La Ley Orgánica de Transformación Digital o el camino para construir una industria audiovisual en el Ecuador
El presidente Guillermo Lasso llegó presuroso a la sala de cine Ocho y Medio. No es que se atrasaba a una película, no; tenía una reunión con varios representantes del cine y el audiovisual.
Llegó acompañado del ministro de la Producción y de la ministra de Cultura. Fue recibido por la anfitriona, la productora Mariana Andrade. No era la primera vez que el presidente se reunía con el sector audiovisual, ni la primera vez que visitaba la sala de La Floresta. Es más, cuando fue candidato a la presidencia no solo se reunió, sino que se comprometió a dar trámite a varios temas vinculados con el sector audiovisual del país.
A la reunión en Ocho y Medio asistieron los integrantes de la directiva del COPAE y resultó muy productiva, según nos detalló Mariana Andrade, más aún cuando el pasado 7 de febrero se expidió la Ley Orgánica de Transformación Digital. En esta reunión con el presidente Lasso, se acordaron varios temas concretos y específicos: “La expedición del reglamento a la Ley de Transformación Digital, que debe realizar la Presidencia de la República en un plazo máximo de 180 días; la participación del sector audiovisual en la elaboración de la norma técnica, que debe hacerla el Ministerio de la Producción; revertir la fusión del ICCA con el IFAIC, e implementar la Comisión Fílmica, bajo la rectoría del Ministerio de la Producción”.
“El cine no se detiene”, dice muy segura Mariana Andrade. Y tiene razón, el crecimiento exponencial del sector audiovisual es enorme. $ 220 mil millones genera la industria audiovisual en el mundo, de los cuales $ 7 mil corresponden a América Latina. Y ha crecido, en los últimos dos años, por sobre el 20%. El beneficio que genera el cine hacia otras áreas de la economía también es importante. Se estima que el 67% o más de los costos de producción se invierten en sectores ajenos a la industria audiovisual. También, según la Comisión Fílmica española, se estima que el 30% de los turistas que visitan ese país lo visualizaron en la pantalla a través de las películas y series. Además, señala Mariana: “es economía directa a la vena, y es una economía amigable con el medio ambiente, es una industria limpia”.
Con la promulgación de la Ley Orgánica de Cultura y Patrimonio, en el 2016, se derogó la Ley de Cine que sustentaba la producción cinematográfica en el país. Lamentablemente el incumplimiento a los mandatos de la Ley Orgánica de Cultura, la supresión del Instituto del Cine (ICCA), y el continuo recorte a los presupuestos para los fondos concursables -en el 2022 ni siquiera hubo convocatoria- afectó profundamente al sector. En estos últimos años es notoria la disminución de la producción nacional: de 38 largometrajes en el 2017 se disminuyó a solo 18 en el 2021. De hecho, la Asociación de Directores y Guionistas de Cine y varios gremios del sector audiovisual, emitieron el 15 de enero un comunicado que expresaba: “La cinematografía y el audiovisual en Ecuador agonizan, sobreviven como pueden, y el país se está convirtiendo en el único de la región que no estimula el desarrollo de una industria que se encuentra en constante dinamismo y crecimiento económico, profesional y cultural a nivel global”.
De ahí que estos colectivos y otras asociaciones y gremios vinculados al audiovisual iniciaron una lucha para, no solo recuperar el espacio perdido, sino para generar leyes y normas que estimulen y fomenten el desarrollo de la industria audiovisual. Uno de los colectivos que lideró este reclamo ha sido la Corporación de Productores y Promotores Audiovisuales del Ecuador, COPAE.
“Construimos el proyecto Cinema Ecuador, con propuestas de leyes y normativas que convierten al Ecuador en un país atractivo para que vengan productoras internacionales a filmar. Cuando la Ley de Desarrollo Económico se fue a la basura, nosotros no paramos. Seguimos construyendo la normativa, generando información, cifras, datos técnicos, consultando con Colombia, Argentina y México, y realizando pedagogía social. Cinema Ecuador es construir en el país una industria audiovisual en desarrollo”, afirma su presidenta, Mariana Andrade.
La COPAE generó una Agenda audiovisual a partir de las experiencias en otros países, sobre todo vecinos, que adoptaron en sus legislaciones el fomento a la producción audiovisual, como Colombia, Chile, Panamá, República Dominicana y Uruguay. En el caso de Colombia, lleva ya más de 40 años cuando, en 1978, se crea la Compañía de Fomento Cinematográfico, FOCINE, y se han establecido medidas e incentivos tributarios y una serie de leyes que estimulan la producción cultural, particularmente, la producción audiovisual, sobre todo con la expedición de la Ley de Cine, en 2003 y luego la Ley de fomento cinematográfico, en 2012, y la Ley de Espectáculos Públicos, en 2011.
