Ecuador ofrece una geografía ideal para el cultivo de cáñamo
Su diversa geografía y las excelentes condiciones climáticas que presenta en cada región, hacen de Ecuador un país perfecto para el cultivo del cáñamo, debido a que las mismas derivan en un mayor rendimiento de la siembra y producción del cannabis no psicoactivo.
La Subsecretaría de Producción Agrícola del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), asegura que el ambiente le permite al sector ser más competitivo tanto por el clima y la intensidad lumínica; de hecho, se espera que cuando la industria esté más desarrollada, su producción se efectúe durante todo el año.
Entre los aspectos que inciden en el desarrollo de la planta están: su genotipo, la energía proporcionada por la luz, temperatura, humedad, dióxido de carbono y la fertirrigación; es decir, la aplicación de fertilizantes solubles por medio de los sistemas de riego para aportar al suelo los nutrientes que necesitan los cultivos.
El subsecretario del ramo, Javier Martínez, asegura que la producción de flor de cannabis no psicoactivo depende mucho de las variedades a sembrar, las condiciones climáticas, la densidad de la siembra y el manejo del cultivo. De esta manera, en promedio se pueden obtener producciones de entre tres y seis toneladas por hectárea en cada ciclo.
La inversión está ligada también a la tecnología a usar. En ese sentido, podría ascender a 8.000 dólares para cáñamo industrial; 30.000 para biomasa a cielo abierto; y de 150.000 a 300.000 para producción de flor bajo invernadero, según las cifras que maneja el MAG.
CannAndes es una de las empresas que se vinculó a esta industria debido a las bondades y ventajas que brinda la planta, además de los usos que se le puede dar, desde el medicinal hasta el industrial, indica su gerente de operaciones, Alfredo López. “Se aprovecha la planta al cien por ciento, remedia suelos y es la planta que mayor absorción de CO2 consume. Es amigable con el medioambiente así se lo haga como un monocultivo”, detalla.
La compañía ha desarrollado sembríos en provincias de la Costa, Sierra y Oriente, obteniendo buenos resultados con la misma variedad, la diferencia -explica López- se da en el proceso de siembra y tiempos, así como el fin del producto, si es para biomasa o si es para flor, o en el caso del cáñamo industrial, para fibras o grano.
La semilla que utilizan es importada de los Estados Unidos, validada, registrada y certificada con el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP); en el caso de las fertilizaciones, “son orgánicas, ya que generalmente los clientes piden eso, en cada región la fertilización es diferente en cantidades, todo dependerá del clima y del tipo de suelo”, señala.
En 2022, se anunció un plan de inversión por parte de la empresa para la siembra de cáñamo, así como para su producción, desarrollo de derivados y su exportación. La idea -manifiesta el gerente- es darle un valor agregado a la materia prima que se obtiene de la planta, para así no solamente sembrar y enviar la biomasa al exterior, sino crear una agroindustria, desarrollando productos finales para el consumo humano y animal.
Con agricultores locales
Una de las empresas internacionales cuyo equipo directivo ha estado vinculado durante más de una década a la industria del cannabis y que hoy tiene su base latinoamericana en Ecuador es Bionoid, una multinacional estadounidense que en 2021 adquirió la compañía ecuatoriana, Industrial Hemp Partners.
Juan García, gerente de Bionoid en Latinoamérica, comenta que incluso antes de la legislación del cannabis no psicoactivo, ya habían comenzado a desarrollar el Programa Integrado de Agricultores, que crearía un modelo de asociación entre la compañía y agricultores locales para ayudarlos a diversificar y expandir sus cultivos para incluir cáñamo.
“Actualmente, estamos trabajando con un pequeño grupo de agricultores en un programa piloto que involucra la plantación y cultivo de hasta 30 hectáreas de cannabis medicinal no psicoactivo”, manifiesta
La firma ofrece una serie de servicios que incluyen venta de semillas, un programa de cultivo para agricultores nuevos en el cannabis medicinal no psicoactivo con asesoría técnica, compras garantizadas de la cosecha de los agricultores, servicios de extracción incluidos los servicios de maquila para otros productores y las ventas de productos finales, por ejemplo, crudo, destilado y aislado de CBD.
En 2023, la empresa invertirá ocho millones de dólares en la adquisición de instalaciones y en la construcción de la planta de extracción de cannabis a escala industrial.
Impulso a la investigación
La investigación e identificación de las propiedades del cannabis y el desarrollo de pruebas para la formulación de diversas líneas de productos, son algunos de los aportes más relevantes de la industria del cáñamo.
A nivel nacional, existen centros especializados en realizar estudios sobre los usos de esta planta y son estos quienes traspasan su conocimiento por medio de programas de educación o a través de asesorías a quienes desean vincularse al sector.
Uno de los pioneros es Mayu Ecuador, esta empresa nació en 2009 y se dedica al desarrollo, investigación, educación y atención médica natural y alternativa, especializados en endocannabinología (cannabis) y uso de cannabinoides con un enfoque hacia un cambio en el estilo de vida y conexión con la naturaleza.
Su fundador, Julio Vicencio, asegura que, “la educación e investigación es fundamental para quitar el estigma y creencias contra la planta y compuestos del cannabis”, al tiempo de destacar que fueron los primeros en el país en elaborar productos con cannabis no psicoactivo con registro sanitario.
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Vicencio acompañado de un equipo de profesionales en medicina general, neurología, psiquiatría, terapias alternativas y naturopatía, han llevado a cabo el análisis y desarrollo de las fórmulas de la compañía y asesorías de otros ítems que se encuentran en el mercado; de forma paralela, Mayu Ecuador desarrolla investigación e innovación para la obtención de nuevas técnicas de medicina alternativa, detalla el especialista.
La empresa también ofrece programas de educación que realizan en conjunto con la Universidad de las Américas UDLA y ya cuentan con alrededor de 300 alumnos en cuatro promociones del diplomado de uso terapéutico de cannabis medicinal y dos de la especialización técnica en siembra y cultivo.
En una línea similar se desarrolla el trabajo de Hemp Ecuador Labs, una firma que empezó en 2018 y que brinda servicios en asesorías de cultivo, laboratorio de análisis para todo tipo de productos en base cannabis, venta de materia prima, servicio de extracción dirigido a cultivadores, entre otros.
Su gerente general, Eduardo Monge, manifiesta que se han elaborado productos exclusivos para el mercado ecuatoriano “en función de los principales malestares identificados a lo largo de más de dos años de investigación local”.
Para ello, la empresa tiene un equipo conformado por dos químicos especialistas en análisis, un biólogo botánico, un especialista en endocannabinología y un experto en formulación y desarrollo, además de dos laboratorios con tecnología de punta, uno destinado a análisis y formulaciones y otro enfocado en procesos de extracción y refinamiento.
Hemp Ecuador Labs se enfoca en la investigación de métodos de extracción para optimizar el rendimiento de las cosechas, así como en el área de endocannabinología para profundizar los conocimientos en cuanto a la interacción de los cannabinoides con los mamíferos.
En el 2022, la compañía firmó un convenio de inversión por 37 millones de dólares con el gobierno para la creación de uno de los centros de investigación de cannabis más tecnológicos y avanzados, así como la ampliación de sus laboratorios.
Uso cosmético
Con una planta de procesamiento de 9.500 metros cuadrados y una línea de producción de hidroalcohólicos, velas aromáticas, cuidado de mascotas y cuidado personal, Laboratorios Beautik se convirtió en el 2020 en la pionera en utilizar el cannabis en productos cosméticos.
Bajo el sello Cannabis Organic Care de Beautik Professional Hair Care creó una línea capilar que incluye shampoo, acondicionador, leave in y mascarilla, cuyo componente principal es el aceite de semillas de cáñamo. Ese mismo año, incluyó en su portafolio el gel para masajes Cannasil.
Alejandra Pérez, gerente de marketing de la empresa, comenta que antes de vincularse a este mercado, la investigación tardó alrededor de un año, debido a la complejidad en temas regulatorios y la normativa que para ese entonces no estaba totalmente definida. “Actualmente se proyecta el estudio de una línea de cuidado facial a base de aceite de cannabis, entre otros productos cosméticos”, indica.
La materia prima de la línea capilar es importada de Alemania, pues aún no se cuenta con stock local, sin embargo, ante el crecimiento de la producción de cáñamo en Ecuador, se espera próximamente contar con dicho componente y generar mayores divisas al país.