El sector de bebidas de Ecuador enfrenta un entorno desafiante

El sector de bebidas no alcohólicas del Ecuador realiza un aporte significativo a la industria manufacturera del país. Sin embargo, también enfrenta grandes desafíos locales generados por la inseguridad y la crisis energética.
Cecibel Serrano Zambrano
Operador de industria de bebidas trabaja en el área de bodega y almacenamiento de agua Vivant.

La cadena productiva de la industria de bebidas no alcohólicas posee cuatro eslabones importantes.

El primero es la provisión de insumos del sector agrícola e industrial, a este le sigue la elaboración de bebidas, a través de la fabricación y envasado del producto; como tercer segmento está la comercialización al por menor y mayor; y luego la industria de reciclaje y recuperación de envases.

De acuerdo con cifras de la Superintendencia de Compañías, hasta el 2023 existían un total de 215 empresas activas relacionadas a este sector. De ellas, 78 estaban dedicadas a la elaboración de bebidas no alcohólicas embotelladas y 137 se enfocaban a la fabricación de agua mineral natural y otras aguas embotelladas.

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La producción de esta industria posee un gran componente local, por lo que la Asociación de Industrias de Bebidas no Alcohólicas del Ecuador (AIBE) estima que solo un tres por ciento de la oferta que se comercializa en el país es importada.

Según datos del gremio, la cadena productiva aporta con 1.118 millones de dólares a la economía del país, lo que representa el 0,7 por ciento de la producción total y el 3,6 por ciento de la producción de la industria manufacturera del país.

“Somos una industria motor de la economía y debido a nuestro importante impacto socioeconómico, por cada dólar que gasta la industria, se generan 63 centavos en el resto de actividades”, afirma Carla Muirragui, presidenta ejecutiva de AIBE.

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La industria registró ventas por 780 millones de dólares el año pasado y entre enero y mayo de 2024 las mismas alcanzaron 325 millones de dólares, lo cual evidencia una recuperación paulatina del sector luego del impacto provocado por la pandemia.

“Los paros nacionales suscitados en años anteriores, la inseguridad, la pérdida de poder adquisitivo, entre otros factores macroeconómicos han impedido una recuperación total de la industria y las cifras alcanzadas en lo que va del año, todavía no igualan a los niveles pre-pandemia”, afirma Muirragui.

El diverso portafolio de la industria de bebidas no alcohólicas está compuesto por productos como agua natural, gasificada y saborizada, gaseosas, refrescos, jugos naturales, hidratantes y también energizantes.

Corporación Azende, ubicada en Cuenca, posee dos líneas principales de negocios, una de ellas es la de bebidas no alcohólicas refrescantes y su producto insignia es el agua purificada Vivant, de la cual se deriva una serie de presentaciones saborizadas, bebidas de té y funcionales (sin alcohol que buscan aportar beneficios para la salud).

Isabel Patiño, directora ejecutiva de Corporación Azende, indica que el año anterior la empresa produjo más de 30 millones de litros de agua purificada Vivant.

“Enfrentamos un crecimiento que supera el 18 por ciento de ventas, debido al reconocimiento de la calidad de esta bebida y una tendencia del consumidor por evitar productos azucarados o con colorantes artificiales, lo cual nos permitió tener una posición muy favorable frente al 2022”, asegura Patiño.

Para Carla Muirragui, este año perfila un escenario con inmensos desafíos para el sector de bebidas no alcohólicas, señalando a la inseguridad como uno de los principales problemas que vive la industria y su cadena de valor.

En el Ecuador, según datos de la AIBE, más del 71 por ciento de las ventas que registra el sector se efectúan en las tiendas de barrio, abarrotes, bodegas y distribuidores.

Al problema de seguridad, se suma la crisis energética, lo cual tiene un impacto directo en la producción y competitividad de la industria.

Técnico de Alpina trabaja en la línea de producción del nuevo yogurt BonYurt Chocapic, en alianza con Nestlé.

A pesar de los diferentes escenarios adversos que atraviesa este sector, las empresas reinventan sus estrategias, con la finalidad de incrementar su participación en el mercado y brindar varias opciones al consumidor.

En ese sentido, Alpina Ecuador y Nestlé, anunciaron en agosto de este año, una colaboración que une a sus marcas para crear una nueva bebida, BonYurt Chocapic, la cual fusiona el yogurt con el cereal sabor a chocolate.

A través de una estrategia de co-branding ambas compañías pueden capitalizar sus fortalezas y ofrecer un valor agregado a los consumidores, siendo este el segundo producto, resultado de la sinergia entre las dos empresas.

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