El mundo recuerda a la ecuatoriana Matilde Hidalgo

Gabriela Pinasco
El mundo recuerda a la ecuatoriana Matilde Hidalgo

Google rinde homenaje hoy a Matilde Hidalgo de Procel, a través de un sentido doodle que simboliza la lucha feminista en el mundo. Valiente y de gran ingenio, fue la pionera del voto femenino en Hispanoamérica y se convirtió en la primera mujer de Ecuador en terminar la secundaría, graduarse de medicina e incluso doctorarse como médica. 
 
En la sociedad tradicional ecuatoriana de la primera mitad del siglo XX las niñas terminaban la escuela primaria y se dedicaban luego a preparase para convertirse en madres y amas de casa. No era el caso de Matilde Hidalgo Navarro, quien a los cuatro años ya había aprendido a leer, tocar el piano y a recitar poemas clásicos. 
 
Hidalgo nació el 29 de noviembre de 1889 en Loja. Era la menor de seis hermanos y fue criada por su madre, después de la dolorosa pérdida de su padre.
 
Creció en una familia progresista de origen venezolano en medio de un ambiente de aprendizaje y cultura. Por eso cuando terminó la escuela y le dijeron que no podía continuar, ella liberó su primera lucha. Terminó la secundaria con honores el 8 de octubre de 1913, y como la primera mujer en conseguirlo en todo el país. 
 
Cuando intentó continuar su educación como médica, el decano de Medicina de la Universidad Central de Quito le negó el ingreso alegando que debía prepararse para formar un hogar y tener a sus hijos. La joven prodigio no desistió y finalmente consiguió entrar a la Universidad de Azuay en Cuenca. Se graduó con las notas más altas de su licenciatura, y el 21 de noviembre de 1921 alcanzó el doctorado en Medicina. Fue la primera ecuatoriana en conseguirlo. 
 
Tres años después de este logro, iría por el más grande y más significativo en toda Hispanoamérica: el sufragio femenino. Para ese entonces las mujeres ya podían votar en Nueva Zelanda (1902) , en Australia (1902), Finlandia (1906), Rusia (1917), Reino Unido (1918), Azerbaiyán (1919) y Estados Unidos (1920). 
 
Matilde se presentó a la mesa electoral para votar en las elecciones al Congreso y al Senado de 1924, fue la única en intentarlo. Sin embargo, la Junta Electoral le negó la inscripción y ella respondió leyendo ante todos el artículo de la Constitución ecuatoriana que otorga el derecho al voto: “para ser ciudadano ecuatoriano y poder ejercer el derecho al voto, el único requisito es ser mayor de 21 años y saber leer y escribir”. 
 
A pesar de que el artículo no hacía alusión al sexo de los votantes, su solicitud fue elevada al Consejo de Estado, que finalmente acordó, por unanimidad, aprobar el sufragio para todas las mujeres ecuatorianas.
 
La semilla que Matilde implantó fue germinando progresivamente en otros países de la región, con Bertha Lutz en Brasil (1932), con Elvia Carillo Puerto en México (1947), con Eva Duarte de Perón en Argentina (1947), entre otras. 
 
La vocación de Matilde siempre fue servir. Ejerció su carrera en Guayaquil hasta 1949, cuando consiguió una beca para especializarse en Pediatría, Neurología y Dietética en Argentina. A su regreso ocupó cargos públicos y representaciones importantes. Fundó la Cruz Roja de El Oro y fue miembro de la Casa de la Cultura. El gobierno de 1956 le otorgó la Orden Nacional al Mérito en el grado de “Gran Oficial”. Falleció en Guayaquil el 20 de febrero de 1974, a la edad de 84 años.
 
Poeta de pluma impoluta, dejó consignado en verso sus sentimientos: “No contentarse tan solo con el rosario en la mano …/ Es preciso abrirse paso/ entre envidia y mezquindades,/ y burlando tempestades/ dedicarse a estudiar”. 
 
Para recordar su gesta, 98 años después de haberse convertido en la primera doctora en medicina del Ecuador, compartimos uno de sus poemas: