Ecuador: 50% del agua de las zonas rurales está contaminada
La falta de higiene y saneamiento en el agua son una de las principales causas de desnutrición y otras enfermedades que afectan el desarrollo físico e intelectual de una persona. Desde 1986, Ayuda en Acción trabaja para dotar de agua potable y convertir a este líquido en una oportunidad de desarollo.
La Betania es una comunidad rural rodeada de naturaleza, en el cantón Pucará, en la provincia del Azuay. Para llegar a ese destino, se necesitan casi dos horas y media de trayecto desde el Centro Histórico de Cuenca.
La vista de la carretera no es muy diferente al del resto de vías de la Sierra ecuatoriana: abrazadas de montañas, arroyos, grandes pastizales y diversos animales.
De hecho, el cantón Pucará es conocido como la "Sucursal del Cielo", precisamente por su biodiversidad, aunque al mismo tiempo también cuenta con necesidades insatisfechas entre esas el acceso a agua segura para sus habitantes.
"Teníamos que caminar a vertientes, quebradas o agarrar el agua de la maguera directamente sin tratar. Y hay que ser sinceros, en el campo no hervimos el agua ni tampoco la filtramos, por ende habían muchas enfermedades. Incluso, el cantón tiene muy presente el problema de la Desnutrición Crónica Infantil", comenta Carmen T.. habitante de La Betania.
Esto no es un hecho aislado. Tres de cada 10 personas en Ecuador no cuentan con agua segura y están propensas a consumir agua contaminada, según el último estudio de "Agua, Saneamiento e Higiene" del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Esta situación se agudiza en las zonas rurales del país, donde casi el 50 por ciento del agua está contaminada. Este problema llevó a que Ayuda en Acción, una fundación de origen español, trabajara en el acceso a agua potable además de impulsar otros proyectos relacionados a derechos, educación, salud y desarrollo productivo.
¿De qué se trata? Esta fundación fue creada para luchar contra las causas que generan pobreza y desigualdad. Desde su creación, en 1981, se enfocó en las zonas rurales. Ecuador fue el primer país donde empezaron su trabajo internacional y hasta ahora han trabajado en 17 provincias.
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Cuando se piensa en la falta de agua potable, a menudo se suele relacionar esta carencia con la falta de infraestructura. Pero no solo se trata de eso. Se necesitan otros componentes como capacitación, empoderamiento y cuidado de la naturaleza.
Por ejemplo, antes de trabajar en una comunidad, el equipo de Ayuda en Acción realiza un diagnóstico socioeconómico, educativo y cultural para detectar zonas de intervención.
Para dotar de agua potable a una comunidad, primero deben capacitarlos en la "Escuela Nacional de Agua". Esta iniciativa, impulsada con el apoyo de la UTPL, tiene el objetivo de capacitar a las directivas de las comunidades de manera presencial y virtual.
Luego viene la etapa de empoderamiento. "Cuando construimos un sistema de agua potable no otorgamos el 100 por ciento de los fondos. Una parte viene del Municipio, de la comunidad, del sector privado o de las juntas parroquiales. La idea es que varios actores se involucren", destaca Carlos Hernández, director de Ayuda en Acción en Ecuador.
¿Por qué no cubren la totalidad? Hernández asegura que la comunidad necesita aportar e incluso participar en la construcción de los sistemas de agua potable, porque así se involucran por completo y se vuelven más responsables al momento de pagar la tarifa para el mantenimiento o cualquier otra gestión que se necesite.
Eso no es todo. También implementan acciones para proteger los recursos hídricos cercanos: colocan cerramientos, piden ayuda a los municipios para emitir normativas de conservación y que se limite también la frontera agrícola y ganadera.
En los últimos siete años, Ayuda en Acción ha construido más de 120 sistemas de agua potable en comunidades similares a La Betania.
Si no hay agua limpia y segura, las personas son vulnerables a sufrir enfermedades gastrointestinales o enfermedades relacionadas con la presencia de bacterias que contaminan el agua.
Y, si estas enfermedades son de manera recurrente impactan considerablemente en el peso y talla de una persona hasta provocar, o al menos influir, en temas como desnutrición crónica.
En el caso de los niños, ocurre un efecto dominó. Tienen un desarrollo cognitivo más lento que afecta a su aprendizaje y eso no les permite desarrollar habilidades suficientes para competir laboralmente en el futuro y mejorar su calidad de vida.