La Ley de Fomento Cinematográfico en Colombia generó una serie de incentivos y mecanismos de fomento, creó un Fondo fílmico, que proviene del presupuesto general del Estado; creó PROIMÁGENES, que se encarga de la ejecución de la Ley; y la Comisión Fílmica, que trabaja con todas las entidades -Comercio, Cultura, Turismo- para promocionar a Colombia como destino para la producción audiovisual y promover el empleo de servicios audiovisuales locales.
Aunque en los últimos 4 años, el presidente Iván Duque implementó el modelo neoliberal -impulsado por los organismos multilaterales- de la denominada “economía naranja” que privilegió a las grandes empresas y transnacionales, pero precarizó a artistas y a gestores. De ahí que el presidente Gustavo Petro anunció que durante su gestión, “la cultura no será naranja, sino que se vestirá de todos los colores”.
Pero ¿en qué consiste la Ley Orgánica de Transformación Digital y cómo beneficia al desarrollo y fomento de la industria del cine y el audiovisual del Ecuador? Los ocho artículos del capítulo VI consideran al audiovisual como un sector de interés nacional, establecen un régimen especial de exoneración de aranceles y tasas para la importación de equipos técnicos, bienes y servicios; se exoneran del impuesto de salida de divisas, ISD, tanto para importación de equipos como para pagos y honorarios por servicios de producción audiovisual para quienes tengan residencia fiscal en el exterior; se exonera del impuesto a la renta en pagos al exterior; y se exonera del Impuesto al Valor Agregado (IVA), para servicios digitales que tengan que ver con cualquier fase de la producción de contenidos audiovisuales.
Uno de los puntos más importantes que finalmente consiguió la COPAE, fue la incorporación del artículo 29 dentro del capítulo VI, que dice: “Se crea el Certificado de Inversión Audiovisual (CIA), el cual será emitido por el SRI a favor de productoras nacionales o extranjeras, por el 37% de los costos y gastos que incurran en el Ecuador en servicios audiovisuales y logísticos necesarios siempre que se encuentren soportados en comprobantes de venta válidos”.
Recordemos que el CIA (no confundir con la Central de inteligencia norteamericana) no es nuevo. Ya existe en otros países de la región; en Colombia es del 35%; en Chile es del 30%; en Panamá del 25%; y en República Dominicana también del 25%. Es decir, la COPAE consiguió que para el caso ecuatoriano sea por un descuento superior, del 37%. Lo cual, sin duda, es un importante logro para que el Ecuador pueda ser competitivo en la región.
El Certificado de Inversión Audiovisual es un título de valor que podrá ser utilizado como crédito tributario de los impuestos administrados por el SRI y no será gravable ni sujeto a retención. Pero ¿cómo funciona? Mariana Andrade lo explica: “El Ministerio de Finanzas fijará cada año el cupo máximo, que no podrá ser menor a 1000 fracciones básicas exentas de impuesto a la renta. Es decir, si voy a invertir 10 millones en una película, primero debo tener el aval. Y tiene que ser del Ministerio de la Producción, no de Cultura, porque Producción tiene el Comité de Fomento Audiovisual, con representantes de cada uno de los sectores. El Comité califica el proyecto, chequea la procedencia de los fondos y la contraparte local, una productora. Luego se pone esa inversión en un fideicomiso y se procede a filmar la película. Entonces mueves todos esos recursos en todos los sectores de la economía: hoteles, catering, transporte, actores, productores, maquillistas, iluminadores, electricistas, carpinteros, etc. El 30% es estrictamente cinematográfico y el 70% es producción logística y operativa. Terminas el rodaje, entregas tus facturas legalizadas, las revisa el SRI, y ahí te conceden el crédito tributario y extienden el Certificado. Con este título de valor, puedes ir a la Bolsa de valores y negociar, más-menos, o como prefieras. Es un beneficio directo que dinamiza la economía”.
