Nuevo fiasco para la empresa china CWE en Toachi Pilatón
A la empresa China International Water & Electric Corp (CWE) se le agotaron todas las vías judiciales para revertir la terminación unilateral del contrato que declaró CELEC para la construcción de la central Toachi Pilatón. A fines de diciembre pasado, los jueces le dieron la razón a la empresa estatal, que terminó la contratación por una serie de incumplimientos de la firma asiática y graves fallas en las obras. Eso quiere decir que los chinos deberán pagar millonarias reparaciones económicas por los incumplimientos en los trabajos en la hidroeléctrica, que debía estar lista en 2015. CWE insiste en que cumplió con sus obligaciones; no se descarta que podría acudir a la Corte Constitucional con un recurso extraordinario de protección. Se espera que la hidroeléctrica empiece a operar en marzo del 2024.
Trece años después la obra sigue represada. El proyecto debía estar listo en cuatro años (1.340 días) pero ya han pasado 12 (4.282 días) y su inauguración aún es lejana. Incierta. El pasado 20 de diciembre se extendió una nueva prórroga para la finalización, ahora prevista para el 28 de marzo del 2024. Se trata del proyecto Toachi Pilatón, una hidroeléctrica que ha sufrido sistemáticos tropiezos y dos terminaciones unilaterales de los contratos. No obstante, según estiman las autoridades, finalmente el proyecto estaría en su fase final de construcción.
El contrato se firmó el 24 de diciembre del 2010, cuando Hidrotoapi aún pertenecía al Consejo Provincial de Pichincha. Un año después, la Empresa Pública Estratégica Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) la absorbió como una de sus unidades de negocios. Esto incluyó sus activos, pasivos y una obra necesaria para aumentar la generación de energía eléctrica en el país, pero que nació con un problema de fondo: tenía dos contratos, uno para la obra civil y otro para implementar el sistema electromecánico.
Según Celec, lo usual y apropiado en este tipo de obras es que la misma empresa se encargue de ambos procesos, para que se desarrollen a la par y sin contratiempos con los cronogramas de uno y otro. Pero, en este caso, Hidrotoapi decidió hacerlo por separado, con dos empresas: China International Water & Electric Corp (CWE) para la obra civil y la rusa Inter RAO UES, para el montaje electromecánico. Algo así como construir un carro Tesla, con carrocería de Lada y motor Toyota.
El litigio con la rusa Inter RAO
Debido a una serie de incumplimientos y demoras, Celec decidió terminar unilateralmente ambos contratos, lo cual significó no solo un prolongado retraso en la obra sino el inicio de procesos legales. Primero salió Inter RAO, en marzo del 2017, luego de que las partes no pudieron llegar a un acuerdo en un proceso de mediación.
LA ESTRUCTURA DEL PROYECTO
Los rusos decidieron acudir a la Cámara de Comercio Chile para pedir un arbitraje. Celec acudió representado por la Procuraduría y un bufete de abogados que tiene su oficina principal en Londres. Luego de varios peritajes y presentación de documentos, se llevó a cabo la audiencia final el 7 de diciembre del 2021. La expectativa del Estado ecuatoriano es que en el laudo, que podría llegar en el primer semestre de este año, sea equilibrado para las partes.
A partir de esta terminación de contrato, Celec contrató a otra empresa rusa, Tyazhmash, que es la fabricante de los equipos que se están instalando en la hidroelétrica y que actualmente está a cargo.
Entre tanto, CWE debía continuar con los trabajos que no interfirieran con lo electromecánico. Pero ahí la situación se complicó mucho más, la obra era inviable por las fallas de los trabajos civiles que impedían el funcionamiento adecuado de los circuitos.
La glosa de USD 90 millones
Según Celec, la empresa china cometió errores que no ha querido subsanar y son la base del conflicto técnico y legal: fallas en las cortinas de impermeabilización de la presa, que inciden directamente en la generación de electricidad y en el funcionamiento de la subestación Alluriquín (la más grande del proyecto); desprendimiento en el túnel Alluriquín, que requieren que se derroque y se vuelva a construir y, finalmente, deslizamientos de tierra en la chimenea de equilibrio.
