¿Qué cambió en Estefi Espín tras la llegada de su hija Emilia?
El 10 de noviembre pasado nació Emilia. “Con la llegada de mi primera hija sigo queriendo controlarlo todo, pero ahora sé que no controlo nada”, asegura la joven mamá de 35 años.
Estefi Espín lleva 15 años contando historias que impactan, pero desde que es mamá siente más hondo la fragilidad de esos niños abusados, abandonados e incomprendidos. “Contamos hace poco la historia de una niña de seis años que presenció cómo su padre decidió acabar con la vida de su madre de manera violenta. Imaginar el impacto, el dolor, lo que significará esa escena por el resto de su vida, genera impotencia”, acota la madre de Felipe, Joaquín y Emilia.
¿Qué significa la llegada de Emilia después de otros hijos?
Cada niño llega para lograr esa maestría de vida en los capítulos de una madre, así han venido mis hijos. El primero, que está en el cielo, fue un despertar; el segundo, Felipe, mi primera revolución; Joaquín mis prácticas de amor, y Emilia a educar la mirada, a evocar la esperanza. Una niña que nace en pandemia, en medio del dolor, incertidumbre y malas noticias pero que respira vida, nuevos comienzos, ilusiones, y sobre todo fe. ¡Es la vida misma! El mensajero de la pandemia va recordando en sus notas de aviso que el tiempo corre sin perdón, la muerte llega sin notificar, y este tramo de vida tan corto resulta esperanzador. Emilia me encontró con ganas de vivirlo en gratitud.
¿Qué vida sueña para su hija, quisiera que se parezcan o espera que de alguna manera que le mueva el piso?
El proyecto feliz, desde la felicidad que ella interprete. Si algo quisiera enseñarle a Emilia es que se atreva a escribir su propio libro, que no espere a que alguien más diseñe la portada, de principio a fin. Que permita que el corazón escriba, porque el corazón seducirá sus pensamientos, sus actos y esas acciones escribirán su vida. Son temas que estoy tocando en mis redes para llegar a más personas con educación emocional, porque las historias que el periodismo me ha mostrado, confiesan que este país tendría también otras letras si nuestros gobernantes, nuestros jóvenes, nuestras madres, nuestras familias, aprenderían a gobernar su vida antes de querer gobernar a alguien más...
¿Cómo madre y periodista cómo tomó las declaraciones de la esposa del presidente electo en relación a temas polémicos como el aborto por violación?
Yo aplaudo a mujeres que miran de frente a sus convicciones en un marco de respeto. Aplaudo el derecho de las mujeres a opinar en voz alta sin importar la orilla, el cargo, ni las distancias en conceptos. Aplaudo a mujeres que caminan al ritmo de sus valores, entre aciertos y equivocaciones, pero dejar de hablar en voz baja en tiempo de hoy, más que un acto de valentía es un acto de responsabilidad con el futuro que forjamos.
Puedo no estar de acuerdo con muchas mujeres en temas que he defendido desde siempre, como el derecho a la vida desde la concepción, pero mi trabajo es defender siempre el derecho de toda mujer a defender sus argumentos y su opinión. Nunca la vemos perder la cordura en las entrevistas... Entre el rating y el ego nos quisieron acostumbrar a que el más bravo gana, que el que no ataca pierde, y que el primero en gritar es el primero en llegar. Yo no subestimo la capacidad de mi audiencia para distinguir un silencio, la evasión, el arte de leer entre líneas, que en la política resulta arma valiosa para el arte de gobernar. Es desde el trabajo diario y esfuerzo, sin tanto golpe de pecho, que logramos que este oficio cumpla un propósito.
¿Emilia cambió a Estefi?
Hoy soy una Estéfani persiguiendo un propósito, ofrezco mi trabajo periodístico diario en televisión como una forma de servir, mi trabajo en redes, en radio, por la educación emocional en el país como una forma de construir y porque me inyecta energías, la dopamina de la que quiero contagiar a Emilia, a mis hijos, para que compren una vida con lo que nosotros pudimos darles, pero la vendan, la entreguen, con lo que ellos soñaron ser. ¡Somos lo que soñamos! Si de la mano de eso logro que vean que en cada letra quien movía la pluma era Dios, creo que el resto queda en añadidura.