Mía Terán, una quiteña nacida para ser artista
Cantante y actriz desde pequeña, a tan solo 30 años Mía ya fue monja en la serie “Bolívar”, abrió los conciertos de Marc Anthony y Maluma y pisó las tablas junto a Andrés Cepeda.
Conocía a Mía a través de sus videoclip donde se evidencia que sus cambios de imagen y talento han sido constantes. La hija de la actriz Cristina Rodas y del cantante-actor Juan Carlos Terán es un imán para quien se le acerca. Su presencia envuelve y sus palabras son tan directas como auténticas. No tiene poses y si debe definir su sello, privilegia la transparencia y la honestidad.
Radicada en Bogotá, la quiteña acaba de lanzar al mercado “Casi Algo”, una canción sobre “esas relaciones que no nos hacen bien, a darnos cuenta de nuestro valor como seres humanos y no conformarnos con recibir migajas o ser el segundo plato de alguien”. Del Pop-Rock ya incursionó al Pop Urbano: “No por la moda, yo soy la primera en perrear en las fiestas y me gusta mucho este género. No es el único, no me ato a nada. Hace poco vi la película de Whitney Houston y me gustaría incursionar en el Soul también, un día a la vez...”
ENTRE TABLAS Y TV
Mía tiene el pelo ondulado, es flaca y atractiva pero confiesa que siempre tuvo un problema con su imagen. “Hoy me siento bien pero es una lucha diaria”. Mientras hablo con ella algunos tatuajes me llaman la atención. “Son 23, algunos van con mis gustos por los gatos y las pizzas otros con fechas importantes como el 26 de abril de 2017, el día en que dejé de tomar” me contesta con una sonrisa y una honestidad abrumadora.
Desde bebé Mía ha visto su mamá actuar, su padre escribir poemas y sus tíos ensayar y dar conciertos. A los seis años María José (su nombre verdadero) ya estaba en coros, luego incursionó la Academia Arte´n3. “Siempre supe que iba a ser artista”, afirma la actriz que hizo su debut con apenas 17 años como Mary Warren en la obra de teatro “Las brujas de Salem”.
Después de cursar un semestre en Berkeley (Boston), regresó a la Universidad San Francisco de Quito y se dio cuenta que quería ser compositora e intérprete pero sentía que no era necesaria tanta teoría. “Lo mío no eran las partituras”, comenta. En cuanto al teatro sucedió lo contrario y se enamoró de las técnicas actorales adquiridas en el New York Film Academy como una especie de terapia con cada rol que interpretaba.
Con todo ese bagaje emprendió una vida artística nómada entre México, Argentina, Ecuador y Colombia. Muy versátil supo dar relieve a obras tan distintas como “Jesucristo Superestrella”, “Te quiero muñeca”, “Monólogos de la vagina”, “Para que no me olvides” y la afamada obra “Cepeda en Tablas” donde compartió escenario con Andrés Cepeda. Y si hablamos de televisión solo tuvo una experiencia pero fue como sor Caridad, la religiosa amiga de Manuelita Sáenz, en la serie “Bolívar, una lucha admirable (2019). “En octubre de 2017 viajé a Colombia a hacer mi primer casting para TV y fui seleccionada”, cuenta.
LA MÚSICA COMO ANTÍDOTO
Mía escribe en los aviones o en la ducha y se emociona cuando un usuario de TikTok pone una de sus canciones para ilustrar un video. Todo su repertorio se podría resumir a través de su título “Háblame claro”. Mía es así, directa y de frente. Cada canción la desnuda y la fortalece al mismo tiempo. “Me voy” habla de su primer amor, “I Want You” de la necesidad de tener compañía, “Insomnia” de esos fantasmas que nos persiguen hasta aprender a querernos como somos.
Los textos de la joven artista llegan porque se alimenta de los errores y del miedo para avanzar. En el escenario su presencia va creciendo y conquistó el público al ser el acto de apertura de Fonseca, Marc Anthony, Maluma, Danny Ocean y Melendi. En el 2024 tiene planeado hacer una gira internacional en distintos lugares a tamaño humano. Poco a poco la actriz y la cantante se van fusionando. Le pregunto qué pensaría la niña que fue viendo la artista que es hoy. “La abrazaría y le diría: no te rendiste”.