Con el deshielo de los glaciares en Ecuador, ¿el agua está en riesgo?

Lo que sucedió en el Carihuairazo, que perdió su glaciar, encendió las alarmas de lo que puede pasar con el resto de nevados ecuatorianos.
Darwin Borja
El volcán Carihuairazo ya no luce así: con nieve perpetua. La pérdida de su glaciar es una alerta de lo que pueden pasar en otras cumbres.

En octubre se confirmó lo que tanto se temía. El glaciar del volcán Carihuairazo, ubicado en el límite provincial de Chimborazo y Tungurahua, desapareció. Con ello, esta elevación es la primera en Ecuador en quedarse sin nieve perpetua. De las 68 hectáreas de glaciar que tenía hace cuatro décadas, ahora no queda nada.

Lo que sucedió en el Carihuairazo encendió las alarmas de lo que puede pasar con el resto de nevados ecuatorianos. También generó inquietudes sobre si este rápido derretimiento de los glaciares puede influir en la generación de agua en Ecuador.

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'Los glaciares no son la única fuente de agua de una cuenca hidrográfica. Tenemos otros factores', señala Wagner Holguín, coordinador de Mapbiomas Ecuador y experto de la Fundación EcoCiencia.

En ese aspecto, los páramos son claves. 'Son una fuente muy grande de agua. Cuando la humedad llega a las cumbres de los glaciares, éstas se convierten en nevadas. Cuando no llega a esa altura, los páramos, a través de su vegetación, recogen la humedad del aire y va formando pequeñas vertientes, con las que se originan los ríos', añade el experto.

Lo que sí aclara es que el porcentaje de afectación que se produce con la pérdida de los glaciares va a depender de cada cuenca hidrográfica. 'Tendríamos que hacer un estudio más específico para saber qué porcentaje sería el que aporta ese glaciar a una cuenca hidrográfica para determinar cuánta agua iríamos a perder', afirma.

Lo que sí puede generar la pérdida de los glaciares es el aumento de la temperatura en las cumbres. Uno de los principales riesgos es que la actividad agrícola se realice a una mayor altura y con ello haya una afectación a los páramos y por ende una pérdida de captaciones de agua.

Una de las soluciones es la ampliación de las áreas protegidas con el fin de cuidar más hectáreas de páramos. Otra alternativa es los territorios indígenas, que se han convertido en una barrera para la deforestación.

'También es importante fortalecer los instrumentos legales que existen para impedir que las fronteras agrícolas se expandan a zonas que no deberían expandirse', enfatiza Wagner Holguín.

Alrededor del volcán Antisana se han creado áreas protegidas con el fin de cuidar sus páramos. De ese lugar, Quito obtiene agua.

De acuerdo a datos de MapBiomas, que ha investigado cómo ha cambiado el uso del suelo desde 1985 con imágenes satelitales, en esas casi cuatro décadas se han evidenciado cambios drásticos en las nieves perpetuas de las principales elevaciones ecuatorianas.

El Iliniza Sur tenía una superficie de 105 hectáreas en 1985, mientras que en 2022 se redujo su glaciar a 24 hectáreas, una pérdida equivalente al 71%. Mientras que el Cotopaxi pasó de 1.472 hectáreas a 1.029 hectáreas, con una disminución del 30%. En tanto que el Cayambe tenía 2.108 hectáreas y ahora cuenta con 1.534 hectáreas, con una reducción del 27%.

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'Es un llamado a que todos los glaciares están en riesgo, no solo el Carihuairazo, que es el caso más extremo porque ya perdió su superficie. Todos los glaciares están siendo amenazados', indica Wagner Holguín, coordinador de Mapbiomas Ecuador y experto de Ecociencia.

Una de las medidas prioritarias para reducir el impacto del deshielo de los glaciares, de acuerdo a Wagner Holguín, es realizar estudios in situ de los glaciares para identificar cuáles son las causas específicas de esta pérdida de nieve perpetua.

Por ejemplo, en Perú se ha identificado que una de las causas del rápido deshielo se debe al impacto de los incendios forestales que ocurren en la cuenca baja de la Amazonía, específicamente en Brasil. Las cenizas de esos flagelos son transportadas por los vientos y se depositan en las principales cumbres peruanas. En algunas áreas se han generado capas de ceniza sobre el hielo. Ese tipo de sedimentos, de color negro, atrae muchísimo más el calor y los rayos ultravioletas.

Este tipo de estudios in situ se debe hacer en la región, con el fin de que se tomen decisiones entre varios países. 'Independientemente de lo que hagamos en Ecuador, vamos a ser afectados por lo que está ocurriendo en la cuenca baja de la Amazonía, de lo que pasa en Brasil, Perú, en Colombia. Son decisiones y acciones que se tienen que tomar a nivel regional para combatir la pérdida de glaciares', señala Wagner Holguín.

Una forma para avanzar en este tema es el mapa actualizado de Ecuador que Mapbiomas va a presentar el 21 de noviembre. Allí se va mostrar, con datos a 2023, sobre el avance del deshielo de los glaciares, el impacto de los incendios forestales y de la minería, y de cómo ha cambiado el uso del suelo.

Otra, según Holguín, es adaptarse para enfrentar los fenómenos naturales, ya que actualmente las épocas secas son más intensas y largas, mientras que los períodos húmedos son más cortos y con lluvias más intensas.

'Como ciudadanos tenemos que concientizar sobre el uso de los recursos. En momentos de crisis, como el actual en que tenemos una escasez de electricidad, se debe reducir el consumo de energía. Además, se debe tratar de disminuir la generación de desechos o utilizar productos de origen natural', indica.