Por su parte CWE ha insistido en que cumplió con su parte, por lo cual exige los pagos adeudados de Hidrotoapi. No obstante, ha reprobado en tres exámenes distintos que han estudiado la obra civil para detectar las fallas, de una consultoría privada internacional, de la fiscalizadora de la obra y de la Contraloría. Esta última generó una glosa en firme para CWE por 90 millones de dólares: 30 corresponden a multas y 60 al valor del túnel y al resto de fallas.
Aunque CWE ha insistido en que cumplió con su parte y exige pagos de Hidrotoapi, ha reprobado en tres exámenes distintos que han estudiado la obra civil para detectar todas las fallas. Foto cortesía
Los rusos decidieron acudir a la Cámara de Comercio Chile para pedir un arbitraje. Celec acudió representado por la Procuraduría y un bufete de abogados que tiene su oficina principal en Londres. Luego de varios peritajes y presentación de documentos, se llevó a cabo la audiencia final el 7 de diciembre del 2021. La expectativa del Estado ecuatoriano es que en el laudo, que podría llegar en el primer semestre de este año, sea equilibrado para las partes.
A partir de esta terminación de contrato, Celec contrató a otra empresa rusa, Tyazhmash, que es la fabricante de los equipos que se están instalando en la hidroelétrica y que actualmente está a cargo.
Entre tanto, CWE debía continuar con los trabajos que no interfirieran con lo electromecánico. Pero ahí la situación se complicó mucho más, la obra era inviable por las fallas de los trabajos civiles que impedían el funcionamiento adecuado de los circuitos.
La glosa de USD 90 millones
Según Celec, la empresa china cometió errores que no ha querido subsanar y son la base del conflicto técnico y legal: fallas en las cortinas de impermeabilización de la presa, que inciden directamente en la generación de electricidad y en el funcionamiento de la subestación Alluriquín (la más grande del proyecto); desprendimiento en el túnel Alluriquín, que requieren que se derroque y se vuelva a construir y, finalmente, deslizamientos de tierra en la chimenea de equilibrio.
Por su parte CWE ha insistido en que cumplió con su parte, por lo cual exige los pagos adeudados de Hidrotoapi. No obstante, ha reprobado en tres exámenes distintos que han estudiado la obra civil para detectar las fallas, de una consultoría privada internacional, de la fiscalizadora de la obra y de la Contraloría. Esta última generó una glosa en firme para CWE por 90 millones de dólares: 30 corresponden a multas y 60 al valor del túnel y al resto de fallas.
Todos los problemas contractuales le han significado al Estado un incremento en el valor original de la infraestructura. Solo en la obra civil se ha pasado de 240 a 300 millones de dólares. Foto de la casa de máquinas.
Revés judicial
En lo judicial, la empresa china también lleva las de perder pues una acción de protección que solicitó en Machachi para revertir la terminación del contrato no le fue otorgada. En Santo Domingo, solicitó otra acción de protección con medida cautelar, que obtuvo solo mientras se analizaba la demanda. Eso frenó a Celec en el proceso de cobro de garantías y la inscripción de CWE como contratista incumplido, pero la empresa perdió la demanda inicial y la apelación en la Corte Provincial de Santo Domingo, el 23 de diciembre pasado. Este 18 de enero, la justicia le volvió a dar la razón a Celec en el recurso de aclaración.
La empresa china no solo arrastra estas multas e incumplimientos sino que también debe resolver pasivos ambientales graves, como una planta de amoníaco que se instaló para bajar la temperatura del hormigón de alta densidad empleado en la obra y que debe desmontar, siguiendo lineamientos y con una veeduría del Ministerio del Medio Ambiente, entre otras cosas.
