John McClane para una fanaticada que no se resigna a ver desaparecer al último actor rudo y divertido de su generación. “Me hubiera gustado hablar con él y agradecerlo por el cariño que recibo a diario. Lo quiero mucho...”