3 de cada 4 jóvenes en Ecuador no están preparados para competir laboralmente
Las falencias educativas y de habilidades de nivel secundario plantean una “crisis” de destrezas en las nuevas generaciones. Tres de cada cuatro jóvenes no tienen las habilidades necesarias para obtener un empleo.
Imagine lo siguiente: tiene 26 años y se salió de dos carreras universitarias, Derecho y Periodismo deportivo. Ahora, lleva dos años cursando Administración de Empresas y trabaja en el call center de una compañía telefónica. Antes de eso, pasó mucho tiempo sin un empleo fijo porque no apareció ninguna vacante para su perfil.
Esa es la historia de Andrés S. Aunque él siente que al fin encontró una carrera que encaja con sus metas profesionales y que le apasiona por el negocio en el que está, hay algo que no puede negar: los más jóvenes no tienen el soporte necesario para empezar correctamente la vida profesional.
“Nunca me sirvieron las pruebas de orientación vocacional y en el colegio no tuve una guía clara sobre el tema. Pero más allá de eso, creo que los propios trabajos te limitan mucho. Aunque eres joven te piden varios años de experiencia o ya un título profesional, eso te cierra completamente las posibilidades, sobre todo si aún eres universitario”, explica.
Este no es un caso aislado. Un nuevo informe de la Comisión de Educación junto a Unicef revela que tres de cada cuatro jóvenes están muy lejos de adquirir las habilidades necesarias para obtener un empleo.
Es decir, habilidades de nivel secundario (alfabetización y aritmética básica), habilidades transferibles (blandas o socioemocionales), habilidades digitales (conocimientos tecnológicos), habilidades del trabajo específico (técnico y vocacional) y habilidades empresariales (gestión del tiempo, educación financiera o establecimiento de metas).
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COMPRENDER LA REALIDAD
Se dice que el período de colegio es una de las mejores etapas en la vida de una persona, pero lo que no se advierte, es que también es el momento ideal para pensar en crear las bases para el desarrollo humano y profesional.
¿Cuál es la realidad? Cerca del 65 por ciento de los jóvenes en los países de bajos ingresos, está muy lejos de alcanzar las destrezas empresariales y otras habilidades específicas para los trabajos.
Más allá de estas dos carencias, también hay otras características que faltan y que son muy apreciadas en el mercado laboral. Belkys Palma, especialista en Talento Humano, cree que además de los conocimientos básicos y tecnológicos, los colegios deben enfocarse en preparar a los jóvenes para acceder apuestos con mayor necesidad de reclutamiento y rotación.
Es decir, que una forma de asegurar que los chicos sean seleccionados para un cargo en el menor tiempo posible, es motivándolos a apostar por nuevas carreras o especializaciones que están tomando fuerza en el mercado. De esa manera, se alejan de la excesiva competencia dentro de las profesiones tradicionales.
“Hay que evitar que las prácticas estudiantiles de los bachilleres sean una simple ayuda en los archivos de una empresa. Esta dinámica debe tener un verdadero enfoque de aprendizaje y dar claridad en cuanto a expectativas laborales y elección de una carrera universitaria. Debemos aportar a su formación para que tengan mejores oportunidades en una futura vinculación laboral”, explica la especialista.
Y aunque se señala que muchos jóvenes no están preparados para formar parte de la fuerza laboral actual, hay algo más grave. Cerca de un 85 por ciento está muy lejos de alcanzar las destrezas correspondientes al nivel de educación secundaria.
De hecho, la edad promedio en donde la mayoría de niños de países con ingresos bajos y medianos no puede leer ni comprender un texto sencillo es 10 años.
Además de contrarrestar este problema, la economista Raquel Maquilón Tapia, rectora del colegio Ecomundo, ubicado en Guayaquil, considera que el sistema educativo ecuatoriano también necesita de manera urgente un programa universal de educación emocional y que sea aplicado desde temprana edad.
Ella explica que cuando los jóvenes se educan bajo un enfoque de soluciones y desarrollan un sentido de pertenencia con la comunidad, familia y escuela, existirán más resultados a largo plazo y estarán pensados también para las siguientes generaciones.
“Cuando una persona es consciente de sus habilidades socioemocionales, podrá desenvolverse de manera óptima en diversos aspectos de la vida y no solo en el campo laboral”.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que plantea las Naciones Unidas existen varias metas como asegurar que todos los jóvenes y una proporción grande de adultos, tanto mujeres y hombres, estén alfabetizados y tengan las nociones básicas de aritmética. A esto le añaden la importancia de aumentar las competencias necesarias para acceder a un trabajo decente.
Alcanzar esto requiere de varios esfuerzos como romper las barreras que ponen en riesgo la escolarización, evaluar los niveles de aprendizaje de los jóvenes y dar clases de nivelación personalizadas. Priorizar estas acciones es la única salida a esta brecha que va en aumento y pareciera no tener freno ni desaceleración.