Todos estos inconvenientes le han significado al Estado un incremento en el valor original de la infraestructura. Solo en la obra civil se ha pasado, hasta el momento, de 240 millones a 300. Esto incluyó un contrato complementario por 20 millones de dólares, con contingentes geológicos no considerados. Pero en total, según denunció Vistazo en septiembre, 920 millones estaban invertidos hasta diciembre del 2022.
Subestación lista para arrancar
Desde el 17 de octubre del 2022, Sarapullo ya está en operación continua y conectada al Sistema Nacional Interconectado. Es decir que ya está entregando energía y contribuye en esta época de estiaje. Foto cortesía
La subestación Sarapullo está casi lista para ser inaugurada. Según Celec, la entrada en servicio de una subestación debe cumplir varias etapas, Sarapullo ya superó las fases de pruebas técnicas, pruebas de operación experimental, pruebas de operación continua está en proceso de implementar la etapa de operación comercial. Desde el 17 de octubre del 2022, Sarapullo ya está en operación continua y conectada al Sistema Nacional Interconectado. Es decir que ya está entregando energía y contribuye en esta época de estiaje. Precisamente, este proyecto se construyó con el objetivo de que complemente a las centrales de la cuenca amazónica: Agoyán, Paute Integral y Coca Codo Sinclair. Según las proyecciones, la energía de Sarapullo podría significar USD 500 000 mensuales cuando se empiece a operar.
El 45,9% del financiamiento de Toachi Pilatón proviene de un préstamo otorgado por el BIESS. Estaba contemplado que el crédito se pagara a 20 años plazo, con cuatro de gracia y que las cuotas saldrían de la venta de energía. Aunque la hidroeléctrica aún no está lista, Celec está pagando ya ese préstamo. La entidad informó que realiza abonos semestrales al BIESS, desde hace dos años. Hasta el momento han entregado 148,6 millones de dólares por intereses y 92,4 millones por capital. En total son 241 millones.
Resta completar el 20% que le falta a Alluriquín para que, finalmente, Toachi Pilatón trabaje con toda su capacidad. Esta es la más grande, pues podrá generar 204 megavatios, frente a los 49 de Sarapullo. Existe una tercera central, Toachi, que básicamente producirá la energía necesaria para que las otras dos funcionen y podrá aportar con 1,4 megavatios.
Un largo historial de fracasos y corrupción
Pero la historia de tropiezos de Toachi Pilatón es mucho más antigua. Si bien cuando finalmente se firmó un contrato que estipulaba que debía construirse entre mayo del 2011 y enero del 2015, los intentos para que arranque este proyecto empezaron mucho antes.
El ministro de Electricidad, Alecsey Mosquera, aprobó la contratación de Odebrecht como socio estratégico para construirla, en 2007, en el gobierno de Rafael Correa. Mosquera había recibido coimas entre 2007 y 2009 por facilitarle a Odebrecht tener el contrato con Toachi Pilatón. Foto archivo
La obra fue concebida en 1965, pero durante el Gobierno de Alfredo Palacios empezó a tomar forma. Cuando Hidrotoapi aún estaba a cargo del Gobierno Provincial de Pichincha y Rafael Correa era presidente, su ministro de Electricidad, Alecsey Mosquera, aprobó la contratación de Odebrecht como socio estratégico para construirla, en 2007, y entregarla en el 2012. Odebrecht recibió en tres meses un anticipo irregular de 112 millones. Pero luego debió devolver parte el anticipo, cuando las partes decidieron dar por terminado el contrato de mutuo acuerdo, tras el escándalo de corrupción en el caso de la Central San Francisco y las fallas constructivas en esa obra ubicada en Tungurahua.
Cuando salieron a la luz los Panamá Papers, se conoció que Mosquera había recibido coimas entre 2007 y 2009 por facilitarle a Odebrecht hacerse con contratos dentro del país, por obras que incluían Toachi Pilatón, según uno de los delatores, Rodrigo Durán Tacla.