Inversión, genética y tecnificación, claves para el crecimiento de la industria acuícola ecuatoriana
El crecimiento que ha alcanzado en los últimos años la industria camaronera ecuatoriana le ha llevado a consolidarse como un verdadero clúster. En el 2021, el camarón lideró las exportaciones no petroleras del Ecuador con más de 1.800 millones de libras vendidas al exterior por un valor de 5.078 millones de dólares, un crecimiento del 41 por ciento en comparación con el año anterior.
Y las expectativas para el presente año también son positivas, pues el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca (MPCEIP), señala que la crianza del crustáceo mantiene una tendencia al alza. Si se toma en consideración el promedio de los últimos cuatro años, las proyecciones de exportaciones para este año podrían tener un crecimiento del 19 por ciento en cuanto a libras, y un 16 por ciento en dólares, aunque hay otros factores por analizar.
“Si bien la industria podría producir más camarón para exportación, el precio de venta lo determina el mercado internacional, el cual es muy competitivo y está sujeto a variación en función de la oferta de los países productores, por lo cual las cifras podrían cambiar de manera importante”, estima la Cartera de Estado.
Durante el 2021, según datos de la Cámara Nacional de Acuacultura de Ecuador (CNA), el precio de la libra de crustáceo arrancó en enero con 2,35 dólares, alcanzando su pico más alto en octubre con 3,13 dólares, y cerró el año con 2,90 dólares.
Factores de crecimiento
La inversión es el factor clave para el crecimiento de la actividad acuícola. El MPCEIP cuenta que la tecnificación ha estado presente en todas las fases de producción: en la mejora genética de las larvas, en la implementación de inteligencia artificial con software de desarrollo, en el crecimiento de las fincas, y en la adquisición de equipos eléctricos y maquinaria para procesar el producto, acorde a las exigencias de los diferentes mercados.
Otro componente destacable son los estrictos controles de calidad e inocuidad, así como el cumplimiento de los nuevos requisitos sanitarios exigidos a nivel internacional. En este aspecto, la docente investigadora de UISEK Business School, Carmen Coral, comenta que las empresas se fortalecieron durante la pandemia, lo que propició la aceptación del producto a nivel mundial.
“El volumen de producción responde a un largo proceso de ajuste y mejora del sistema de producción, en particular, en la nutrición, manejo y tecnificación de los cultivos”, enfatiza.
Con ella coincide Raúl Estrada, empresario vinculado al sector camaronero, quien cree que el incremento de las exportaciones es consecuencia de todo el esfuerzo que ha puesto la cadena productiva, una mezcla de experiencia, innovación y compromiso con el medio ambiente.
En el campo académico, añade, hay un importante avance con más profesionales en la rama, algo que no acontecía cinco décadas atrás cuando arrancó la actividad en Ecuador.
A decir de Estrada, nuestro país debe seguir trabajando en consolidarse como el proveedor del mejor camarón del mundo. Pero para ello considera que debe darse libertad al sector para seguir buscando su norte, pero siempre respetando el marco jurídico y la responsabilidad social y ambiental.
Inversión
La selección genética es un paso indispensable para conseguir una producción más eficiente y competitiva. Reconociendo esta realidad, Grupo Almar adquirió el año pasado la productora de larvas y Nauplios Biogemar.
El presidente ejecutivo del Grupo, José Antonio Lince, explica que el requerimiento de larvas ha crecido significativamente, hasta llegar a volúmenes en los que no era prudente depender cien por ciento de terceros para el abastecimiento de este insumo.
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Con la adquisición -asegura- la información del origen de cada animal cosechado en sus camaroneras podrá conocerse y tendrá el más alto nivel de confianza sobre su origen, lo cual es muy apreciado en los mercados más exigentes.
Biogemar está trabajando en varios temas con el fin de generar animales de mayor crecimiento y resistencia, así como en la calidad de su carne (nutrición y características organolépticas), relaciones morfológicas entre cabeza y cola, las respuestas de las diferentes líneas a los ambientes de producción y su tolerancia frente a las principales enfermedades.
Grupo Almar renovó también el acuerdo de cooperación con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, con el cual se brinda la base científica y técnica para el desarrollo del programa genético de Biogemar. Otras de las inversiones realizadas por la compañía son la electrificación y automatización de los centros de cultivo, tecnologías de distribución de alimento balanceado, sistemas de bombeo de alta eficiencia y aireación y softwares informáticos.
Con un plan de inversión en marcha está NIRSA. Esta empresa busca incrementar la capacidad de producción para su línea de camarón con la compra de nueva maquinaria, acción con la que proyecta culminar el 2022 con un procesamiento aproximado de 140 millones de libras, entre camarón entero, cola y valor agregado.
El gerente de empacadora, José Juez, certifica que la compañía crea valor para atender la demanda y requerimientos de los consumidores, abriendo así las puertas hacia nuevos mercados. En su planta ProPosorja se procesan las presentaciones de camarón crudo con y sin cabeza, pelado con y sin vena, crudo pelado con y sin cola, E-Z Peel, apanado, apanado con coco, apanado prefrito normal, crudo y al ajillo, así como relleno con quesos, gourmet y brochetas. Estos productos llegan a: Alemania, Canadá, Chile, China, Colombia, Corea del Sur, EE.UU., España, Francia, Italia, Nueva Zelanda, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos.
NIRSA cuenta actualmente con las certificaciones ASC (Aquaculture Stewardship Council) para Europa y BAP (Best Aquaculture Practices) para Estados Unidos.
Nuevos mercados
La demanda insatisfecha de camarón en los mercados de China, Estados Unidos y la Unión Europea se presentan como una gran oportunidad para Ecuador. A decir de Coral, la oferta exportable del país podría incrementarse este año, todo dependerá de que tan rápido se puedan adaptar las empresas sin afectar la calidad del producto.
Después de China, Estados Unidos se convirtió en el principal mercado para el crustáceo nacional. El año pasado nuestro país se convirtió en el segundo proveedor del producto al destino norteamericano, superando a Indonesia. Los envíos crecieron en un 53 por ciento y vendió más de 406 millones de libras, alcanzando divisas por 1.187 millones de dólares.
El valor agregado, las diferentes formas de presentación, cocido, congelado, con cabeza, pelado, desvenado, colas, brochetas, cocido, entre otras, ha permitido el crecimiento del producto en territorio estadounidense.
Otro mercado con buen perfil es Corea del Sur. En el 2020 se convirtió en el segundo destino asiático del camarón ecuatoriano superando a Vietnam. El 2021 los envíos alcanzaron 77,4 millones de dólares.
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