Estudio señala que para 2045 los hombres podrían quedarse sin espermatozoides
La epidemióloga ambiental y reproductiva de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, Nueva York, Shanna Swan, reveló en su libro ‘Countdown’, que la cantidad de espermatozoides en los hombres ha caído casi un 60% desde 1973. La investigadora atribuye la alarmante cifra al uso de sustancias químicas que alteran los niveles hormonales y, por ende, la capacidad reproductiva de los hombres.
LAS CAUSAS
La experta hizo un recuento a largo plazo y señaló que para 2045, la cantidad de espermatozoides sería cero, lo cual implicaría el cese de la reproducción humana. Alarmada, la ambientalista británica Erin Brockovich dijo que los productos químicos culpables de esta futura crisis se encuentran en todo: envases de plástico, envoltorios de alimentos, ropa impermeable y fragancias de productos de limpieza, como jabones y champús; así como electrónicos y alfombras.
“Algunos de ellos, llamados PFAS, se conocen como ‘productos químicos permanentes’, porque no se degradan en el medio ambiente ni en el cuerpo humano. Simplemente se acumulan y acumulan, haciendo cada vez más daño, minuto a minuto, hora a hora, día a día. Ahora, parece que la humanidad está llegando a un punto de ruptura”, escribió Brockovich para el diario inglés The Guardian.
La investigación de la experta estadounidense halló que las sustancias químicas no solo reducen drásticamente la calidad del semen, sino que también reducen el tamaño del pene y el volumen de los testículos.
La alerta no es reciente, investigaciones anteriores han señalado las potentes consecuencias de los PFAS en producción de esperma, ya que alteraría una hormona, lo que se correlaciona con una “reducción de la calidad del semen, el volumen testicular y la longitud del pene".
BAJO NIVEL REPRODUCTIVO
Mientras tanto, Swan reporta que, en algunas partes del mundo, una mujer en sus 20s es hoy menos fértil de lo que su abuela era a los 35. En los hombres la situación es similar: en promedio, un hombre de hoy tendrá la mitad del esperma que tenía su abuelo.
“El estado actual de los asuntos reproductivos no puede continuar por mucho más tiempo sin amenazar la supervivencia humana. Es una crisis existencial global”, escribió la investigadora.
ACCIONES
Actualmente las leyes que regulan este tipo de sustancias químicas varían de una región a otra. Por ejemplo, la Unión Europea ha restringido varios ftalatos, sustancias añadidas en los plásticos para garantizar su elasticidad, en juguetes. También se han establecido límites a los ftalatos considerados "reprotóxicos", es decir, que alteran la capacidad reproductiva humana, en la producción de alimentos.
No obstante, un estudio realizado en Estados Unidos, indicó que la exposición a los ftalatos empieza desde que muy temprana edad. La investigación señaló que los ftalatos estaban generalizados en el ambiente de los bebés y que los químicos se encontraron en la orina de los niños que entraron en contacto con champús, lociones y polvos para bebés.
El estado de Michigan emitió un comunicado que la gente no puede comer la carne de venados capturados cerca de la antigua base de la fuerza aérea de Oscoda porque se han hallado grandes cantidades de PFOS en los músculos de los ciervos. Asimismo, las personas que viven cerca de la base de la fuerza aérea de Luke, en Arizona, fueron advertidas de que no bebieran del agua del río porque las pruebas detectaron altos niveles de sustancias químicas tóxicas.
En Washington ya se aprobó la Ley de Prevención de la Contaminación para Nuestro Futuro, que ordena a las agencias estatales que aborden las clases de sustancias químicas y se alejen de un enfoque químico por químico, que históricamente ha resultado en empresas que cambian a productos igualmente malos o peores.
Entre las primeras clases de sustancias químicas que se abordarán están los ftalatos, PFAS, PCB, compuestos de etoxilato de alquifenol y bisfenol, y retardadores de llama organohalogenados.
Sin embargo, Brockovich (y las investigaciones de Swan) indican que las medidas son insuficientes.
“Los científicos han encontrado estas sustancias en la sangre de casi todas las personas que analizaron en los EE. UU. Ningún país o región del mundo está al margen de la contaminación por PFAS. Es un problema global. Se ha encontrado PFAS en todos los rincones del mundo”, expresó la ambientalista.