Esto se sabe sobre el atentado y el estado del hijo de alias Fito: tiene resguardo las 24 horas
El hijo menor de José Adolfo Macías Villamar (conocido con el alias de Fito y como líder de la organización criminal Los Choneros) continua internado en una casa de salud tras el intento de asesinato que sufrió la madrugada del 11 de diciembre.
Durante la celebración de un velorio en la casa de la familia de alias Fito, varios hombres atacaron al joven de 21 años, identificado como Jair Macías.
La víctima llegaba a su casa, en la ciudadela Monterrey de Manta, cuando varios sujetos habrían intentado matarlo con disparos y con explosivos.
Según la versión de testigos, los atacadores utilizaron arsenal de grueso calibre y hasta granadas en contra del hijo menor del cabecilla de Los Choneros, una de las bandas criminales que controlan varias cárceles del Ecuador.
Al menos tres vehículos estuvieron involucrados en el ataque: un vehículo Tucson azul, una camioneta D-Max y un carro tipo SUV chino.
Se sospecha que la organización criminal Los Lobos estaría involucrada en el hecho.
ESTADO DEL HIJO
Según información extraoficial, el estado de salud del joven sería crítico. Tras el atentado, fue trasladado a un hospital del Seguro Social, pero después sus familiares lo trasladaron a la clínica El Sol.
En la clínica de Manta, la víctima se mantiene las 24 horas con resguardo policial desde la madrugada del último domingo 11 de diciembre, informó El Diario.
"Agentes motorizados y de otros servicios policiales se encuentran en los exteriores de la casa de salud. Ellos brindando seguridad al ciudadano herido y a quienes allí laboran", recoge el medio.
Video capta el instante en que la hija de alias 'Fito' y otra joven son secuestradas en Manta
Pero, esta no es la primera vez que uno de los hijos de Fito es víctima de un incidente violento. En noviembre de 2021, su hija Michelle Macías fue secuestrada junto a una amiga.
Las víctimas luego fueron encontradas en una zona montañosa, cerca del terreno de la refinería del Aromo, en Manabí.
Bandas vinculadas al narcotráfico sostienen una guerra por el poder dentro y fuera de las cárceles.