Anahí Suárez: “Extraño a Álex (Quiñónez), era mi amigo y me convenció para competir en los 200 metros”
La velocista de Imbabura, Anahí Suárez, es monarca en las pruebas de 200 y 400 metros planos y nunca tuvo un arranque de temporada tan exitoso. En su mira están los Juegos Olímpicos de París 2024.
Antes de practicar atletismo, Anahí se dedicaba al judo pero todo cambió cuando dirigentes deportivos del Napo fueron a Ibarra para buscar talentos.
“Tenía 15 años y la directora de mi escuela me explicó que era muy buena para correr y que me tocaba estudiar y ser deportista a tiempo completo”, recuerda la única deportista de una familia donde siempre recibió total apoyo en cuanto a su decisión de ser atleta.
“Crecí con mis abuelos y mi mami se hacía presente como podía. Nunca me faltó amor y comprensión. Le debo todo a mi familia, nunca me dejaron sola”, añade la corredora quien recibió la calificación como la deportista con mayor proyección en las pruebas de velocidad por la Confederación Sudamericana de Atletismo.
Anahí vive su etapa de profesionalismo como un eterno sueño. En Quito la pista de los Chasquis es su camino diario para ser feliz, disfruta entrenar y siempre tiene presente sus dos referentes: Álex Quiñónez y Ángela Tenorio. “Extraño a Álex (Quiñónez), era mi amigo y me convenció para competir en los 200 metros, me costó adaptarme pero lo hice y lo sigo haciendo por él. Ángela siempre fue mi modelo, me gusta su perseverancia y lo que tuvo que superar para estar en la élite. Romper uno de sus récords me emocionó mucho”.
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CORAZÓN VALIENTE
Anahí siempre supo que iba a ser una campeona. Bajo el liderazgo de su entrenador Nelson Gutiérrez -desde 2016- se forjóla imagen de una atleta fuerte y explosiva. En 2017 ya corría las pruebas de 100 y 200 metros y competía en los mundiales y Juegos Olímpicos en la posta 4×100 y 4×200 metros. Un año después ganaba doble oro en los 100metros y 200 metros en el Campeonato Sudamericano Sub-18 de Atletismo y se llevaba el bronce en los 100 metros en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Verano de 2018.
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Anahí es leal a sus valores, sus amigos, sus sueños... “Cada cosa que Dios me pone en el camino créame que todo lo bueno y lo malo me ha servido para mejorar...”, suele decir con firmeza.
Cuando su amigo Álex Quiñónez fue asesinado en Guayaquil el 22 de octubre de 2021, empezó a dedicar sus victorias tal como lo hizo el año pasado después de llorar la partida de su abuelito y de Yadira Reyes, esposa del fisioterapista Caridad Martínez. “Yadira fue como la figura materna a la que podía acudir desde que llegué a Quito hace siete años”, acota.
CAMBIAR Y VENCER
En 2022, con su entrenador Nelson Gutiérrez, acordaron cambiar de prueba a los 400 metros y los resultados no tardaron en llegar. A inicios de marzo de 2023 Anahí rompió el récord nacional de los 400 metros planos en los Juegos Suramericanos de Asunción, una marca que perteneció a Liliana Chalá durante 35 años.
“Tenía un esguince y el médico me prohibió correr pero creo que fue una buena decisión porque me de mostré a mí misma que sí podía”, relata la imbabureña quien tan solo cuatro meses después mejoró su propia marca para imponerse con un tiempo de 51:95.
Anahí sabe que tiene que bajar un segundo a su propio récord para clasificar a los juegos Olímpicos de París 2024. “En abril cancelé dos competencias para cuidarme. La idea es recuperarme y llegar muy bien físicamente al mes de junio porque a partir de este mes la marca es válida para clasificar a París 2024”, explica.
“Viví la experiencia de los Juegos Olímpicos y quiero más. Codearse y convivir con las mejores del mundo hace que todos esos años de sacrificios hayan valido la pena”, enfatiza.
Mientras tanto Anahí sigue entrenando en las pistas del Chasqui con fe y voluntad. Cuando termina sus entrenamientos escucha música o ve las telenovelas mexicanas que le gustan mucho pero las distracciones son pasajeras: “Dios tiene un propósito para mí y no descansaré hasta tener oro en las manos”, confiesa. ¡Que así sea...!