Unicorn Wars: Los horrores de la guerra
Hablar de películas de animación actuales resulta un tema muy marcado por las grandes franquicias y estudios que constantemente buscan crear una nueva película de Toy Story o Shrek, si bien varias son muy entretenidas, es difícil encontrar que alguna de estas producciones destaque por romper el molde del simple entretenimiento. Sin embargo, la película que hoy les recomiendo es un caso ejemplar de cómo hacer buen cine de animación.
‘Unicorn Wars’, es un filme de animación para adultos, dirigido y escrito por Alberto Vázquez, artista español, ilustrador y director de cine, quien ha publicado varias novelas gráficas. Entre sus producciones cinematográficas se destaca ‘Psiconautas, los niños olvidados’, ganadora del Premio Goya a mejor película animada (2017). Su estilo se caracteriza por mezclar diversos elementos como el surrealismo y la crítica social, a través de personajes que no son los típicos estereotipos de los cuentos infantiles, sino que construye personalidades complejas que muestran defectos, miedos e incluso pesadillas.
Ositos de peluche vs. Unicornios, una guerra sin piedad en un territorio propio de los cuentos de hadas, ositos rebosantes de ternura cuyo diseño está hecho para que den ganas de abrazarlos; pero su concepción y mentalidad están enfocadas en poder encarnar los horrores de la guerra, con una mezcla que resulta casi imposible, toques de ‘Full Metal Jacket’ del maestro Kubrick con personajes de ‘Happy Three Friends’. Este cóctel tan particular sigue cosechando éxitos. Fue presentada en el prestigioso festival Sitges 2022 y logró el galardón a mejor película de animación en los Premios Goya 2023.
Estamos hablando de una película de animación en la que veremos la guerra entre ositos y unicornios, sí; pero esta es la forma, el fondo va más allá, cada personaje muestra cómo la crueldad, el egoísmo, la violencia sin sentido, la avaricia y demás atrocidades vinculadas a un conflicto armado, son capaces de corromper y llevar a la locura a toda la sociedad.
La acción y violencia de los combates no son el único referente del conflicto, varias subtramas logran abarcar cuestionamientos asociados a graves problemas sociales como el bullying, discriminación social, violencia familiar y también una crítica a los poderes oscuros que detrás de toda guerra buscan su propio beneficio.
En este punto es importante destacar el hilo conductor que se va desarrollando a lo largo de toda la trama bélica, me refiero a la historia de dos ositos mellizos: Azulín y Gordi, cuya relación se ve marcada por graves conflictos familiares producto de un hogar disfuncional lo cual siembra las bases para diversas conductas intolerantes e iracundas, principalmente por parte de Azulín, quien poco a poco se convierte en un tirano. En cambio, Gordi es la personificación de la bondad, la pureza y la fe en la idea de que si obramos adecuadamente podemos vencer a la oscuridad.
Si bien a los unicornios no se los retrata con la misma profundidad que a los ositos, podemos entender que su sentido de valoración por la familia y la naturaleza son las características que imperan; de igual manera se ven envueltos en el combate y para proteger a su grupo no dudan en eliminar a los ositos. Se destaca el papel de un unicornio joven que transmite el amor incondicional hacia su madre y que ante todo busca defender la integridad de sus seres queridos, él se encontrará en medio del conflicto y al cruzar su camino con Gordi y Azulín, veremos quién logra prevalecer en medio de todo el caos.
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Respecto al apartado visual, ‘Unicorn Wars’ es una coproducción entre España y Francia, los estudios Uniko y Abano Producións unieron sus fuerzas para crear este universo de cuento de hadas con el toque único de Alberto Vázquez, empleando técnicas de vanguardia, planos espectaculares y diseños únicos, a través de los que el espectador puede sentir que está inmerso en este bosque encantado en el cual incluso las creaturas más tiernas pueden ser letales.
Recomiendo fervientemente ‘Unicorn Wars’ acentuando que no es una película para niños; pero es un claro ejemplo de cuál debe ser el camino que los creadores iberoamericanos deben seguir: no copiar las fórmulas de Disney y contar con voz propia historias originales.