Pandemia de falsos diagnósticos por desinformación oficial
2021/03/0710:08H.
La autoridad sanitaria ecuatoriana facilitó la llegada masiva de pruebas
rápidas de anticuerpos en la pandemia: entre marzo y octubre el país invirtió 57 millones de dólares en
este insumo, frente a 3 millones para pruebas moleculares, que sí sirven para diagnóstico. El 80% de
tests rápidos vino de China; el 49% de marcas que importó Ecuador fueron retiradas de EE.UU. El gobierno
permitió la venta libre de esos productos, que se usaron equivocadamente para diagnosticar el
coronavirus. En medio de la desinformación generalizada, personas infectadas por coronavirus creían
estar sanas. Y personas no contagiadas se aislaron, por miedo a estar enfermas.
En Cuenca, la autoridad adquirió pruebas rápidas de
anticuerpos covid-19, del laboratorio chino Wondfo. Foto Xavier Caivinagua
“Es una cadena de cosas desgastantes, te matan casi de un infarto” comenta Sofía
P., funcionaria municipal, quien recibió un falso positivo en una de las pruebas rápidas de coronavirus
hechas por el Municipio de Cuenca desde mediados de 2020. No es la única.
Miriam Y. se practicó las pruebas municipales. Durante ocho días guardó reposo,
pero optó por pagar una prueba molecular en un laboratorio privado y dio negativo para coronavirus.
Cuenca es la tercera ciudad del Ecuador. La autoridad compró diez mil pruebas
rápidas de anticuerpos de Wondfo, a través de un concurso público. El contrato totalizó cien mil
dólares.
En el curso de esta investigación, la alianza periodística formada por el portal
Código Vidrio, revista Vistazo y la plataforma CONNECTAS descifró las razones por las cuales el país fue
inundado de pruebas rápidas de anticuerpos Covid-19, que fueron usadas erróneamente para diagnosticar el
coronavirus, ante la falta de una política sanitaria clara. La equivocación impidió contener el avance de la
pandemia.
El investigador David Acurio fue parte del equipo que hizo un estudio académico
para medir la prevalencia del virus SARS-CoV-2 en Cuenca. Explica los problemas de los falsos diagnósticos
de coronavirus, a partir de pruebas rápidas de anticuerpos. “Si bien los positivos falsos significan una
afectación económica, más grave es haber dejado que personas contagiadas siguieran con sus actividades
normales, estos son los falsos negativos”.
Xavier C. se realizó dos pruebas de coronavirus con los kits rápidos, con
resultado negativo. Presentaba síntomas parecidos a los de una gripe, pero al no tener confirmación sobre su
contagio no se aisló. Los síntomas aumentaron mientras su esposa e hijas presentaban tos, fiebre y pérdida
del sentido del olfato y el gusto. Se practicó una prueba independiente PCR que confirmó el contagio. Algo
similar le sucedió a Cristina Guachichulca, quien confiando en un resultado negativo de un test rápido, no
tomó previsiones, pese a que estaba infectada.
Desinformación y falsos
positivos
138 instituciones públicas ecuatorianas compraron estos insumos en la
pandemia. Las pruebas que adquirió Cuenca llegaron en mayo de 2020. El contrato se firmó con un
distribuidor acreditado por la agencia de control sanitario, ARCSA. El estudio de mercado, que recomendó
la compra de este insumo, especifica que el test no diferencia entre los valores de IgM e IgG. En
síntesis, no distingue entre los dos anticuerpos.
La epidemióloga Andrea Gómez Ayora explicó que al no diferenciar entre ambos
indicadores, estas pruebas “no nos dicen si la infección es reciente o pasada”.
Los dispositivos de pruebas rápidas son
similares a una prueba de embarazo. Foto Xavier Caivinagua
El análisis de la sangre del paciente no toma
más de 15 minutos en el kit de prueba rápida. Foto Xavier Caivinagua
“Se pueden dar falsos negativos y una idea errada de lo que está
sucediendo. La precisión mejora a los siete días, pero en ese tiempo la persona pudo haber
contagiado a alguien más”.
