En Ecuador 4,3 millones de personas no tienen trabajo: la cifra es 10 veces más alta que la oficial
Ximena Romero, una relacionista pública quiteña, lleva tres años buscando trabajo. Ella vive con su madre a quien mantiene con los pocos cachuelos esporádicos que consigue. “Con mi hermana y mi padre que fallecieron por COVID-19, mi situación económica está más complicada y me urge trabajar”, suplica a sus conocidos.
Carlos Ganchoso, guayaquileño, era botones en un céntrico hotel del Puerto Principal. La pandemia acabó con su fuente de trabajo y llenó de necesidades a su familia compuesta por la esposa y cuatro niños. Hoy alquila por las noches el taxi de un vecino y a todos los clientes les cuenta que está buscando un empleo fijo.
Ambos han acudido, hasta ahora sin suerte, a todos sus amigos, a los grupos de WhatsApp, al Facebook y al Instagram rogando por alguna oportunidad de empleo.
En el Ecuador, apenas una de cada cinco personas en edad de trabajar tiene un empleo adecuado. De esos mismos cinco, dos están en el sector informal o subempleados.
Es decir que quedan 4,3 millones de habitantes que podrían trabajar, pero no lo hacen o no encuentran cómo hacerlo. Esta última cantidad, es 10 veces más alta que la cifra oficial de desempleo en el país, la cual apenas supera las 400 mil personas.
¿Por qué esta abismal diferencia? Porque para el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), se considera desempleado solo a una persona que “no tuvo empleo la semana pasada o no buscó trabajo ni realizó gestiones concretas para conseguirlo en los últimos 30 días”.
Por tanto, para los reportes oficiales del Ecuador, ni Ximena Romero, ni Carlos Ganchoso están incluidos en el 5,4 por ciento de la tasa de desempleo revelado en enero de este año.
¿CONSULTA POPULAR?
Solo entre marzo y diciembre de 2020, los primeros meses de la pandemia, en el Ecuador dejó de trabajar la cuarta parte de los que tenían empleo adecuado. Este cálculo se basa en las estadísticas del Ministerio del Trabajo. Esa cartera reportó haber recibido 627 mil actas de finiquito que son los documentos que dan por terminada una relación laboral.
Los problemas de fondo van más allá del surgimiento del COVID-19. Un estudio hecho por Felipe Guzmán, de la Universidad San Francisco de Quito, resalta que “el Ecuador es uno de los países en los que más protección se le da al trabajador. Nuestro Código del Trabajo y el actuar de las autoridades competentes, son fiel expresión de ello... Si hay algo que se presta a debate es la visión paternalista y sobrerregulatoria que ha tomado el legislador al momento de redactar el Código del Trabajo”.
En dirección contraria navegan los agremiados en el Frente Unitario de Trabajadores y en la Unión Nacional de Trabajadores. Ellos presentaron a la Asamblea Nacional, con apoyo del bloque de Pachakutik, su propio proyecto de reformas al Código de Trabajo.
La propuesta consta de 429 artículos que mejoran las actuales condiciones y beneficios laborales. Para muestra el artículo que duplica el tiempo anual de vacaciones de un trabajador privado. Según dijo el dirigente José Villavicencio, este proyecto es una respuesta a las propuestas gubernamentales “que lo único que hacen es seguir beneficiando a los dueños del capital, a los empresarios de este país”.
Aunque en primera instancia el presidente Guillermo Lasso envió a la Asamblea un proyecto denominado “Ley de creación de oportunidades”, este fue rechazado por el Legislativo al constar de materias diferentes. También la Ley de inversiones terminó negada y archivada. No así la parte laboral que correría el riesgo de no ser aceptada como urgente y se uniría a más de una decena de otras reformas laborales planteadas por variopintos sectores de la Asamblea.
Es por ello que el Ejecutivo decidió llamar a los trabajadores al diálogo y entregarles una nueva propuesta para discutirla en conjunto. La idea final si se llega a un consenso sería la de someter la propuesta a consulta popular en febrero de 2023, coincidiendo con las elecciones seccionales.
ESTUDIO COMPARADO
“La remuneración mínima del Ecuador es mucho más elevada que aquella de las otras economías importantes de América Latina, tanto en términos nominales como en términos de poder adquisitivo, lo que desalienta la contratación laboral”, leemos en una de las últimas ediciones de la publicación Análisis Semanal.
Esto lo ratifica un estudio patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo denominado “Medición del costo del trabajo asalariado en América Latina”. Allí se revela la existencia de similitudes conceptuales en materia laboral en nuestros países: “Los códigos laborales en América Latina datan de principios del siglo 20.
Las disposiciones en esos códigos tenían en general tres objetivos: proporcionar a los trabajadores una remuneración para garantizar un nivel de vida decente, ofrecer seguros contra una serie de riesgos (enfermedad, pobreza en la vejez, entre otros) y generar desincentivos para que las empresas se deshagan de los trabajadores sin una causa justificada. Estas disposiciones se traducen en una serie de instrumentos que van desde los salarios mínimos hasta las contribuciones obligatorias a la seguridad social y las provisiones para el despido”.
Si tomamos en cuenta el salario mínimo de cada país, Ecuador con 425 dólares mensuales, ocupa el tercer lugar luego de Uruguay y Chile. Calcular el costo laboral final de un trabajador que gane el sueldo mínimo, es complicado en cada país por lo complejo de las legislaciones. Por ejemplo, en el Ecuador el empleador debe pagar adicional, cada año, tres sueldos. Estos son el décimo tercero, el décimo cuarto y el Fondo de reserva. Juntos equivaldrían al pago de 90 días adicionales al año.
En Chile esos adicionales no existen, mientras que en Uruguay suman apenas 30 días. El BID hace una aproximación calculando el costo para el patrono de cada trabajador que gane el mínimo, en función del Producto Interno Bruto por empleado. De esa manera, Ecuador queda en segundo lugar solo detrás de Bolivia. Usando esta comparación, Uruguay y Chile ocupan los últimos lugares en la región.
Esto significaría que, de acuerdo con el tamaño de la economía de cada país, el trabajador ecuatoriano costaría el doble del peso que ese mismo empleado tendría para las economías que le pagan un mensual algo más alto.
La última encuesta de empleo presentada por el INEC mostró un fenómeno adicional. El desempleo subió ligeramente en enero de 2022 con respecto a los meses anteriores. La tendencia ya la había detectado Análisis Semanal y la explican en base a la reforma tributaria que entró en vigor por el Ministerio de la Ley.
“Se trataría de un deterioro de las expectativas empresariales, dado el impuesto sobre el patrimonio que le cae y la perspectiva de menores ventas dado el fuerte aumento del Impuesto a la Renta para quienes ganan más de 2.000 dólares al mes, que son quienes demandan vehículos, electrodomésticos, casas, educación y servicios de salud privado”.