Reprogramar la memoria: una forma de sanar traumas y patologías
Los traumas emocionales dejan secuelas escondidas que se pueden manifestar después como patologías. Una terapia propone reprogramar la memoria de las células para sanar.
“Podemos cambiar nuestra salud con nuestras creencias, percepciones y actitudes sobre la vida”, sostiene Bruce Lipton, biólogo celular estadounidense, autor de varios best sellers que abordan la forma en que las células y el ADN pueden modificarse.
Durante mucho tiempo se consideró que los genes tenían un control casi absoluto sobre la vida. Luego apareció la epigenética, la rama de la ciencia que estudia la forma en que el entorno puede cambiar la biología de los genes.
De acuerdo a Lipton, los genes son como una especie de boceto que señala cómo debería ser una obra, pero explica que el constructor tiene la posibilidad de alterar y cambiar el resultado en el proceso.
La epigenética abre la puerta a una serie de posibilidades de sanación para quienes tienen antepasados con enfermedades que se transmiten de generación en generación, que se comprueba en el caso de gemelos que son criados en diferentes entornos y uno desarrolla una enfermedad para la que venían ambos genéticamente predestinados, mientras el otro no.
Entran en juego factores relacionados con la alimentación, la contaminación ambiental, pero nuevas terapias apuntan a que el mismo paciente puede tomar decisiones que alejen el riesgo.
Lipton considera que ha habido una tendencia a enfocar la salud bajo la influencia de la física newtoniana, enfatizando el aspecto físico o material relacionado con la vida: lo que se ve en los órganos y tejidos.
Sostiene que este punto de vista define al cuerpo humano como una máquina que funciona con sustancias químicas controladas por los genes.
Pero inclusive al estudiarlo como una estructura meramente física hay que reconocer que la materia, en su parte más pequeña que es el átomo, es masa pero también es energía. Y de acuerdo a la física cuántica, la energía afecta a la materia.
De estos conceptos surge un nuevo tipo de terapias de sanación que emplean la energía en sus diferentes formas.
REPROGRAMAR Y SANAR
La Reprogramación de la Memoria Celular sostiene que el cuerpo humano tiene un registro desde el momento de la concepción, como un archivo que guarda todos los sucesos vividos y que puede ser “limpiado”.
“Cuando no procesamos las emociones, el cuerpo nos da una enfermedad biológica”, dice Rossy Luna, terapeuta argentina especializada en Reprogramación de Memoria Celular.
Desde su punto de vista, por ese enfoque en el origen del problema y no en sus consecuencias, estos procesos de limpieza y reprogramación serán la medicina del futuro.
De acuerdo al método, las células guardan toda la información de lo vivido por una persona desde la etapa de gestación, con todas las emociones que han acompañado los sucesos. También sostiene hay una carga de información que se recibe a través del ADN, no solo sobre predisposición a enfermedades sino también de situaciones traumáticas.
“Si una generación no puede sanar ese conflicto, se transmite a las siguientes generaciones”, expresa y agrega que en esa carga emocional no resuelta puede ser la respuesta a esas enfermedades que inexplicablemente aparecen en bebés muy pequeños.
“Hay ciertos patrones que se pueden encontrar, por ejemplo situaciones que producen enojo, ira, frustración y afectan el hígado: la tristeza a los pulmones y vías respiratorias, la amargura profunda afecta al páncreas. En la biología propia y la de los descendientes”, dice la terapeuta.
Expresa también que los eventos que por algún motivo se han mantenido en secreto de manera consciente o inconsciente, tienen un gran probabilidad de expresarse a través de alguna dolencia física.
“La enfermedad siempre es información que el cuerpo brinda para indicar que hay algo que resolver internamente. La mente tiene un comportamiento muy “humano” y, a veces, bloquea los recuerdos de los momentos o daños vividos para ayudar a la persona a seguir avanzando, pero en las células quedan guardados”.
