El plan escapista de los multimillonarios tecnológicos que están llevando el mundo al colapso
La industria tecnológica está entre las más lucrativas del mundo y las de mayor impacto en la humanidad, de hecho, seis de las personas más ricas del planeta son empresarios de la tecnología. ¿Qué pasaría si estos grandes magnates deciden un día huir de la sociedad ante las posibles consecuencias negativas de sus “avances tecnológicos”? Esta es la teoría que sostiene el profesor de la Universidad de Nueva York, Douglas Rushkoff.
En una entrevista con el medio español elDiario.es, Rushkoff habla sobre la nueva corriente ideológica que surge entre los multimillonarios, aquellos que llenaban el mundo con planes de negocios extremadamente optimistas basados en los beneficios de la tecnología para la sociedad, hoy solo buscan encontrar la puerta de salida lejos del resto del mundo.
Rushkoff es uno de los principales teóricos sobre Cultura Digital y uno de los diez intelectuales más influyentes en el mundo, según el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En 2018 fue invitado a una charla sobre tecnología como de costumbre, pero este evento era distinto: “resultó ser para clientes muy ricos... Yo era como uno de los entretenimientos, una actividad opcional que se les había ofrecido para pasar el tiempo”, afirma Douglas en su entrevista.
Cinco de estos magnates habían decidido tener una charla con Douglas para hablar sobre tecnología. La conversación inició con preguntas comunes sobre el futuro del Bitcoin, realidad virtual y realidad aumentada, pero todo cambió de rumbo cuando uno de ellos mostró un plano para la construcción de un bunker por si llega ‘el evento’ refiriéndose al apocalipsis.
“¿DÓNDE ES MEJOR QUE PONGA MI BÚNKER?”
El investigador afirma que desde aquella pregunta la conversación se volvió más tensa y seria. Cada uno de ellos mostraba mucho interés acerca del suministro de agua en el búnker, en qué áreas del planeta hará demasiado calor o dónde habrá radiación. “Los milmillonarios tecnológicos saben que sus negocios están llevando al mundo al colapso y quieren usar la tecnología para huir del resto de nosotros”, concluye Rushkoff y declara a los cohetes de Elon Musk o Jeff Bezos, el metaverso de Mark Zuckerberg y las mansiones-fortaleza en lugares que ha construido Peter Thiel en Nueva Zelanda, como los primeros intentos de una posible huida.
En aquella conversación se llegó a hablar hasta de implantes cerebrales y producción de energía. Fue ahí donde Douglas se convenció de que lo único que les interesaba a cada uno de los cinco magnates en esa reunión era saber cómo aislarse del colapso al que saben que están llevando al mundo.
NO MÁS CHARLAS
Douglas cuenta que desde el primer artículo que escribió sobre el tema en un avión de regreso a Nueva York, varias personas que conocían la existencia de esa corriente escapista contactaron con él para darle más detalles de lo que se estaba moviendo.
Varios representantes de agencias especializadas en construir ese tipo de mega-búnkeres para las personas más ricas del mundo, le ofrecieron acuerdos para que promocionara sus productos en próximas reuniones como aquella.
Desde el artículo no ha recibido más invitaciones a charlas de ese tipo y cree que no habrá más para él ni para otros expertos. Rushkoff lleva cinco años estudiando esta nueva ideología que la ha denominado ‘La Mentalidad’, y es explicada a detalle en su libro “La supervivencia de los más ricos”.
Rushkoff define a la ‘La Mentalidad’ como “un cientificismo acérrimamente ateo y materialista, además de la fe en la tecnología como método de resolución de problemas; la adhesión a los sesgos del código digital; la concepción de las relaciones humanas como fenómenos mercantiles; el miedo a la naturaleza y a las mujeres; la necesidad de ver las propias aportaciones como innovaciones absolutamente únicas y sin precedentes, y el impulso de neutralizar lo desconocido dominándolo y desvitalizándolo”.
¿Pero es realmente posible este plan escapista de los multimillonarios de la tecnología? Según el investigador, las grandes cabezas de Silicon Valley tienen la esperanza de que sus “acólitos podrán desarrollar una tecnología que de algún modo rompa las leyes de la física, la economía y la moral” para crear un medio de escape al apocalipsis generado por ellos mismos.