Familias de reos enfrentan un calvario: "no es justo que muera por robar un celular"
Reunido alrededor de un celular, un grupo de mujeres ruega a un reo que está al otro lado de la línea por información sobre sus familiares. Gritan sus nombres con la esperanza de saber si sobrevivieron a la nueva masacre en la penitenciaría de Guayaquil.
"Aquí hay familiares del pabellón dos y necesitan saber de los chicos", dice la mujer que sostiene el teléfono. Una voz que se escucha entrecortada intenta responder. De repente, solo hay silencio. La comunicación se corta y la frustración brota entre quienes buscan noticias de los suyos.
Un nuevo baño de sangre en la penitenciaría Guayas 1, que empezó la noche del viernes y se extendió hasta el sábado, deja al menos 68 muertos y 25 heridos. En lo que va del año, más de 320 presos han muerto en revueltas en las cárceles de Ecuador, cuyo estado de excepción no ha podido detener las masacres tras las rejas.
Berta Yago pedía ayuda para sacar a su sobrino Roberto Cevallos, que está próximo a completar una pena de tres años y medio por robo.
"Que me ayuden a sacarlo antes de que lo saquen muerto", dijo a la AFP la mujer de 51 años, quien relata que en la carnicería de hace casi dos meses el joven de 22 años fue atacado con un machete.
Otros no soportan el dolor y caen desmayados en las afueras de la cárcel, en el norte de Guayaquil. De fondo se escuchan gritos desgarradores. "¡Ay mi hijo!", clamaba una mujer.
- "Indolentes" -
En el centro forense policial también reina la indignación por la falta de información.
"En la penitenciaría no dicen nada y aquí en la morgue tampoco. Las autoridades son indolentes. Los presos también son seres humanos", expresa a la AFP Paola Quiñónez, mientras llora abrazada a su hermana al desconocer si su hijo está entre las víctimas.
Quiñónez se trasladó destrozada desde la cárcel hasta el centro de medicina legal, pues había visto el nombre de su hijo en una lista de supuestos fallecidos que circulaba entre los familiares de presos. No hablaba con él desde la semana pasada.
- Por un celular -
Félix González, padre de un preso, llegó a la morgue cargando una copia de la cédula de identidad de su hijo.
Con los ojos enrojecidos le pedía a un agente de criminalística buscar su cuerpo. "Él es mi segundo hijo. No es justo que muera por robar un celular", señala a la AFP.
El hombre, agotado por la búsqueda de información, señala que no descansará hasta saber la suerte que corrió su hijo. "Cómo voy a dormir si no he hablado con él desde el jueves. Nadie se merece este sufrimiento", expresó al borde del llanto.
Un total de 34 cuerpos han sido identificados hasta el momento tras la matanza de 68 presos, informó este domingo la Secretaría General de Comunicación.