O.J. Simpson: Una tragedia americana

Ileana Matamoros
O.J. Simpson: Una tragedia americana

Han pasado más de 20 años y el juicio de O.J. Simpson no pierde actualidad. El proceso televisado por CNN en 1995, y lo que desencadenó, es hoy considerado el primer reality show. Internet era una novedad, las redes sociales no existían, pero el horrible doble asesinato paralizó a Estados Unidos y captó la atención del mundo.
 
El astro del fútbol americano devenido en actor y hombre de negocios estaba incriminado hasta el cuello: la sangre de su exesposa Nicole y de un amigo de ella había dejado un rastro hasta su propia casa, manchando su carro y ropa. No tenía coartada. Justificó contradictoriamente una herida en la mano, y su ADN estaba en la escena del crimen.
 
Además, Simpson ya había sido condenado por violencia doméstica, era un celópata golpeador. Encima huyó, lo atraparon con la intención de llegar a México. Pero el jurado lo encontró inocente. Fue una especie de “Making a murderer” al revés: el dinero, la raza y la celebridad de O.J. jugaron a su favor. Desde 2008 Simpson está preso por un robo y secuestro que protagonizó en Las Vegas.
 
Podría salir libre por buena conducta en julio, con 69 años y una pensión millonaria. Dos aplaudidas series, una dramática y otra documental, recrean el paradigmático caso, que resulta en un profundo retrato sobre la sociedad norteamericana y su sistema legal.
 
 
 
“The People v. O.J. Simpson: American Crime Story”
 
Con Cuba Gooding Jr. como Simpson en un elenco que incluye a John Travolta (que también es productor) y a David Schwimmer (de“Friends”) como Robert Kardashian, el amigo y abogado de Simpson, padre de las famosas celebrities. La serie de FOX disponible en Netflix obtuvo el Globo de Oro a la Mejor miniserie o película para televisión, y la interpretación de Sarah Paulson (“American Horror Story”) como la fiscal Marcia Clark le valió el premio a la Mejor actriz. Los 10 capítulos de una hora relatan el juicio y sus entretelones haciendo foco en las estrategias de la fiscalía y del llamado dream team legal que contrató Simpson para su defensa. “¡Yo no soy negro, soy O.J.!” reclamó el acusado a sus abogados cuando supo que jugarían “la carta racial”. Pero los antecedentes racistas de la Policía de los Ángeles abonaron la narrativa del complot que convenció a un jurado de mayoría afroamericana.
“O.J.: Made in America”
 
El documental de ESPN ganador del Óscar dura siete horas y media divididas en cinco partes. Es un exhaustivo y apasionante trabajo de archivo y entrevistas que recoge la vida de Simpson desde su temprano ascenso a la fama en las ligas universitarias. Narra paralelamente la historia de tensiones raciales y abusos de la policía y la justicia de Los Ángeles contra la población negra. El contexto evidencia la paradoja: O.J. nunca quiso relacionarse con la lucha por los derechos civiles, su estilo de vida era el de un blanco millonario. El veredicto que lo absolvió dividió a un país: fue celebrado por afroamericanos como un gesto de revancha, y lamentado por otros (blancos en su mayoría) como un error de la justicia, donde la emoción venció a la razón.