Valeria Quintana Velásquez: Danzando hasta Finlandia
Valeria escogió una de las profesiones más sacrificada que pueda existir: ser balletista y siendo ecuatoriana lograrlo fue casi una hazaña heroica. A los seis años su abuela “Nana” la empezó a llevar a la academia Pam Danza Teatro en Urdesa.
“Comencé cuando era muy pequeña y siempre me gustó, no existe un día en especial en el que sentí que sería mi vida, poco a poco me fui dando cuenta que esto era para mí y no me veía haciendo nada más”, comenta la baletista de 27 años.
A los 13 viajó a Cuba y presentó el ballet Giselle en el Gran Teatro de La Habana. Se quedó un mes y medio en este país. “Me impactó la forma en que trabajaban allá. Luego de eso empecé a ir a más competencias. Llegaron ofertas de becas y cada vez se abrían más puertas”, recuerda Valeria.
Una vez que se convirtió en bachiller, participó en el World Ballet Competition 2012 en Orlando, Florida (Estados Unidos) y recibió nuevas propuestas. Esta vez del Orlando Ballet School y de la Academia Internationale Coreutica. “Tuve una química inmediata con la directora italiana y un mes después viajé a Florencia (Italia) para estudiar con ella”.
En Italia obtuvo su título como bailarina profesional en la Accademia Internazionale Coreutica de Florencia. “Florencia me cambió la vida en lo profesional y en lo personal. Fue un cambio enorme para mí.
Crecí mucho, descubrí un mundo nuevo sobre la danza, la forma de entrenar y de preparar mi cuerpo a un nivel de estudiante profesional. Yo llegué a Florencia un poco perdida y tuve que aprender de cero muchas cosas pero a pesar de eso creo que nada me detuvo y logré mi objetivo, pienso que comprobé que soy muy constante y fiel a lo que quiero”, detalla.
Luego llovieron un sinfín de competencias internacionales, como los American Dance Awards (ADA) en Estados Unidos, o el Festival Tanzolymp en Alemania, considerado las “Olimpiadas” del ballet.
“La verdad no soy muy fan de las competencias pero las hacía por el proceso, porque eso es lo que te hace crecer. El “Tanzolymp” en Alemania fue especial porque realmente no me esperaba el silver medal, me sorprendió por completo, pude compartir escenarios con artistas de mucho nivel y me sentí orgullosa”.
Valeria en Francia
La primera compañía que integró “Vale” fue el Opera national Ballet du Rhin (Francia).
“El lugar perfecto para mí, pude crece, bailar mucho y acostumbrarme a un ritmo profesional. El director me guió muchísimo y me dio oportunidades de bailar roles de solista e incluso uno principal. Siempre supe que no sería el lugar donde me quedaría pero era perfecto para arrancar. A los tres años decidí cambiarme porque yo buscaba un repertorio más clásico, y ya cuando me sentí lista para probar algo más grande lo hice”, acota.
Después de Francia tenía todo listo para una audición en el Stuttgart Ballet de Alemania pero la casualidad de un viaje cambió su destino.
“Cómo llegué al Finnish National de Finlandia es una historia increíble porque nunca se me cruzó por la cabeza terminar bailando acá. Yo tenía todo listo para una audición en Stuttgart ballet que es una compañía muy reconocida en Europa y en el mundo. El director ya me conocía y ya estaba hablada la situación para poder cambiarme allá, pero antes de viajar a Alemania decidí visitar Helsinki por una amiga y aproveché para tomar clase con la compañía. Estaban bailando la” Bayadere” Natalia Makarova así que fui a ver el show. El Opera house era increíble, sus bailarines, la ciudad.... Después de la clase el director me ofreció un contrato. Sentí que era mi lugar y no quise desperdiciar la oportunidad. Cancelé mi viaje a Stuttgart y firmé el contrato enseguida. Luego de unos meses me cambié a vivir a Finlandia y no me arrepiento fue la mejor decisión”, explica.
La balletista que se convirtió en la primera ecuatoriana en ser parte del elenco de planta del Finnish National Ballet, compañía clásica sólida muy reconocida en Europa, con más de ochenta artistas y repertorios de todo tipo; con la cual, además, actualmente tiene un contrato permanente que le garantiza inclusive su jubilación.
Modern Family
Valeria se dedica a su pasión pero en los meses que tiene de vacaciones aprovecha para visitar a su familia en Ecuador: su mamá, Sylvia Velázquez; su papá, el cirujano plástico Fernando Quintana; sus hermanos: Hugo, Sebastián y María Emilia. “Somos muy unidos a pesar de que yo estoy lejos. Adoro mi familia y creo que somos muy parecidos.”
A pesar de tener tan solo 27 años Valeria ha viajado mucho y domina el inglés, italiano y algo de francés, está estudiando finlandés y también ruso puesto que su novio es el bailarín ruso Sergei Popov, estrella del Ballet Nacional de Finlandia y quien ha trabajado en el legendario teatro Mariinsky en su país.
“Entre los dos nos entendemos y apoyamos cuando lo necesitamos. Lo admiro mucho. Con él aprendí que como profesional la perfección no existe pero aprendemos a disfrutar incluso lo imperfecto y claro disfrutar del proceso de crear un personaje desde los ensayos en el estudio hasta llevarlo al escenario y ver cómo evoluciona con todos los shows que tenemos” finalista la balletista quien pudo trabajar con maestros y coreógrafos reconocidos como Cynthia Harvey, Anne Marie Holmes y Liam Scarlett.
El cuerpo al límite
Después de 7 años como profesional Valeria usa el adjetivo “agotador”, y no exagera.
Un día normal para ella arranca a las 10:00 con clases de ballet y continúa a las 11:30 con los ensayos de la producción, los que se extienden hasta las 17:00.
“A veces podemos ensayar hasta tres producciones al mismo tiempo. Somos atletas tenemos que estar fuertes y sano para que el cuerpo responda. He sufrido fracturas por estrés algunas veces pero a pesar de todo he tenido suerte en este aspecto”.
La guayaquileña sabe la vida de una bailarina es efímera. A futuro le gustaría estudiar fotografía, formar una familia y tener algún proyecto de danza en el Ecuador.
Mientras tanto se dedica a su pasión lejos de su tierra. “Siento que ya he llegado más lejos de lo que algún día imaginé. Estoy muy feliz y contenta con mi trabajo y vida”.