El papel de la cultura en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

La cultura puede contribuir al avance de la Agenda 2030 porque forma parte de diferentes áreas de nuestra vida: abarca valores, creencias, expresividad humana, convicciones y la capacidad creativa.
Nicole Landín Jurado
La cultura puede convertirse en el cuarto pilar del desarrollo sostenible, además de lo económico, social y

La cultura puede provocar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible sean entendidos por la sociedad. Un reto que parece imposible que se haga realidad.

¿Cuál es el recuerdo más feliz que tiene cuando era niño? Probablemente con esa pregunta vengan a su cabeza muchas memorias de aquella época. Lo cierto es que cuando uno es pequeño, la imaginación y la creatividad son las principales herramientas para aprender y conocer el mundo que le rodea.

Ya sea cuentos, dibujos animados, juguetes o cualquier situación a su alrededor es una oportunidad para explorar y encontrar su lugar. Pero, ¿qué sucede cuando un niño no se siente identificado en ningún lugar? Esa es la historia de Camilo, de 23 años; un hombre gay que recuerda que de pequeño nunca se identificó con otros.

“Ponía un canal de tv y lo único que veía era gente de la población LGBTI apuñalada, asesinada, que morían de sida o que la botaban de sus casas. Ese mensaje es potente y te marca profundamente cuando eres un niño. En mi caso, no pude tener un desarrollo sexo-afectivo normal, tuve que ocultar cosas y eso quieras o no, te afecta en la adultez”, explica.

Esa fue una de sus motivaciones para ser parte del proyecto Cuántos Cuentos de la Universidad Casa Grande. Se trata de una iniciativa que trabaja en un libro sobre cuentos de personas diversas (LGBTI, afrodescendientes, indígenas y otros), para mostrarlas de una manera más digna, completa y desde un enfoque positivo, dejando a un lado los estereotipos.

“Están las mismas imágenes todo el tiempo, por eso no resulta raro creer que existen personas que jamás han conocido gente LGBTI, afro, indígena...y las odie. Esto pasa porque desde la cultura o desde sus productos, se les mostró unas imágenes horribles. Por eso nace el proyecto, porque los que producimos cultura desde diferentes ámbitos, debemos apuntar a tener representaciones más diversas”.

CUÁNTOS CUENTOS es uno de los proyectos que apuesta por la sostenibilidad. Ellos crearon un libro de historias de personas diversas (LGBTI, indígenas, afro) desde un enfoque positivo, digno y más completo.

Pero la cultura no solo aporta para crear imágenes más diversas, sino que también es el camino para que las personas entiendan otras temáticas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En un informe desarrollado por la Red Española para el Desarrollo Sostenible, mencionan que la cultura puede ser el cuarto pilar del desarrollo sostenible porque a pesar de no existir un ODS específico sobre esto, está presente de manera transversal en las metas relacionadas con educación, logro de ciudades sostenibles, seguridad alimentaria, protección del medio ambiente, crecimiento económico, pautas de consumo y producción sostenibles o la promoción de sociedades inclusivas y pacíficas.

“En todas estas áreas hay posibilidad de incidir desde el campo cultural, porque puede ser un lugar de experimentación para el cambio de narrativas y a la vez, promover valores o conocimientos que ayudarán a las personas a contribuir y vincularse con el logro de los ODS”, señalan el informe.

¿LA OPORTUNIDAD PARA BRILLAR?

La relación entre el desarrollo sostenible y la cultura no es algo nuevo. Esto ya ha sido parte de las discusiones de Naciones Unidas en su intento por vincular la cultura a distintas políticas de desarrollo. ¿Cuál es la situación actual?

Para José Miguel Yturralde, especialista en sostenibilidad, aunque existe una clara relación, todavía no se logra permear de forma masiva la sostenibilidad dentro de la cultura.

Aunque también destaca que el desarrollo sostenible no está aislado, ya que durante mucho tiempo, las distintas expresiones artísticas culturales (danza, música, teatro, pintura, etc) han estado comprometidas con los conflictos sociales.

“Creo que falta mucho para que, por ejemplo, los productos artísticos se alineen a los temas de los ODS. No creo que sea porque los artistas o creadores no tengan la sensibilidad a estos temas, más bien es por desconocimiento. Quiénes creo que están fallando son los promotores de los ODS , porque son muy pocas las personas que manejan estos temas, por ende muchos artistas no los conocerán”, explica Yturralde.

EL MAYOR RETO al que se enfrentan los creadores de productos o contenidos artísticos culturales inspirados en los problemas sociales, es conseguir fuentes de financiamiento o un público permanente que los respalde.

Si bien, aunque muchos de los creadores de estas expresiones artísticas culturales no conocen de qué se tratan los ODS, hay otros que sí lo hacen y que no lo trabajan porque sus propuestas no son aceptadas o no tienen un público fijo que las respalde.

Janina Suárez, docente investigadora de la Universidad de las Artes, cree que esto sucede porque en ciudades como Guayaquil, las personas prefieren consumir productos culturales de humor.

Por ejemplo, sí soy alguien que tiene extensas jornadas de trabajo, no voy a pagar necesariamente por una propuesta artística que me provoque llanto o que sea de reflexión, sino que mi objetivo será distraerme.

“Pero de aquí surge otro problema...Estos contenidos humorísticos utilizan muchos estereotipos y en el fondo de eso está la discriminación, porque la risa la provoca el que es gay o migrante de la Sierra..entonces estos personajes reflejan una serie de problemas sociales que tenemos en nuestra ciudad”, detalla.

En el caso de las iniciativas que sí son sensibles a estos temas, son muchos los retos que tienen para mantenerse y ser aceptados. Un ejemplo de eso es “La Ratonera’’, un colectivo artístico, cultural y educativo enfocado en el cuidado del medio ambiente.

Cuando iniciaron en 2010 y presentaron sus primeros talleres y productos basados en reciclaje, recuerdan que era un tema que no estaba “bien visto” en ese entonces. “Pasó el tiempo y la mentalidad cambió, pero hay que entender que no porque nos preocupamos de algo serio nos alejemos de la diversión.

Lo ideal es fusionar la preocupación por los temas de sostenibilidad con actividades o productos culturales entretenidos y lúdicos. Así, tal vez podemos acercarnos a las personas que aún tienen un desconocimiento ”, explica Estefanía Árias, museóloga y miembro fundadora de La Ratonera.

Un reto difícil de abordar si se revisa que en Ecuador la inversión en actividades recreativas, culturales y religión del Gobierno Central es apenas el 0,14 por cien-to del Producto Interno Bruto (PIB), según cifras del 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal); históricamente no superó el 0,2%. ¿Con eso alcanza? Queda claro que no.

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