Buen viento para la energía renovable
El desarrollo de proyectos de energías limpias en el Ecuador, desde el sector público y privado, es una pieza fundamental para dinamizar la economía del país, incorporar nuevas tecnologías y frenar los efectos del cambio climático.
Gracias a su ubicación geográfica, el Ecuador cuenta con un gran potencial de distintos recursos de energía disponibles, entre ellos el sol, el viento o la caída del agua. Estos han permitido el desarrollo de recursos energéticos renovables, los cuales se destacan por su existencia inagotable o porque se los puede obtener mediante procesos relativamente rápidos y simples.
Bajo este paraguas, según el Ministerio de Energía y Minas , el 92 por ciento de la generación de energía eléctrica que consume el país. También opera el Sistema Nacional de Transmisión, que transporta la energía eléctrica desde las centrales de generación (públicas y privadas) hasta los centros de consumo y de entrega a las empresas distribuidoras.
La potencia instalada de las centrales de CELEP EP llega a 6.366,20 megavatios (MW) está distribuida en energía hidroeléctrica (4.482,2 MW), termoeléctrica (1.867,5 MW) y eólica (16,5 MW). Con el objetivo de garantizar el servicio eléctrico y seguir consolidando una matriz energética limpia para los próximos años, el Ministerio de Energía y Minas otorgó a la Corporación el desarrollo de proyectos de tecnologías sostenibles, a través de alianzas estratégicas.
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Por ello, Gonzalo Uquillas, gerente general de la empresa pública, indica que se ha iniciado la búsqueda de socios en el sector privado para la construcción, operación y mantenimiento de nueve proyectos de generación eléctrica, que sumarán 1.232 MW de potencia para el Sistema Nacional Interconectado.
El mismo, aún se encuentra en una etapa de socialización entre diversos interesados nacionales y extranjeros. “Estos nuevos proyectos priorizan el uso de fuentes de energías renovables no convencionales, como la fuerza del viento y de los ríos, el calor interno de la tierra y la radiación solar, acorde con el proceso de transición energética que tiene el país”, explica Uquillas.
Un ejemplo del impulso de este tipo de energías, es la central eólica Villonaco, ubicada en Loja, la cual es operada por CELEC desde el 2022, a través de la Unidad de Negocio Gensur. Asimismo, el Ministerio de Energía y Minas impulsa el proyecto eólico Villonaco II y III, que contará con una potencia nominal de 110 megavatios.
El hidrógeno verde también es una fuente de energía renovable, limpia y adaptable a diferentes industrias, que puede ser utilizado como un combustible sostenible y convertirse en una fuente energética fundamental para alcanzar la descarbonización del planeta y combatir el cambio climático.
Desafíos del sector
Por las distintas iniciativas que buscan promover la ampliación de la matriz energética, basadas en políticas de energía renovable, Eduardo Rosero , presidente de la Asociación Ecuatoriana de Energías Renovables y Eficiencia Energética , mira con optimismo el desarrollo que ha tenido este sector durante los últimos años , especialmente después de los resultados de la última subasta de 500 MW realizada por el Gobierno. “Aquí se constató que los precios de energía ofertados por el sector privado superaron las expectativas. Por otro lado, el mercado de las inversiones nacionales y extranjeras ha tenido un crecimiento sostenible, inclusive la banca
local está abriendo líneas de crédito para financiar este tipo de proyectos de energía renovable”, indica.
Frente a las condiciones de participación de los actores privados en este sector, Rosero reconoce que existen algunas regulaciones para la generación distribuida y de autogeneración que se han expedido en los últimos tres años, sin embargo, afirma que todavía hay algunas restricciones que solventar y que por el momento se están actualizando.
Entre los principales desafíos que enfrenta el sector privado están las garantías de pago por energía. “Para lograrlo, el Gobierno se comprometió a conformar un Fideicomiso del Sector Eléctrico que garantizaría, entre otros, los pagos para la energía de proyectos de energía renovable y hasta ahora no ha concluido dicho paso”, afirma Rosero.
En ese sentido, Diego Suárez , gerente de ENYA Energies , también reconoce otras barreras que enfrenta el sector privado. “Desde el ámbito local, por ejemplo, están la escasez de puntos de interconexión eléctrica de transmisión y distribución, o los largos plazos para firmar el título habiltante de un proyecto”, explica.
Mientras que, desde el lado externo, también hay una percepción de inestabilidad política y económica en el país, y obstáculos en el tipo de requisitos y plazos para aplicar y conseguir verdes, multilaterales o bilaterales, para empresas privadas sin suficiente capacidad financiera.
Ante la riqueza en recursos hídricos, solares, geotérmico y de energía de biomasa residual que tiene el Ecuador, Diego Suárez cataloga a la biomasa residual como la energía del futuro por su capacidad de producción eléctrica, térmica y de biocombustibles sólidos, líquidos y gaseosos de segunda generación, es decir, a partir de residuos orgánicos.
“Hay que considerar que, por su factor de planta del alrededor del 90 por ciento (energía estable, casi continua), la energía que produce una central de biomasa de 1 MW de potencia, es similar a la que produce centrales fotovoltaicas de 5 MW y eólicas de 3 MW (instaladas en sitios con importantes recursos solares y eólicos)”, afirma el gerente de ENYA Energies.
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