Con estas herramientas tecnológicas se están mejorando los servicios bancarios en el Ecuador
Los canales digitales, pagos móviles, billeteras electrónicas, Cloud, Open Finance, API’s (interfaz de programación de aplicaciones) y otras herramientas tecnológicas están transformando al sector financiero nacional.
A través de la tecnología, y principalmente la digitalización, las instituciones han podido acercar el sistema financiero a sus clientes, facilitando el uso de sus servicios, fortaleciendo los controles y brindando mayor comodidad y seguridad al momento de realizar transacciones.
Por medio del análisis de datos (Big Data), por ejemplo, los bancos han podido entender las necesidades y preferencias de sus clientes y con la inteligencia artificial (IA) generativa han desarrollado agentes virtuales que dan respuestas rápidas a preguntas frecuentes.
Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), explica que los bancos han implementado estas tecnologías a sus áreas de comercialización, mercadeo, ventas, evaluación crediticia, gestión de riesgos y de operaciones, a la par que han establecido modelos y algoritmos para identificar conductas que podrían implicar intenciones de lavado de activos.
En la gestión comercial, la IA y el Big Data permiten diseñar ofertas personalizadas para cada cliente y ajustarlas a su comportamiento financiero. Asimismo, el blockchain está cambiando el procesamiento de pagos, la verificación de identidades y los contratos inteligentes, reduciendo tiempo y costos.
“En el caso de los bots, estos apoyan principalmente las áreas de servicio al cliente y la gestión de procesos. Los bots automáticos están tomando el lugar de aquellas tareas repetitivas y manuales, optimizando los recursos para que las instituciones puedan enfocar sus esfuerzos en actividades de mayor valor estratégico”, detalla Rodríguez.
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La banca ecuatoriana también ha fortalecido su ecosistema de aplicaciones para dar más seguridad a los sistemas internos y clientes. Para estos últimos, se usan factores de doble autenticación, así como la combinación de elementos para verificar la identidad antes de hacer una transacción.
Las instituciones financieras ya han empezado a capitalizar los beneficios que esta tecnología puede ofrecer, ese es el caso del Banco Internacional, que se puso como meta convertirse en una organización data-driven. Su estrategia de datos incluye a la plataforma transversal y analítica Stratio Data Fabric, una herramienta que ha hecho que la entidad tome decisiones fundamentadas en datos precisos y modelos analíticos sólidos. Adicionalmente, gracias al Big Data está determinando las ubicaciones geográficas óptimas para instalar sus cajeros automáticos.
“Banco Internacional planea seguir expandiendo sus capacidades en analítica avanzada para optimizar aún más la toma de decisiones... Además, se encuentra explorando el uso de IA generativa para mejorar, a nivel interno, la democratización de la información”, asegura la institución.
De acuerdo al estudio ‘La expansión de la banca digital en Ecuador’ de la Asobanca, en el 2023, los canales digitales fueron una de las formas preferidas de hacer transacciones, especialmente a través del canal móvil, el cual aumentó 25 veces entre 2019 y 2023, pasando de 24 a 600 millones. Pero esta masificación también ha ampliado la superficie de ataque para los ciberdelincuentes, quienes están al asecho de vulnerabilidades en los sistemas, aplicaciones y redes financieras.
Nadia Sanjinés, security product manager de Telconet, afirma que la ciberseguridad ha dejado de ser un gasto para convertirse en una inversión, cuya estrategia no solo se enfoca en la defensa de la infraestructura, sino también en el monitoreo proactivo, en la rápida y automatizada gestión de los incidentes e inclusive con capacitación en cultura de seguridad.
“Las empresas que no priorizan la protección de sus datos y sistemas se exponen a riesgos significativos, como pérdidas financieras, daños a la reputación e interrupción de sus operaciones”, advierte.
La empresa de telecomunicaciones ha diseñado soluciones a la medida para afrontar estos riesgos, así como servicios de recuperación ante desastres, protección de datos y ciberseguridad integral defensiva, ofensiva y consultiva especializada. Actualmente, cuenta con un Centro de Operaciones de CiberSeguridad que monitorea 24/7, detectando y respondiendo a amenazas en tiempo real.
A medida que las amenazas de los ciberdelincuentes se han vuelto más sofisticadas, las instituciones financieras han tenido que reforzar sus estrategias para garantizar la seguridad de las transacciones y datos de sus usuarios.
Francisco Guzmán, country manager de Cirion Technologies, cuenta que entre las principales está el cifrado de datos, la simulación y pruebas de ataque para identificar vulnerabilidades, la autenticación multifactor mediante el uso de contraseñas enviado a los móviles y datos biométricos como huellas dactilares, así como la protección contra ataques de denegación de servicios (DDoS).
“Vemos en Ecuador que cada vez más las instituciones financieras migran a la nube por eficiencia y escalabilidad y en estas plataformas la seguridad es prioritaria con soluciones específicas para proteger los datos y las operaciones en entornos virtuales”, manifiesta.
Pero más allá del uso de plataformas, lo más importante es trabajar en la educación y capacitación de empleados y clientes, pues son ellos generalmente los eslabones más débiles de la cadena de seguridad.
A decir de Manuel Sánchez, director del Máster en Ciberseguridad de la universidad UNIR, los ciberdelincuentes siempre apuntan a los datos. “Hay ataques de phishing donde se intenta engañar, a las personas para que les den sus credenciales bancarias o algún tipo de información delicada, confidencial. Para evitar este tipo de ataques se puede optar por filtros antispam de excelente calidad, en tus buzones de correo electrónico”, recomienda.
El especialista afirma que, si bien las grandes corporaciones y empresas tienen una mayor conciencia sobre la protección de datos, ésta debería llegar también a la pequeña y mediana empresa, las instituciones académicas y al ciudadano común, pues son las más proclives a convertirse en blancos.
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