La despedida de Indiana Jones
Definitivamente estamos en una época en la cual el cine pasa por una de sus peores crisis; entre huelgas, infinidad de remakes y películas de baja calidad, persiste otro mal que juega con las emociones del público: usar íconos para vender falsas esperanzas. Este es el caso de ‘Indiana Jones y el Dial del Destino’, la última aventura del mítico héroe interpretado por Harrison Ford.
Esta película adolece de todos los males del cine actual, opta por la nostalgia empleando recursos que buscan el efecto fácil, vinculados a fórmulas que antes eran sinónimos de éxito; pero se olvida de un factor muy importante, de nada sirve tener un gran presupuesto, fórmulas mágicas y grandes figuras si no se tiene un buen guion y no se respeta la esencia de un ícono como el Dr. Jones.
Como antecedente tenemos ‘El Reino de la Calavera de Cristal’, una nefasta producción que ni siquiera parece haber sido dirigida por Steven Spielberg. Tener como previa a esta película hacía que el público tuviese esperanzas de que James Mangold, el director escogido para dar un cierre a las aventuras de Indiana, concibiera un producto mejor. Si bien, las credenciales de Mangold son buenas, ya que nos trajo esa joya del cine de superhéroes que fue ‘Logan’, ahora no consigue encontrar un rumbo y solo muestra ciertos destellos entre el caos producido por un guion deficiente.
Antes de continuar con los puntos negativos quiero resaltar lo positivo. El inicio del filme es muy prometedor, se nutre de la esencia clásica de la trilogía original concebida por el gran George Lucas y usa elementos clásicos, persecución, peleas, robos de reliquias y, por supuesto, Nazis. La técnica de rejuvenecimiento digital aplicada a Harrison Ford no está bien conseguida, pero gracias a la rapidez de la acción y esa atmósfera de las primeras películas logra que nos olvidemos de estas fallas y nos engaña, no solo por el rostro sino por la sensación de que veremos algo genial.
Otro factor importante es que, a pesar de varias fallas en la estructuración de las acciones, sumado a una endeble capacidad de crear secuencias que generen tensión, con todo esto en contra, Harrison Ford no decae, a sus ochenta años ha dado todo de sí en esta fallida trama y es gracias a su caracterización en las partes de la acción que buscan recrear momentos icónicos que logra salvar esta película y no caer en la misma calificación de ese olvidable ‘Reino de la Calavera de Cristal’.
De igual manera destaco a Mads Mikkelsen, quien encarna al villano de esta función, sus motivaciones son claras, pero el desarrollo de estas naufraga de manera rotunda, aunque su calidad actoral se sobrepone puesto que consigue impregnar a través de su lenguaje corporal aquellos elementos que todo malvado debe transmitir, ser imponente, despiadado y un contrincante a la medida del gran Indiana Jones.
Por el otro lado de la moneda, tenemos a dos nuevos personajes que, por culpa del pésimo guion y fundamentación de sus caracteres, llevan la peor parte. Me refiero a Phoebe Waller-Bridge y a Ethann Isidore; la primera, busca que la audiencia la identifique como la sucesora del héroe, pero en lugar de empatizar, causa rechazo por diversas actitudes para nada positivas como repetir muchas veces que su motivación es el dinero o justificar decisiones cuestionables. En cambio, a Ethann le tocó emular al mítico Ke Huy Quan, al tratar de ser un equivalente al papel del niño en el ‘Templo de la Perdición’; pero se queda a medio camino por culpa de escenas poco creíbles, actitudes intrascendentes y muy poca química con los demás protagonistas.
Las escenas de acción pudieron ser mejores, solo se salva la secuencia inicial y parte de la persecución central; sin embargo, hay momentos que en lugar de crear emoción dan incomodidad, como la mala secuencia bajo el mar; en segundos encuentran el preciado objeto perdido por cientos de años y, en un abrir y cerrar de ojos, siempre los buenos descubren la reliquia en cuestión y al minuto los malos los encuentran y se la quitan, esto se da una y otra vez, causando tedio y aburrimiento. El factor sobrenatural que envuelve el anhelado Dial de la discordia fue muy poco aprovechado puesto que no se nutre de un misterio creíble y resulta predecible.
En definitiva, esta despedida de Indiana Jones no es lo peor que hemos visto del personaje, esa sin lugar a dudas fue la anterior película; pero considero que esta aventura final no está a la altura de lo que realmente merece esta emblemática franquicia y lamentablemente se convertirá en otro de los grandes fracasos de Disney de lo que va del 2023.