David Farinango: del frío y la altura del Cajas al calor de Tokio
El nadador ecuatoriano, David Farinango, no se imaginó que una receta médica para tratar su asma, lo tendría hoy dando brazadas en aguas abiertas junto a los mejores del mundo en Tokio, en representación de Ecuador.
“Cuando era pequeño me diagnosticaron asma, entonces el doctor me dijo que debía elegir hacer un deporte: karate o natación; y a mí siempre me gustó nadar, así que comencé a hacerlo desde los 5 años”, contó Farinango.
Antes de ir a Tokio, el seleccionado ecuatoriano habló con Vistazo sobre su entrenamiento. “Estamos haciendo una preparación completamente diferente, algo que nunca he hecho. Estoy durmiendo en el (Parque Nacional) Cajas, a 3.500 msnm, para ganar más glóbulos rojos, más oxigenación; y todos los días bajo a Cuenca a mis entrenamientos”, explicó el deportista.
En el Cajas, además de pernoctar, él y la nadadora también clasificada Samantha Arévalo, salían a correr y entrenar para acondicionar el cuerpo. Dos semanas antes de viajar, dejaron de dormir durante las noches de Ecuador, para adaptarse al cambio de horario en Tokio, en donde, a diferencia de la reserva ecológica andina, se ha reportado entre 66 y 84 % de humedad, lo que hace que la sensación de calor aumente.
En el 2016 se clasificó como séptimo en el mundo de su categoría, en 2017 se convirtió en campeón sudamericano y en juveniles también. “Allí supe que tenía un gran potencial y fui a mi primer mundial en Hungría”.
A sus 20 años, Farinango ha nadado en el mar rojo, en el Atlántico, en el Pacífico, y en varios ríos del mundo, en los que, asegura, es más difícil nadar por la “corriente”.
Cuando salió del colegio decidió radicarse en Cuenca para entrenar junto a varios “exponentes de aguas abiertas” y estudiar Administración de Empresas en una universidad azuaya.
“Mi familia tiene empresas en Machala, y estoy interesado en ello. Al final, es una carrera que se expande; y es una opción para mí luego de que cumpla mi etapa como deportista”, comentó.
Las expectativas de Farinango para Tokio no son las de llevarse la medalla de oro, por el momento, porque reconoce, es la primera vez que llega a unos Juegos Olímpicos, pero espera ganar experiencia para hacerlo a futuro.
“Mi objetivo es dar el máximo de mí, y después de esta rutina ardua de entrenamiento entender hasta qué punto puedo llegar a competir porque voy con mi mejor forma física”, subrayó.