La incursión de los bonos verdes en el mercado nacional
Los bonos verdes no son nada nuevo en el ámbito bursátil mundial, pues la primera emisión data de 2008. Sin embargo, para el mercado de valores de Ecuador esta herramienta de financiamiento es toda una novedad pese al largo trabajo que tomó su posicionamiento.
La Bolsa de Valores de Quito (BVQ) destaca que desde finales de 2017 recibió el apoyo y la asesoría del BID Invest, del Banco Mundial y el Banco de Desarrollo de América Latina CAF para difundir en el país cómo realizar las emisiones de bonos verdes.
Esa labor logró sus resultados en diciembre del año pasado cuando Banco Pichincha realizó la primera gran emisión de estos papeles en el mercado nacional de valores por 250 millones de dólares.
Los bonos verdes son títulos de renta fija cuyos recursos se utilizan para financiar o refinanciar actividades que contribuyan con la adaptación o mitigación del cambio climático, explica Gilberto Pazmiño, presidente del Directorio de la BVQ.
Por ello, Banco Pichincha destinará los recursos captados al financiamiento de operaciones y/o proyectos con beneficios ambientales de conformidad con los Principios de los Bonos Verdes.
En tal virtud, la institución desarrolló un programa denominado BIO, que incluye una serie de iniciativas y una oferta de créditos diseñada para impulsar soluciones de financiamiento ecológico en todos los segmentos.
"Los Biocréditos no solo buscan satisfacer las necesidades de los clientes, sino promover su progreso y contribuir con la protección del planeta y la reducción del impacto del cambio climático", afirma Ignacio Maldonado, vicepresidente ejecutivo de Finanzas del banco.
Así, los créditos de este programa cuentan con condiciones crediticias especiales y una oferta financiera gratuita, que contempla capacitaciones, asistencias técnicas y pago de certificaciones sostenibles.
Los Biocréditos están disponibles en los segmentos corporativo, empresarial, PYME, microfinanzas y personal, destinados a créditos vehicular, de vivienda, constructor, productivo y microcrédito.
"Bajo este esquema, el banco puede financiar bienes y actividades que traen consigo eficiencia energética, transporte y agricultura sostenible, energías renovables, manejo responsable de residuos y descargas líquidas", indica Maldonado.
Hasta inicios de marzo pasado, la institución bancaria había colocado 150 millones de dólares de la totalidad de los bonos, que tienen una tasa de interés Libor 6M más 3,90 por ciento. El plazo es de cinco años.
En el mundo, la demanda de estos papeles viene creciendo de manera exponencial, en virtud de que no solo los inversionistas institucionales relacionados a bancos multilaterales están comprando, sino también los fondos privados.
En 2013, se emitieron 14.000 millones de dólares y en 2018, la cifra superó los 163.000 millones, según cifras del sitio web Climate Bonds.
La tendencia de crecimiento también se vislumbra en Ecuador. "Existen varias instituciones privadas que están en proceso de análisis y estructuración de este tipo de bonos considerando la gran importancia que el sector privado está tomando respecto a la responsabilidad climática mundial", manifiesta el Presidente de la BVQ.
Sin embargo, Pazmiño reconoce que es un proceso de aprendizaje y concienciación, así como de tener claro las grandes ventajas que ofrece el participar en este tipo de actividad.
Aunque el mercado ya está respondiendo de forma favorable, resalta Ignacio Maldonado, pues existe un gran interés en el sector de construcción sostenible, así como en el financiamiento de proyectos de eficiencia energética, transporte eléctrico, etc.
"Ecuador ha firmado varios acuerdos internacionales en favor del medio ambiente, tales como el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los mismos comprometen al sector productivo a contribuir a reducir el impacto del cambio climático", agrega.
A ello se suma, que las empresas que desean crecer en el entorno local e internacional deben cumplir requisitos de sostenibilidad social y ambiental, factor al que se suma la tendencia de nuevos consumidores que son cada vez más exigentes al momento de elegir productos y servicios que protejan los recursos naturales.