Producción ecuatoriana con calidad certificada

Sandra Armijos Medrano
La planta de balanceado de BiOALiMENTAR fue la primera en certificarse en el país con ISO 22000 y GLOBAL GAP CFD.

En un mercado donde existen tantas opciones de productos y servicios para elegir, la calidad, los valores y procesos empiezan a adquirir un gran peso entre los consumidores. Hoy el público está más informado y sensibilizado con la labor que cumplen las marcas, por lo que la incorporación de una certificación se ha convertido en un paso más a seguir para las industrias.

En el Ecuador no hay cifras exactas de cuántas han certificado sus operaciones. Pero lo que sí está claro es que su adopción ha dejado de ser algo exclusivo para convertirse en un paso más en la gestión.

Edisson Garzón, CEO de BiOALiMENTAR, afirma que estos sellos a más de exigir la aplicación de prácticas que garantizan la calidad, permiten evaluar todos los aspectos relacionados con la entrega de materias primas y suministros, así como el control de todo el proceso productivo.

La compañía, con más de 50 años en el mercado, cuenta con la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) para su línea de alimento balanceado y HuevosBiO; así como la NTC 5830:2019, la ISO 22000 y GLOBAL GAP CFD.

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El directivo cuenta que son pioneros en el manejo de certificaciones de calidad, lo cual le ha permitido ejecutar procesos más coordinados y sencillos; identificar a tiempo complicaciones; mantener productos seguros para el consumo; cumplir requisitos legales ante cualquier compra y fortalecer la confianza de los clientes.

La planta de balanceado multiespecie de BiOALiMENTAR, ubicada en Tungurahua, está en capacidad de producir 30.000 toneladas mensuales y ha sido catalogada como una de las más moderna del Pacífico Sur, debido a su tecnología y proceso de producción vertical que aprovecha la gravedad para reducir el consumo de energía y la generación de residuos.

Esta industria -cuyo portafolio se compone de productos de nutrición pecuaria y pet care, así como huevos y abono orgánico- está en negociaciones para exportar, justamente su certificación GLOBAL GAP le permite hacerlo.

Otra compañía que certifica sus procesos, a fin de garantizar calidad y llegar a otros destinos es Carvagu con su marca Nature’s Garden, compuesta por 150 productos farmacéuticos naturales.

Su gerente administrativa y de marketing, Marissa Valarezo, señala que sus tres plantas de producción en Guayaquil, a más de ejecutar las normas y lineamientos de la Arcsa, cuenta con las certificaciones de BPM y de Buenas Prácticas de Almacenamiento y próximamente la ISO 9001.

Nature’s Garden cumple con las certificaciones de BPM y de Buenas Prácticas de Almacenamiento. Para el 2022 se implementará la ISO 9001.

“Esperamos tenerla para el 2022. Son certificaciones que, si bien implican una inversión monetaria, de tiempo y personal, son necesarias, ya no son una opción para las industrias, creo que son un deber cuando se llega a cierto nivel de facturación o producción, hay que estar a la par con las marcas competitivas por qué la gente toma en cuenta estos valores”, asegura.

La ISO 9001, permitirá a Carvagu más eficiencia en sus procesos, una mejora sustancial en la satisfacción de sus clientes y un mayor acceso al mercado internacional, un plan de expansión que viene afianzando desde hace algunos años.

Esta industria farmacéutica tiene presencia en Panamá, Salvador, Guatemala, Bolivia, Perú y Uruguay. El año pasado sus productos Triple C Forte, Magnesio Live e Inmunolive tuvieron una importante demanda y se llegó a exportar aproximadamente 4 millones de dólares a estos mercados.

El siguiente objetivo de Nature’s Garden es Estados Unidos, por lo que está trabajando en los procesos regulatorios con la FDA.

Y es que para ser considerado en el mercado internacional no basta con ser bueno. María del Carmen Narváez, gerente general Agroapoyo, señala que es mandatorio contar con certificaciones, pues sin ellas difícilmente se abrirán las puertas.

Esta agroindustria ecuatoriana dedicada a la elaboración de productos e ingredientes naturales deshidratados y snacks orgánicos, se inició hace 20 años como un emprendimiento familiar, pero con el paso de los años ha logrado consolidarse en el mercado y sumar a su operación sellos internacionales en sistemas de seguridad alimentaria, BPM y HACCP. Adicionalmente, algunos de sus productos cuentan con certificación orgánica y Kosher.

Agroapoyo controla la calidad de los productos finales. El 95 por ciento de sus ventas se destinan a la exportación.

“Como empresa vendedora te permite minimizar las devoluciones o insatisfacciones, que pueden terminar con cualquier buena relación. Las certificaciones de calidad facilitan el reconocimiento de compañías que cumplen con estándares y políticas de calidad internacional que los clientes buscan y valoran. De igual manera, identificar internacionalmente un alimento orgánico, sin lactosa o sin gluten es cada día más fácil gracias a los sellos”, expresa Narváez.

La planta de Agroapoyo está ubicada en Puembo, Pichincha, en ésta se procesa entre 100 y 150 toneladas mensuales de sus productos. El 95 por ciento de sus ventas se destinan a la exportación.