CONSCIENTE Y INCONSCIENTE
Esa dinámica entre lo consciente y lo inconsciente queda retratada en un interesante caso que relata.
Una mujer había bloqueado el recuerdo de los abusos sexuales que había recibido de niña por parte de su padre. En la adultez se manifestaron dos situaciones relacionadas a estos eventos.
En primer lugar, al quedar embarazada, su pareja le dice que no quiere que tenga al niño. Ella decide tenerlo y se propicia una ruptura. Al dar a luz a su hija, la niña presenta a los pocos meses problemas en la vista.
A la luz de la terapia de reprogramación de memoria celular, la afectación en la visión de su hija le permitió explorar qué es lo que ella no quería ver y se reencontró con los recuerdos de abuso paterno.
Por otra parte, la mujer llega a entender que al elegir inconscientemente a ese hombre que ella sabía que no estaría presente en la vida de su hija, podía estar segura de que la niña no sería abusada sexualmente por él. Paradójicamente, durante todo el embarazo ella a nivel consciente sentía que esta sufriendo por la actitud y el abandono de su pareja.
SIN SUFRIMIENTO
Gabriela Verónica Bufalino, menciona que después de haber visitado psiquiatras, psicólogos, de haber recibido medicación por una situación límite emocionalmente y por el padecimiento de fibromialgia, encontró en la terapia de reprogramación celular una forma de sanar “muy amorosa y efectiva”.
Desde la primera sesión vivió una recuperación asombrosa, dejó los medicamentos y las consultas con otros especialistas. El descubrimiento y el trabajo sobre el recuerdo doloroso no ocurrió de manera desgarradora, como en otro tipo de sesiones de psicología convencional.
Las personas están totalmente conscientes en las sesiones, los facilitadores guían a la persona a través de una serie de ejercicios que se llaman protocolos.
Cada situación tiene un protocolo específico que se trabaja con una frecuencia lumínica (selección de colores) y sonora (verbalización de frases predeterminadas de acuerdo al color elegido por el paciente).
Esta parte de respuestas inconscientes es calificada como mágica por muchos pacientes, porque es donde la sanación surge espontánea y sin reacciones dramáticas o de dolor.
VOLUNTAD DE SANAR
El método tiene implícito que desde el momento en que la persona busca la terapia hay una voluntad de sanar que facilita el proceso, empieza entonces a producirse la magia de la conexión entre el terapeuta y la persona que busca ayuda.
La duración de cada sesión generalmente es de alrededor de una hora, pero hay personas que en los 10 primeros minutos de la sesión han logrado sanar lo que buscaban sanar. En otros casos se requieren más sesiones, el promedio es de cuatro, pero hay quienes requieren hasta ocho.
M.V. hizo terapia porque atravesaba una situación emocional muy fuerte que la había desestabilizado dramáticamente, por la que había venido buscando ayuda en otro tipo de terapias.
“Lo que me llamó la atención fue la rapidez. Desde el primer momento hay un cambio y luego sigue la transformación positiva, porque uno va por un tema pero empiezan a aflorar otras cosas que se van trabajando”.
Destaca que uno de las protocolos más impresionantes es el que se refiere a la etapa de gestación y cómo se van sintiendo las emociones que se han vivido en esa fase.
“Puede parecer ilógico porque no tiene nada que ver con los métodos tradicionales y apunta a trabajar directamente con el inconsciente donde la lógica no tiene lugar. Se indaga en bancos de memoria que existen en el cuerpo. Al apoyar las manos en zonas determinadas para recuperar la información, se conecta con la emoción viene un recuerdo y se sana empleando con la frecuencia de colores y de sonidos. Se va avanzando paso a paso y no se remueve el problema en sí como la psicología tradicional”.
Las terapeutas consultadas recalcan que ésta, como muchas terapias holísticas, se definen como complementarias y no alternativas, porque no buscan reemplazar la medicina tradicional sino apoyar a los pacientes emocionalmente.