Daniel Pintado y su ejemplo de perseverancia

Daniel Pintado consiguió la medalla de oro al llegar a meta en la prueba de los 20km marcha.
Redacción Vistazo
Daniel Pintado consiguió la medalla de oro al llegar a meta en la prueba de los 20km marcha masculinos de los Juegos Olímpicos de París 2024, este jueves, en la capital francesa.

El cuencano Daniel Pintado es el nuevo campeón olímpico de los 20 kilómetros Marcha. Repite el éxito del también cuencano Jefferson Pérez, en Atlanta 1996.

Las dos primeras experiencias olímpicas de Daniel Pintado no le dieron un lugar protagónico en la historia de los Juegos. En Río 2016, en el puesto 37; y en Tokio 2021, en la posición 12, fueron sus anteriores resultados hasta hoy, que llegó como uno de los favoritos para colgarse una medalla en París 2024.

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Pintado empezó la carrera como el quinto mejor marchista del mundo, pero la medalla se la daba casi asegurada porque su recorrido daba ciertas pautas. El año pasado, en el Mundial de Marcha en Hungría, el cuencano ganó la de Plata. En entrevista realizada en septiembre del año pasado, en Revista Vistazo Cuenca, Pintado habló sobre su experiencias en el Mundial, pero sobre todo dejó claro que había un espacio reservado para la medalla de los Juegos Olímpicos París 2024.

Daniel Pintado ganó medalla de oro en los Juegos Olímpicos París 2024.

LA PREVIA DEL ORO

En aquella charla, Pintado mostró la presea de plata que lo catapultó como el segundo mejor marchista del mundo. La tenía en una caja rectangular, sobre una mesa con trofeos y reconocimientos. "Es la mimada”, dijo emocionado, sonriendo y mirando aquello que le fue esquivo por algunos años y que al fin el pasado 24 de agosto del 2023 se hizo realidad.

Ese día en Budapest su imagen y su nombre estuvieron en los ojos del mundo deportivo cuando marchaba detrás del español Álvaro Martín para tratar de superarlo y ubicarse en primer lugar.

Daniel fue táctico, cauto y prefirió asegurar ese segundo puesto antes que recibir una tercera tarjeta. En los kilómetros finales tenía en la mente a sus hijos Nicolás, de ocho años, y Montserrat, de tres.

Al llegar a la meta brincó y sacó pecho; tenía su medalla mundial. “Era algo que necesitaba... El trabajo y el esfuerzo entregado por varios años ha dado sus frutos”.

Daniel Pintado cuando ganó el Gran Premio Mundial de Rio Maior de marcha.

EL DEPORTE COMO RUTINA

Hasta el año pasado, la medalla de plata era la más importante de su carrera, pero no olvidaba la primera, la que obtuvo en los Juegos Sudamericanos Escolares en 2009.

Fue en esta competencia que definió en qué se centraría para entrenar. Pero todo tiene un inicio.

Daniel tenía un tío que entrenaba taekwondo y le aconsejaba a él y al resto de la familia que practiquen una actividad deportiva por la disciplina y perseverancia. Su madre Eulalia quiso que sus hijos siguieran este camino y en segundo año de escuela ya practicaba natación y desde quinto atletismo.

Estas actividades las hacía como una rutina diaria. “El deporte dentro de mi vida estuvo ligado a algo que era de hacer todos los días”, recuerda el deportista, quien además era corredor de fondo.

Daniel Pintado junto a sus hijos.

EL APRENDIZAJE CON LOS GRANDES

A los 11 años siguió los pasos de su hermano mayor, David, quien entrenaba en la Escuela de Marcha. A esa edad escuchaba el nombre de Jefferson Pérez como una leyenda que había ganado una medalla olímpica. Se emocionaba compartir, de vez en cuando, los mismos escenarios deportivos cuando entrenaban.

Cuando Jefferson ganó la medalla de plata en Beijing, Daniel se decía: “Si él pudo salir de esta ciudad a ser medallista olímpico, ¿por qué yo no? Nos hacía creer, a todos nosotros que éramos pequeños, que era posible”.

Daniel Pintado junto a Jefferson Pérez

Ya en el colegio se unió a los entrenamientos largos de Andrés Chocho, Claudio Villanueva y Jonathan Cáceres quienes tenían un largo camino profesional y de éxito. Esto llamó la atención de Andrés quien pidió al entrenador que lo unan al grupo. “Para mí fue importante ser parte de este equipo de atletas olímpicos para que la carrera me resulte más fácil”.

El camino lo había comenzado a trazar, pero la paternidad a sus 19 años y la responsabilidad sobre su familia hizo que se replanteara si el deporte le daría lo suficiente para una vida estable. Reconoció que no supo lidiar bien con eso y se separó del grupo de entrenamiento. Entonces se dio una oportunidad. Entre 2015 y 2018 vivió momentos entre subidas y bajadas, clasificaciones a Juegos Olímpicos y resultados no tan favorables hasta que volvió a elevar su nivel competitivo.

Con la pandemia y tras paralizarse todo, compró una bicicleta estática y una caminadora de segunda mano para seguir entrenando; quemó incluso un par de reguladores de voltaje, pero nunca paró. Se vinculó con Andrés Chocho como entrenador y en campeonatos mundiales estuvo cerca de entrar entre los tres primeros. Si la medalla mundial estaba cerca entonces era cuestión de ir hacia allá.

La preparación inició entre campamentos fuera del país, una lesión y largas jornadas de fisioterapia. En los 20 kilómetros del Mundial de Atletismo de Budapest salió inseguro, y aunque mejoró su marca, ocupó la séptima posición. En los cinco días de recuperación se enfocó plenamente en los 35 kilómetros y con el equipo prepararon una competencia “más inteligente”.

“Pasé dos años buscando una medalla mundial. En tres ocasiones estuve muy cerca, pero al final esta fue la vencida”, comentó Daniel y aseguró que este camino con subidas y bajadas lo han ayudado a mantenerse sencillo y tranquilo.

Otra de las fortalezas para no dejarse vencer es su familia. “Ha sido lo primero para no derrumbarme totalmente”. Habla de su hijo Nicolás quien ha sido su norte para seguir, la razón para llegar al final de cada carrera. “Él fue un impulso motivacional en mi carrera deportiva porque gracias a él yo no puedo darme por vencido”. Es que Nico lo espera al final de las competencias nacionales y le graba videos y le hace dibujos antes de cada competición.

Nicolás cuenta que no se pierde las carreras de su padre, que disfruta, grita y se queda sin voz para alentarlo detrás de la pantalla.

Karen, la esposa de Daniel, lo conoce muy bien. Sabe que en los días previos a la carrera puede haber estrés o ansiedad, entiende sus concentraciones, pero también las emociones cuando una carrera se cierra. Y cuando termina una competencia Daniel vuelve a su lugar de paz para jugar con sus hijos ‘Nico’ y ‘Monse’.

Lo que vive Daniel está acompañado de una frase que es su vida, una que su madre Eulalia le dijo cuando era niño y que no solo quedó en palabras, sino que se la bordó en letras de colores y la puso en cuadro: “Con Dios todo es posible”.

* Reportaje realizado por Cristina Mora. Fue publicado en septiembre del 2023 y actualizado este jueves 1 de agosto del 2024.