Asistentes virtuales sin género en Ecuador: ¿por qué deberían existir más?
¿Había pensado en la posibilidad de que se identifique con un chatbot por su capacidad de respuesta, más allá de sentir que habla con un hombre o con una mujer? Hoy no solo es una realidad, sino una tendencia de las organizaciones que tienen claro su objetivo de equidad de género e inclusión. En la actualidad, estos sistemas no binarios se han posicionado en el sector empresarial como una alternativa cada vez más común, particularmente para realizar funciones de servicio al cliente.
El término ‘no binario’ se aplica para quienes su identidad no se percibe ni como masculina, ni como femenina, al considerarse -desde la psicología social- que el género es una construcción e identidad social que va más allá de la naturaleza biológica humana.
Por otro lado, los chatbots son una herramienta digital que basa su funcionamiento en la inteligencia artificial, por medio de la cual es posible simular conversaciones con una persona. Hoy están en todas partes y en diferentes artefactos digitales, dos nombres resaltan en cuanto a consumo masivo: Alexa de Amazon y Siri de Apple.
Según el Centro para la Cuarta Revolución Industrial de Colombia, en la actualidad se evidencia un marcado sesgo de género en los sistemas de Inteligencia Artificial (AI), así como en los datos que los alimentan.
El estudio señala que este sesgo tiene su génesis en que los programas son creados, mayoritariamente, por hombres. En Lationamérica, de acuerdo con Crack The Code, hay escasez de participación de mujeres en disciplinas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, ocupando únicamente el 20% de los cargos relacionados a esta industria.
Otra de las razones está enmarcada en la historicidad de las mujeres detrás de actividades de servicio al cliente, pues incluso fuera de la virtualidad, estos roles suelen relacionarse con lo femenino.
Hace dos años el estudio titulado "Me sonrojaría si pudiera" de la UNESCO, abordó la preocupación sobre la feminización de los asistentes digitales, como Siri y Alexa, que hasta ese entonces fomentaban que los prejuicios de género se arraiguen y se propaguen. Si bien ya han realizado diferentes avances, aún existen retos para evitar disparidades de género codificados en los productos tecnológicos y dejar de equiparar a las mujeres en distintos estereotipos de roles.
El primer primer asistente de voz sin género se lanzó a mediados de 2019, se llama “Q” y fue creado por un grupo de investigadores y creativos en Dinamarca, con ayuda de una lingüista. Para sonar neutral, pusieron la voz de Q entre 145 y 175 Hz.
En América Latina también se está siguiendo esta tendencia. Recientemente en Ecuador y en Colombia, la empresa de productos químicos y soluciones industriales, BASF, lanzó KEMI, un asistente virtual no binario como medio para impulsar iniciativas más igualitarias desde la tecnología.
“Hoy se han dado importantes avances en la reducción del sesgo de género en diferentes ámbitos. Sin embargo, aún existen oportunidades para llevar a cabo acciones que eliminen prejuicios en la sociedad, y es por esto que como compañía incentivamos la equidad de género en todas nuestras decisiones. Con la creación de KEMI nos enfocamos en incentivar la neutralidad de género en el mundo digital, disminuyendo sesgos inconscientes y promoviendo desde la tecnología una cultura diversa”, comenta Ana María Alba, jefa de Comunicación Empresarial y Corporativa de BASF.
Lo más probable es que cada vez surgan nuevas opciones tecnológicas, como “Q” o KEMI, que superen el tradicional dualismo entre lo femenino y lo masculino, como aportes relevantes que incentiven la equidad de género y la inclusión.