La formalización es prioridad para la sostenibilidad de las empresas familiares

Vistazo
La pandemia aceleró la necesidad de implementar gobiernos corporativos en compañías familiares.

El tejido empresarial del país está compuesto principalmente por empresas familiares. Según datos de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, al 2018 el 86% de las compañías en Ecuador eran administradas por familias.

En ese año este grupo de compañías aportó un 40% al Producto Interno Bruto, tomando como indicador de referencia el Valor Agregado Bruto (VAB), de acuerdo con el informe Empresas Familiares en Ecuador (2021), realizado por el Centro de Investigaciones UEES.

Para Enrique Beltrán, presidente de la consultora EBM & Asociados, uno de los factores por los cuales estas empresas tienen un impacto positivo en la economía es que están dispuestas a asumir riesgos, gracias a que apuestan fuerte por su crecimiento y el del país. “Tienen un sentido de compromiso y pasión al máximo nivel”, resalta.

Sin embargo, uno de los desafíos que tienen por delante es la formalización en la toma de decisiones, especialmente a medida que van creciendo. Para la sostenibilidad de las familias empresarias, las reglas de juego deben estar bien definidas, subraya el especialista. Esto implica, tener claridad en los objetivos estratégicos a mediano y largo plazo, contar con un equipo potente y coherente para la toma de decisiones, tener una visión compartida entre accionistas, establecer un plan de sucesión de los líderes de la organización, y mantener separadas la gobernanza familiar y la corporativa.

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En Ecuador, las empresas familiares tienen una participación importante en sectores como el comercio, actividades profesionales, inmobiliario, construcción, transporte, manufactura, servicios y agricultura.

La pandemia, con todas sus consecuencias para la operatividad del sector empresarial, ha acelerado la necesidad de formalización de estas organizaciones, y para aquellas que ya contaban con políticas bien definidas de gobierno corporativo el camino resultó más claro.

Para el presidente de EBM & Asociados, firma especializada en el diseño e implementación de gobierno corporativo y planeación estratégica, la gobernanza empresarial debe ir de la mano con la planeación estratégica. “En esta planificación debe haber objetivos a mediano y largo plazo, en cuanto a posicionamiento, volumen de ventas, participación de mercado, rentabilidad, estructura, entre otros aspectos”, comenta Beltrán.

Una empresa que asumió este reto de formalizarse el año pasado fue la distribuidora de productos farmacéuticos Sumelab. Las decisiones estratégicas de esta empresa familiar ahora deben pasar por el análisis de un comité ejecutivo, que se reúne una vez por mes y está integrado por accionistas, el gerente general y miembros externos.

Su directora, Andrea Salazar, explica que esto ha permitido tomar decisiones más oportunas, con una visión y análisis más amplios, no solo de la compañía sino de la industria, permitiendo además la medición de resultados.

“Lo más difícil fue el cambio de cultura, dejar de ser tan paternalistas. Antes las decisiones importantes las tomaban los dos accionistas por pura intuición. Ahora todos debemos rendir cuentas”, manifiesta.

A decir de Beltrán, las empresas familiares son una pieza clave en la reactivación económica del país. Sin embargo, se debe trabajar en una mentalidad de apertura al mercado, así como en mayores incentivos por parte del Gobierno para que generen confianza para la toma de decisiones de inversión.