Con todos estos incentivos, Andrade está segura que el Ecuador sí puede ser competitivo cinematográficamente en relación a otros países de la región. Y para ello, recuerda lo que sucedió con la productora Castle Rock que rodó en Ecuador la película “Prueba de vida”, en la que, junto a Camilo Luzuriaga, hizo parte de la producción local. Los resultados, dice Andrade, fueron óptimos no solo por el aprendizaje, gracias al trabajo que generó 500 empleos pudieron surgir dos proyectos emblemáticos para la ciudad y el cine: la sala Ocho y Medio y el Instituto Tecnológico Universitario de Cine y Actuación, INCINE. Aquella producción, con Meg Ryan y Russell Crowe como protagonistas, fue posible por una decisión presidencial, como nos recuerda Mariana: “Entonces no teníamos ninguna ley de incentivos, se dio por una decisión directa del presidente Noboa, quien firmó un decreto para que se pueda producir la película. Fue economía pura”.
Efectivamente, un país con bellos paisajes, lindas lagunas, precioso clima, no es suficiente para ser competitivo. Es necesario generar una serie de condiciones que lo vuelva no solo atractivo, sino que incentive y facilite la producción audiovisual. Y Mariana pone como ejemplo a Turquía: “Sus producciones son impresionantes. En Colombia ahora hay vuelos directos a Estambul por la gran cantidad de gente que viaja a Turquía para ser parte de esas producciones. Y no solo eso, sino que hay una gran cantidad de series turcas que se filman en Colombia. Y los productores colombianos ya están a la altura de las exigencias de las producciones turcas. Colombia recibió del 2020 al 2022, 42 producciones cinematográficas que generaron 20 mil puestos de empleo”.
Ahora bien, para la implementación de estos beneficios tributarios, el Ministerio de la Producción debe elaborar el respectivo Reglamento, en un plazo máximo de 180 días, en donde se determinará los requisitos de inversión, los beneficiarios y destinatarios: “El Reglamento es importante porque hay que definir lo que significa ‘lo audiovisual’ que esté clarito y no genere confusión alguna, porque de lo contrario viene el partido de fútbol y nos dice yo también, con mi transmisión, soy audiovisual y se te lleva todos los avales y cupos, de hasta 11 millones. También debemos aclarar muy bien los porcentajes para la producción nacional. El Reglamento debe ser una cosa sencilla y práctica”, afirma Andrade.
Otro punto importante que aún está pendiente es que la Ley no establece quién es el ente rector para este capítulo, el VI, que trata exclusivamente del sector audiovisual. En el capítulo de desarrollo digital el ente rector es el Instituto de Telecomunicaciones, de ahí que la COPAE realizó un pedido concreto al presidente Lasso: “Nosotros le pedimos que no nos quedemos fuera en la construcción de este reglamento, y también le pedimos que el ente rector sea el Ministerio de la Producción y no el Ministerio de Cultura”.
Pero ¿a qué se debe este pedido? Andrade responde: “El de Cultura es un ministerio que ni siquiera ha cumplido con el plan de Gobierno, ni con los pedidos del propio presidente Lasso. Es un ministerio que se ha mantenido ausente de este proceso. Está bien crear líneas de fomento, pero es absurdo que no se incluya videojuegos, cortos y series. Está bien tener fondos iniciales pero no puedes parar producciones y series que están en este momentos listas para post producción”.
Pero la agenda propuesta por el sector audiovisual no termina con la Ley de Transformación Digital, sino que contempla también implementar, al fin, la Comisión Fílmica, cuya creación dispone la Ley Orgánica de Cultura, aunque en estos seis años no ha tenido ningún avance.
Para lograr toda esta agenda audiovisual se requiere un trabajo conjunto de varias instituciones del Estado y el sector audiovisual. Pero además se requiere trabajar por generar una imagen del país en el exterior, recuperar la Marca país -que fue desmantelada- para cambiar la mirada que en el exterior se tiene del Ecuador. Un país con la segunda tasa más alta de inseguridad en el continente y ausencia casi total de la cultura ecuatoriana en el exterior, ya que el Ecuador dejó de concurrir a Ferias, Festivales y Encuentros internacionales.
El Ecuador cultural no existe en el mundo. Y Mariana es muy consciente de esta realidad: “La imagen internacional no es de lo mejor pero no olvidemos que México sigue teniendo muertos colgados y sicariatos, y sin embargo todas las plataformas de producción están en México. No podemos dejarnos llevar por eso. Además, para una producción internacional el apoyo del Estado es fundamental; necesitas contar con el Ejército, con la Policía. No vengan a decirnos que no es posible; Brasil con Bolsonaro siguió filmando. Colombia ha seguido filmando con guerra, paramilitares, guerrilla y narcos”.