Las especificaciones técnicas del producto, incluidas en el contrato,
explican que “la prueba proporciona resultados preliminares y los resultados negativos no
excluyen la infección por el virus, por lo que no deben utilizarse como la única base para el
tratamiento o diagnóstico”.
El Consejo de Salud de Cuenca definió al resultado negativo en las
pruebas rápidas como un requisito para que los mil conductores de buses urbanos de Cuenca
reiniciaran sus labores. El mismo resultado se aplicó para los comerciantes de las plataformas
itinerantes (mercados) de cuatro parroquias rurales.
Hasta la actualidad las pruebas
rápidas se venden libremente en Quito, aunque los protocolos oficiales señalan que no deben
usarse para diagnóstico. Foto CV
Miriam Silva, directora del Consejo de Salud de Cuenca,
defendió las decisiones de esa entidad. Dijo que las acciones tuvieron el aval de
médicos y especialistas. La funcionaria aseguró que en Cuenca hubo un control
epidemiológico oportuno.
Durante el proceso de compra, las autoridades solicitaron una
lista de pruebas avaladas por la autoridad de control (ARCSA), así como estudios de las
agencias de regulación sanitaria de China.
“Todos empezaron pensando en (comprar) las PCR, pero cuando
se liberalizó la venta de pruebas rápidas, se optó por las más baratas”, según
Acurio.
Juan Pablo Galán, director de compras del Municipio de
Cuenca, explicó que parte del análisis para la compra de este insumo fue obtener el
mejor costo posible. Un informe de la Contraloría, de diciembre de 2020, no detectó
irregularidades en el proceso.
Pruebas chinas al por
mayor
China inundó con pruebas rápidas de anticuerpos el mercado
ecuatoriano. El 80% de los insumos importados a Ecuador llegó del gigante
asiático.
Esta investigación construyó una base de datos propia, con
600 registros de importaciones de esta prueba en específico, la rápida de anticuerpos,
entre abril y octubre de 2020. Para ello, contrastó cuatro fuentes distintas: la primera
es el reporte de la Asociación Ecuatoriana de Distribuidores e Importadores de Productos
Médicos (Asedim). La segunda es la información del Servicio de Contratación Pública,
Sercop. El listado oficial de empresas privadas y personas naturales autorizadas por el
organismo de control sanitario (ARCSA) para importar este insumo es la tercera.
Finalmente, se contrastó con los registros de la autoridad farmacéutica
estadounidense.
El 49% de pruebas que ingresó en Ecuador fue retirado de
Estados Unidos, al cotejar con la base de datos pública de la FDA.
Desde marzo hasta octubre, Ecuador destinó 57 millones de
dólares para la compra de este insumo: 12 millones en el sector público y 43 millones en
el privado. En contraste, en el mismo período apenas invirtió 3 millones en la compra de
reactivos para pruebas moleculares (PCR).
Traer los kits rápidos al país fue un buen negocio. Entre los
importadores hay empresas inmobiliarias, casas ferreteras, empresas de computación,
cosmetólogos, firmas organizadoras de eventos, centros de educación privada; además de
laboratorios y distribuidoras de suministros médicos.
A fines de abril, China liberalizó la exportación de
estos insumos, al eliminar el requisito equivalente al registro sanitario. Eso
explica la razón por la cual el grueso de las importaciones hacia Ecuador (77% del
total) se concentró en mayo.
La autoridad sanitaria en este país sudamericano abrió
las puertas para que cualquier persona o entidad importara los insumos. Según los
reportes oficiales, la primera semana de abril eran 38 autorizados. A fines de ese
mes, 107. A mayo, 180. Para junio, 250. En octubre eran 439 y a fines de noviembre,
470 entidades o personas naturales tenían permiso para importar estos productos.
Acceder a estos dispositivos es tan fácil, que basta con buscar por redes
sociales.
Sin control de
calidad
Normalmente, obtener un certificado sanitario toma hasta
dos meses, pero el tiempo se redujo a tres semanas, en promedio. Daniel Sánchez,
director de Control Sanitario de ARCSA, explicó que se flexibilizaron los
requisitos.
Sánchez fue parte del relevo de las autoridades de la
Agencia en julio. “No pretendo justificarnos. Nuestra administración entró en julio
y antes de esa fecha se había emitido prácticamente la mayor parte de registros para
mascarillas y otros dispositivos médicos. Nosotros sí estamos realizando un control
exhaustivo. Hacemos un barrido de todos esos procesos para ratificar cuáles en
verdad cumplen con las normativas sanitarias”.
El control se realiza en dos niveles: primero se verifica
que los productos tengan aval de agencias de referencia en el mundo. Luego, se
confirma si esos certificados son auténticos. El país, sin embargo, no tiene
infraestructura para investigar en laboratorios propios la calidad de los
insumos.
Las pruebas que adquirió
el cabildo de Cuenca llegaron en mayo de 2020. El contrato se firmó con un
distribuidor acreditado por la agencia de control sanitario, ARCSA. Foto Xavier
Caivinagua
ARCSA prohibió la comercialización de varias
marcas de pruebas rápidas que llegaron desde China y fueron rechazadas por
las autoridades estadounidenses. “Hemos realizado 1.057 operativos a escala
nacional, en conjunto con las autoridades de salud y autoridades
aduaneras”.
Sin embargo, la Asociación Ecuatoriana de
Importadores de Insumos Médicos, Asedim, cuestiona que los controles no
fueron suficientes. El problema es estructural y empezó antes de la
pandemia. Aduanas no verifica que las importaciones cuenten con el
certificado emitido por el control sanitario, por una disposición vigente
desde 2017. “No existe el control en Aduana del registro sanitario, siguen
llegando sin ese requerimiento a pesar que debían hacerlo en marzo de 2019”,
puntualiza Cristina Murgueitio, directora de ASEDIM.
El presidente del Colegio de Médicos de
Pichincha, Víctor Álvarez, sufrió las secuelas por la errada aplicación de
kits de pruebas serológicas.
Álvarez y su familia acudieron a un hospital
privado para someterse a la evaluación, en Quito. Inicialmente les dijeron
que él y su hija eran positivos para covid-19, pero su otro hijo salió
negativo. El médico desconfió de los resultados y pidió que le dieran una
explicación, pues lo lógico era que los tres estuvieran contagiados.
Horas después, en ese centro le dijeron que el
paquete de pruebas era defectuoso y sus resultados no servían. Por eso,
Álvarez reclama por la falta de control de calidad de las pruebas que
ingresaron al país. “Podías comprar las pruebas chimbas en mercadolibre.com.
Estos productos no son confiables, han generado una avalancha de falsos
negativos y falsos positivos, desde el inicio de la pandemia”.
Buena parte de la población confía en que las
pruebas rápidas son un método de diagnóstico, barato y accesible. Tienen un
costo hasta ocho veces menor que el de las pruebas moleculares de tipo
PCR.
Samanta R. de 23 años, que vive en Quito, sintió
los primeros síntomas, pero descartó la infección por el virus, porque un
test rápido mostró un resultado negativo para anticuerpos. No se aisló. A
los pocos días, con más síntomas y con consejo médico, tuvo que repetir el
examen, esta vez costeó la prueba molecular. “Casi me muero del susto,
estaba contagiada”, según un testimonio recogido por Enaim Paredes,
estudiante de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito, que
apoyó en esta reportería.
Carlos Campoverde recuerda que se hizo la prueba
rápida, en Gualaceo (provincia del Azuay), “salió negativa, pero yo sentía
que me estaba muriendo”. Finalmente optó por el hisopado (PCR), que le costó
110 dólares, y solo ese resultado positivo permitió que fuera a un hospital
público en Cuenca, donde estuvo intubado durante 34 días. Afortunadamente,
vive para compartir su testimonio, recogido por estudiantes de la misma
carrera.
Hay desinformación. Algunas empresas privadas
exigen a sus colaboradores una prueba rápida de anticuerpos con resultado
negativo, para volver a labores presenciales. La confusión explica, en
parte, el fracasado intento para contener la pandemia.
*En la recolección de testimonios
apoyaron estudiantes de Periodismo de la Universidad San Francisco de
Quito, dirigidos por Tania Orbe.