Proyecto busca mejorar la calidad del agua potable de Guayas y Manabí hasta 2024
La necesidad de conservar las cuencas hídricas se vuelve cada vez más evidente mientras avanza la lucha por retener el desgaste de los recursos naturales del planeta. En Ecuador, el río Daule abastece a un cuarto (25%) de la población de una de las ciudades más grandes del país: Guayaquil.
Este cuerpo de agua dulce provee de líquido vital para el consumo doméstico, pero también para la utilización agrícola e industrial de uno de los motores económicos del país. Sin embargo, varias organizaciones de la sociedad civil e internacionales han detectado que el río Daule presenta cada vez más problemas que ponen en riesgo la cantidad y calidad de sus aguas.
Es así que varias entidades han promovido proyectos para un manejo sostenible de las fuentes de agua del río. “La Fuente” es el nombre de la última iniciativa presentada por una coalición conformada por el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), Fondagua, el Municipio de Guayaquil y la Universidad Casa Grande.
El proyecto prevé, hasta el 2024, realizar acuerdos de conservación y restauración, programas de educación ambiental con el diseño e implementación de productos y piezas para la información, sensibilización, capacitación e incidencia. Asimismo, implementación de fincas agroecológicas demostrativas y desarrollar una red de gobernanza, beneficiando a asociaciones agropecuarias, colectivos de mujeres, alumnos de centros de educación básica y bachillerato.
Se espera que se involucren grupos de 15 parroquias en 9 cantones de Manabí y Guayas.
“También queremos impulsar el uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular; que restaure la biodiversidad y reduzca la desigualdad que lamentablemente aumentó a causa de la crisis Covid”, expresó Charles-Michel Geurts, Embajador de la Unión Europea en Ecuador.
El secretario técnico de Fondagua, Giovanni Ginatta, indicó que el deterioro ambiental que sufre la cuenca del Daule provoca una reducción visible de la calidad del agua que, a través de procesos de potabilización, llegan a los hogares de muchas personas.
“Factores como la contaminación del agua por descargas residuales, la pérdida de vegetación actual en la que solo queda un 14% de bosque, y los niveles de erosión catastróficos en al menos 12 microcuencas, perjudican directamente la calidad y cantidad de agua que llega a los puntos de captación de las plantas de potabilización de agua, y posteriormente a nuestros hogares e industrias”, señaló.