Así se limpia el río San Pedro, un paso para evitar que la basura llegue a Galápagos
Cientos, miles de botellas de plástico descienden cada día con la corriente del río San Pedro, al nororiente de Quito. Este cause se une con el río Guayllabamba y luego el Esmeraldas, que desemboca al Océano Pacífico. Como el San Pedro, hay 13 ríos llevan la basura del continente hasta las Islas Galápagos.
Pero desde el 2021, un proyecto de la empresa Ichthion Limited retiene esa basura en el San Pedro, en la parroquia de Tumbaco, y con una moderna tecnología la extrae, clasifica y procesa para que los recicladores de base se la lleven y puedan dar un nuevo uso a esos materiales desechados.
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“En el San Pedro hemos logrado recuperar un 40 por ciento del río”, dice Inty Gronneberg, presidente de esta empresa. Esta tecnología está implementada en dos ríos más: Portoviejo y Tajamar, en Carchi, con lo que se ha logrado evitar que cerca de 80 mil libras de residuos lleguen al Océano Pacífico, desde 2021.
Sin embrago, este el primer paso de un proyecto más ambicioso, denominado Galápagos Guardians, que pretende reducir un 30 por ciento de toda la basura que llevan los ríos ecuatorianos al Pacífico. Para esto es necesario intervenir los ríos Guayllabamba y Guayas, que se han convertido en los botaderos de Quito y Guayaquil. Pero eso requiere de inversiones y alianzas que Gronneberg dice tiene que venir de la empresa privada comprometida con el medio ambiente. Justamente, Ichthion Limited está buscando esas “ecoalianzas”.
52 especies marinas de Galápagos están amenazadas por la contaminación plástica. Si los ríos siguen llevando esa basura, quizá después sea demasiado tarde para la conservación de las especies. Pero no se trata solo de recoger la basura en los ríos, sino de ir a la causa del problema, explica Yessica Benavides, vicepresidenta de Relaciones Estratégicas de Ichthion Limited.
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En el caso del río San Pedro, dice que “Aunque la mayoría son botellas, residuos de alimentos y empaques de comida, también hemos encontrado refrigeradoras, computadoras sillas, baldes, llantas de autos...”. Esto se debe en parte a que hay asentamientos ilegales río arriba que arrojan la basura directo al río. Por otra parte, hay sectores a los que no llega el servicio de recolección de basura, por lo que esas personas también usan el río como botadero. Y hay organizaciones privadas que por ahorrarse costos de recolección de basura recurren a lo mismo.
“Podemos estar recogiendo la basura todos los días, pero eso no va a cambiar las cosas, si no cambia el comportamiento de las personas y los municipios no generan políticas públicas adecuadas”, dice Benavides.
Por eso dice que el ambicioso proyecto de Galápagos Guardias está enfocado en tres frentes: desarrollo de tecnología para limpiar los ríos ya polucionados; trabajar con las comunidades para cambiar comportamientos de consumo e ir hacia formatos más responsables con el medio ambiente; y generar datos para trabajar en política pública que sea eficiente y que dé resultados.