¿Cómo proteger a Galápagos y salvar los océanos?
La flota pesquera que posee China puede fácilmente pasar por un ejército. Tienen aproximadamente 864.000 embarcaciones y representan el 40% de la pesca mundial, según datos de la FAO. Ningún continente le gana en producción de pescado, y no existe rincón en altamar al que no hayan llegado. Solo así se explica que cada año, durante los últimos 20, una parte de este ejército cruce miles de millas náuticas para llegar al límite de la Zona Económica Exclusiva de las Islas Galápagos.
Entre julio y agosto de este año cerca de 300 barcos con bandera china estuvieron pescando por más de 73.000 horas el codiciado calamar gigante, también conocido como ‘pota’, frente a las Islas Encantadas. Y aunque contaban con los permisos necesarios según Las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesqueras (OROP), al menos 40 de estos barcos apagaron durante varias horas su Sistema de Identificación Automática (AIS), uno llegó incluso a desconectarlo durante 17 días, de acuerdo a un estudio publicado por la ONG internacional OCEANA. El AIS es el único mecanismo que se tiene en estos casos, para rastrear a estas embarcaciones y controlar que no ingresen a una ZEE.
Además, esta pesca masiva es un riesgo para el delicado ecosistema de Galápagos. Varias de sus especies icónicas se alimentan de la pota, que si bien parece ser un recurso abundante, el experto en política pública oceánica, Maximiliano Bello, asegura que la población de este calamar ha empezando a caer en el Pacífico Sur.
“La solución es evidentemente pesquemos menos, remover los subsidios, crear áreas marinas donde no se pueda pescar, y generar legislación que termine la explotación de peces que son vulnerables”, agrega Bello.
Nuestro vecino Perú ya sufrió los efectos de una sobrepesca en los 70’s, cuando se pescó la anchoveta masivamente y en poco tiempo desapareció de las aguas peruanas. “No hay especies que sean inmunes a las consecuencias de pesquerías e impactos ambientales”, dice Juan Carlos Sueiro, director de Pesquerías de OCEANA Perú, acorde a su experiencia, las regulaciones pesqueras no son vigentes en la misma proporción y pertinencia con las que empezaron, por ende, el reto está en actualizar constantemente estas medidas en concordancia con los cambios que estamos viviendo y la emergencia climática.
Expandir la plataforma continental marítima
Para ayudar a mitigar los efectos de la sobrepesca y proteger a las Islas, Ecuador ha propuesto que se amplíe la plataforma continental marítima a 350 millas náuticas; ya que no es posible extender la ZEE más allá de las 200 millas. La plataforma actual va desde el continente hacia las Galápagos, y buscan ampliarla hacia la cordillera Carnegie, y luego expandirla hacia la isla de Cocos en Costa Rica.
Esta solicitud acaba de ser enviada este miércoles 16 de diciembre a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de ONU, en conjunto con el Gobierno de Costa Rica. "Hoy hemos entregado un documento que demuestra científicamente que la prolongación de la cordillera submarina de Carnegie y la cordillera submarina de Cocos cumplen con las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Mar", manifestó el canciller de Ecuador, Luis Gallegos, durante un acto oficial desarrollado en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Quito.
El jefe de la diplomacia ecuatoriana añadió que la investigación presentada está en línea con "los requisitos de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de Naciones Unidas para extenderse más allá de las 200 millas náuticas, lo cual nos otorga derechos sobre el uso del suelo y subsuelo de una amplia zona de gran riqueza marina".
La definición del límite exterior de la plataforma continental ecuatoriana más allá de las 200 millas náuticas de la zona económica exclusiva logrará la unidad geográfica del territorio insular con el continental a través del suelo y subsuelo marinos, en los que será posible ejercer derechos soberanos sobre los recursos existentes.
“Es necesario mantener una zona de protección que permita la expansión, conversación y preservación sostenible de los recursos, pero que también permita a las poblaciones ribereñas sobrevivir”, dijo Gallegos en entrevista con Vistazo.
Según el vocero del secretario general de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, esta solicitud cuenta con todos los componentes para tener una gran acogida: “Nuestro enfoque es uno de cooperación internacional, utilizar los cuerpos existentes del derecho internacional para solucionar este asunto, porque lo que está claro es que en todo el mundo estamos viendo un riesgo para la biodiversidad, estamos viendo un uso excesivo de los recursos”.
El jurista vietnamita Nguyen Hong Thao, segundo vicepresidente de la Comisión de Derecho Internacional de ONU, también ve con buenos ojos la propuesta de Ecuador. Pero indica que será necesaria la cooperación de otros países del Pacífico Sur, para que la medida tenga efecto.
Nguyen dice que la propuesta debe presentarse con el suficiente apoyo científico, en el marco del Convenio de Naciones Unidas sobre Biodiversidad más allá de las Fronteras nacionales (en inglés Biodiversity Beyond National Jurisdiction, BBNJ). Un instrumento jurídicamente vinculante cuyo objetivo es regular la protección y uso sostenible de las aguas en alta mar, y que puede convertirse en la salvación de los ecosistemas marinos.
Nguyen Hong Thao, segundo vicepresidente de la Comisión de Derecho Internacional de ONU, ve con buenos ojos la propuesta de expandir la reserva marina de Ecuador.
¡Actuar ya!
El cuidado de los ecosistemas marinos es primordial para nuestra subsistencia. Los océanos proporcionan la mitad del oxígeno que respiramos y dan alimento a mil millones de personas en todo el mundo. A pesar de ello, hemos acabado con el 90% de los peces grandes y hemos sobreexplotado el 90% de las reservas de peces, en apenas 50 años.
La sobrepesca ocurre cuando se pescan más peces de los que nacen, es decir, no se deja suficiente tiempo para que las poblaciones de peces vuelvan a regenerarse. Hoy cada vez hay menos peces y, sin embargo, los seguimos consumiendo a un ritmo insostenible: en un promedio de diez años, de 1986 a 1995, la pesca total en el mundo alcanzó los 86,9 millones de toneladas; mientras que solo en 2018 se pescó 96,4 millones de toneladas. Si esto continúa así, para 2030 cuando la población mundial aumente en 1.000 millones de personas, la desaparición de algunas especies y de ecosistemas enteros será inminente.
Gráfico muestra el crecimiento de la producción pesquera de China desde 1950, en comparación con todos los continentes del mundo. Datos: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
“El impacto más grande de hoy en el planeta sobre el océano, es la pérdida de biodiversidad y ello tiene directa relación con la sobrepesca”, explica Maximiliano Bello.
Este impacto del que habla el especialista chileno no es solo ambiental, también es socioeconómico. Sobrexplotar un tipo de pescado en una misma zona puede provocar que toda la industria pesquera desaparezca en un futuro y se pierdan miles de puestos de trabajo. Si los pescadores no tienen nada que pescar, tampoco pueden vender; las empresas que procesan el pescado tampoco tendrán producto con el que trabajar, ni tampoco los supermercados o restaurantes.
La única solución contra ese posible futuro es crear zonas de exclusión de pesca en un tercio de los mares costeros, lo que bastaría para brindarnos todo el pescado que podríamos necesitar.