MIDIMAN, el docente ecuatoriano de día y creador de música en las noches

Alfredo Pazmiño me recibe en su estudio en casa. Unos posters de Depeche Mode tapizan unas paredes que parecen custodiar los teclados, la batería, la guitarra y la consola con la cual el ingeniero de 49 años crea música que parece de otra época pero con la tecnología del nuevo milenio.

Si los primeros discos de Alfredo fueron de Kiss y Village People muy rápidamente prefirió el Cold Wave de The Cure, el electro pop de Pet Shop Boys y la genialidad eterna de Depeche Mode. Definitivamente Alfredo se quedó en los ochenta, década donde aprendió a tocar el teclado y se enamoró del Synth Pop.

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A los 8 años Alfredo ya tocaba el órgano en las reuniones familiares y al regresar del colegio esperaba con ansías los videos del Show de Bernard y del Programa Sintonizando para volar la imaginación con los primeros videos musicales de una década festiva, creativa y totalmente disruptiva. “Como tenía un teclado me identificaba con el Synth Pop influenciado por el New Wave, el krautrock y el glam rock”, comenta el músico que se enorgullece de haber fundado la primera banda de Synth Pop en Ecuador. “Se llamaba ‘Synthesis’ y en esa época no buscábamos músicos virtuosos sino teclados.

Quien tenía teclados, entraba”, cuenta el ingeniero, profesor de informática en la Academia Naval Almirante Illingworth. “Teníamos un público fiel pero hubo muchos cambios en la banda y terminamos separándonos en octubre de 2003 luego de tocar en la fería de Durán. Mientras ‘Synthesis’ decaía empecé como solista bajo el nombre Midiman (nombre que viene de un secuenciador que puede reproducir y grabar música desde instrumentos MIDI)”, añade el “el profe que canta” como le dicen sus alumnos.

Ya son veinte años de música en solitario. Midiman ya tiene dos tipos de shows que el público reclama: “Toco todas mis canciones inéditas o hago covers ochenteros pero con algo de mi cosecha. Hay temas intocables, otros como “Take On Me” de A-ha o “Eyes Without A Face” de Billy Idol que adorno con “samples” sin que pierdan su esencia”, acota el artista autodidacta e empírico que pasa horas grabando maquetas montando instrumentos, efectos, samples y voces.

Alfredo tiene tatuada la palabra “Enjoy The Silence” en el brazo. Para él, es más que la canción icónica de Depeche Mode, es sencillamente la mejor composición de todos los tiempos y el himno de su vida. La banda británica cumplirá 45 años el próximo año y sigue produciendo y llenando estadios a través del planeta. Inventaron un estilo electro pop que todos copian y nadie iguala.

“Viví ocho años en Chile y al llegar pude asistir a un concierto de Depeche en Santiago. Llegué ocho horas antes del show y luego me quedé en el After Party, fue mágico”, recuerda Alfredo que valora el aporte de los tecladistas dentro de un grupo.

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Alan Wilder (Depeche Mode), David Paich (Toto), Mike Lindup (Level 42) son virtuosos, no solo acompañan, son creadores y muchos de sus “solos” son más recordados que la propia canción del grupo. Hoy en día el teclado ha perdido de su impacto y sus intérpretes son más productores o arreglistas que músicos”.

Hablar con Alfredo parece no tener final, hay tantas referencias, grupos, canciones. Le pregunto si escucha música actual y me contesta: “Me gusta desde The Killers a The Weeknd pero si te pones a ver los grandes de hoy tienen sus referentes en los ochenta. Dua Lipa con Madonna, Bruno Mars con Michael Jackson y Prince.​​​​​​finalmente aunque no lo quiera todo me regresa a los 80”, evoca el hombre que está finiquitando los últimos detalles del EP que lanzará en julio en Ecuador.

“Tiene un poco de la onda Synthwave del dúo The Midnight. Me interesa que la gente conozca lo que hago, es un mundo maravilloso para compartir”, narra el artista que viajará a Perú en septiembre para dar un concierto. “Es la sexta vez que me invitan desde el 2006, allá conocen mis canciones de memoria y me emociona cuando siento que viven tan intensamente la cultura synth pop”.

Nos despedimos, Midiman vuelve a ser Alfredo. Mañana volverá a las aulas para dar clases de informática. Más que nunca “el profe que canta” vivirá una doble vida y estaremos para celebrarlo.