La pobreza va en aumento: así cierran las brechas económicas este 2022 en Ecuador
Napo es una de las cinco provincias con menos población del Ecuador. Es cuna de dos nacionalidades indígenas (quichuas amazónicos y huaoranis), un territorio privilegiado por su flora y fauna que, al mismo tiempo, es el sustento de su economía, anclada por el comercio de productos como el plátano y la yuca, al igual que las actividades turísticas.
Pero Napo también tiene otro rostro: es la segunda provincia más afectada por la pobreza por falta de ingresos en Ecuador (59 por ciento de su población, según cifras del INEC).
Esto es notorio: las mujeres abandonaron de dedicarse solo a sus tareas de amas de casa para también trabajar en el campo y elaborar artesanías que pueden vender y así aportar económicamente a sus hogares.
“Tienen una gran preocupación porque no hay plazas de trabajo y esto afecta a la mayoría de familias. Incluso los fines de semana se observan a niños vendiendo los productos de su chacra (finca) . Es una situación que nos duele mucho”, explica Gladys Grefa, administradora de la Asociación de Producción Artesanal Antisuyo Awachishka Wiwakuna.
Gladys creó el bioemprendimiento Awakkuna con el que vende prototipos tejidos de animales de la Amazonia para transmitir mensajes de conservación y generar conciencia sobre el tráfico ilegal de especies. La idea del negocio es capacitar a las mujeres para que aprendan sobre las técnicas artesanales y así obtengan independencia económica.
¿Cómo viven mientras tanto? Como los productos de la zona no son bien pagados, gran parte de la cosecha la destinan para su propio consumo: después de todo el proceso agrícola, los alimentos les duran un mes. Mientras que para la escolaridad de los niños se apoya con el bono de desarrollo humano del gobierno, que es 50 dólares al mes.
Aunque esta realidad se repite en varias partes del país, la situación no es aislada. Según el informe de la CEPAL denominado “Panorama Social de América Latina y el Caribe”, las tasas de pobreza de la región en 2022 se mantienen por encima de los niveles pre-pandemia con más de 200 millones de personas. Y a finales de este año se espera un leve aumento de la pobreza extrema versus 2021. Esto representaría un retroceso de un cuarto de siglo para la región.
Lea también: Latinoamérica, la región más violenta para la infancia, excepto las zonas de guerra
Hasta junio de este año, la pobreza nacional se ubicó en 25 por ciento y la pobreza extrema en un poco más del 10 por ciento. Pero las brechas toman visibilidad cuando se compara la situación del área urbana, donde la pobreza es del 16 por ciento y la del área rural cercana al 43 por ciento, según el INEC.
De las seis provincias de la región amazónica, aparecen cinco como las más afectadas; solo Zamora Chinchipe venta de esa dinámica. ¿Por qué? Redujo esos niveles de pobreza con el ingreso de la actividad minera. Además de dar trabajo directo para quienes viven en esa zona, también hay un impacto indirecto por los proveedores que ofrecen distintos servicios complementarios.
Pero para las otras, la situación es preocupante porque los ingresos per cápita a nivel de hogar no superan los 87,57 dólares al mes . Es decir, un hogar donde cada miembro de la familia recibe menos de tres dólares por día para cubrir todas sus necesidades.
Para Jairo Rivera, doctor en Políticas Públicas y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, esta pobreza genera un sinnúmero de afectaciones. Por ejemplo, perjudica la libertad y el desarrollo, y esto impide solventar las necesidades básicas.
“Un hogar en situación de pobreza está en una situación precaria... No logra cubrir sus gastos de salud, educación, vivienda, transporte y eso le complica su desarrollo y su libertad de elegir. También hay más probabilidad de que exista desnutrición infantil o que los niños no se desarrollen y afecten su rendimiento escolar y posterior incorporación laboral”, asegura Rivera.
El especialista también comenta que hay una reproducción intergeneracional de situación precaria: gente que nace, vive y muere pobre. “Tienen una sensación de frustración y de descontento con la sociedad porque tienen sueños o anhelos que nunca se materializaron. Incluso, esto puede terminar en más delincuencia”.
El Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo de la Universidad de las Naciones Unidas lo advierte: la pobreza empeora por primera vez en 30 años como estrago de la crisis sanitaria.
Poner fin a la pobreza en todas sus formas es el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) planteado hasta 2030, aunque es una meta muy idealista. Pese a que el lema de los ODS es “sin dejar a nadie atrás”, existen personas que aún no acceden a un trabajo estable por la falta de capacitación o escolarización y para quienes sí lo tienen, ese trabajo no les garantiza una vida digna.