Adicionalmente a estos importantes incentivos, la COPAE presentó a la Asamblea Nacional una propuesta de reforma a la Ley Orgánica de Cultura y Patrimonio que, precisamente, se encuentra en trámite -desde hace un año-. El planteamiento es que se incorpore al artículo 111 el incremento del 4% al 10%, del Fondo de Cultura, que actualmente es administrado por el Instituto de Fomento, creatividad e innovación, IFCI, y se alimenta de las utilidades que genera el Banco Ecuatoriana de Desarrollo, BEDE.
De aprobarse esta reforma, el Fondo de Cultura se incrementará notablemente y permitirá acceder a estos fondos a todas las instituciones de cultura, no solo al cine.
En tiempos de post pandemia, todos los sectores de la economía, entre ellos el cultural y particularmente el audiovisual, han sufrido cambios y transformaciones. En el caso del cine, se han modificado las formas de consumo y el acceso a las producciones a través de las plataformas digitales, más aún cuando en el Ecuador la mayor parte de las salas comerciales se encuentran en dos provincias y concentradas en un oligopolio de tres cadenas que copan prácticamente todo el mercado local. De 350 pantallas que existen en el Ecuador, 259 están en Guayas y Pichincha, es decir el 74%. Mientras que en otras 10 provincias no existen salas de cine.
En relación a la asistencia del público al cine, existe una enorme diferencia entre los espectadores para las producciones extranjeras y para las películas nacionales. Así, de acuerdo al reporte de Perspectiva Audiovisual, el mejor año fue el 2019, justo antes de la pandemia, con algo más de 20 millones de espectadores que dejaron una taquilla superior a los 95 millones de dólares. Luego del parón por la pandemia, en el 2022, asistieron 8 millones 117 mil espectadores, que dejaron en taquilla casi 39 millones de dólares, con un corte a septiembre. Pero a las producciones nacionales, en el 2022, solo acudieron 119.955 espectadores, siendo la película “Amor en tiempos de likes”, la que contó con mejor asistencia de público. El resto de películas nacionales no superó los 41 mil asistentes.
Una situación que, con la expedición de esta Ley, seguramente no cambiará. Más aún cuando el 92.9% de las películas que se exhiben en el país son producciones de Hollywood, y solo el 4.6% corresponden a Europa y un penoso 0.6 % corresponde a Sudamérica. De ahí que es fácil determinar cómo se encuentra la disputa de la soberanía y hegemonía cultural en nuestro país, un tema que sigue pendiente y, al parecer, a muy pocos les interesa.
También es cierto que estas conquistas del sector audiovisual, no siempre son recibidas con agrado por los otros sectores culturales. Y Andrade es consciente de esto: “Si, incluso dentro del mismo sector audiovisual, los productores somos los mercaderes, los empresarios, los malos del cine. Nos cayeron con la Ley de crecimiento económico, ¡qué no nos dijeron! Y si, es posible que así sea, pero yo no puedo defender al sector de la educación, por ejemplo. Una Ley económica siempre será polémica, pero no podemos pelear por todos los sectores, no nos compete y no tenemos esa capacidad. Cada gremio debe pelear por su sector.”
COPAE es optimista respecto a la implementación del contenido en la Ley de transformación digital, esperan que en 30 días se pueda ya expedir el Reglamento a la Ley y la norma técnica, de tal manera que en el mes de abril puedan realizar un acto de lanzamiento en el país, y después a nivel internacional. Mientras tanto, Mariana volvió a ser anfitriona en el Ocho y Medio, esta vez para compartir un ceviche con los miembros del gremio y celebrar, merecidamente, los logros alcanzados en los últimos meses.
Referencias bibliográficas:
- Ley orgánica de transformación digital, Registro Oficial, 7 febrero 2023.
- Entrevista a Mariana Andrade, presidenta de COPAE.
- Cine en Colombia, historia de una industria, María Molina Serrano, Bogotá, 2020.
- Perspectiva Audiovisual, Boletín estadístico trimestral de la cinematografía en Ecuador, IFCI.
- El fomento al cine ecuatoriano agoniza, comunicado de la Asociación de directores y guionistas del Ecuador, enero 2023.
* Pablo Salgado Jácome. Periodista y escritor. Director del programa radial “La noche boca arriba” transmitida por Cultura FM 100.9. Fundador y co-editor de varias revistas culturales: La Mosca zumba, Eskeletra, La pequeña lulupa, Nuevadas, The Film Magazine, Capital en el arte, y Nuestro Patrimonio. Actualmente es Vicepresidente de la Fundación Prospecta para el arte, la cultura y los patrimonios.
*Esta es una colaboración para la redacción de Cultura en Renglones.