¿Quién era María Daniela Icaza? Esta es la historia detrás de la directora de la Penitenciaría asesinada
“Una persona valiente, optimista y creyente de las oportunidades”, así define Víctor Cevallos a su hermana María Daniela Icaza Resabala, directora encargada de la Penitenciaría del Litoral, que fue asesinada mientras se trasladaba a su casa en Guayaquil. La joven estaba a punto de terminar la carrera de Hotelería y Turismo y deseaba reencontrase con su familia en Estados Unidos.
Dani, como le decían sus allegados, iba a cumplir 36 años el próximo 13 de octubre, pero dos sujetos a bordo de una motocicleta acabaron con su vida el pasado 12 de septiembre del 2024 en la vía a Daule, al norte de la ciudad portuaria.
La funcionaria dirigía la cárcel más peligrosa del país, en la que se han registrado múltiples matanzas, amotinamientos y la fuga de alias Fito, máximo cabecilla de Los Choneros y actualmente prófugo de la justicia. Sin embargo, no contaba con resguardo policial y se movilizaba en un auto particular de un colega, quien quedó herido.
“Ella sí pidió protección, se suponía que estaba en trámite, pero no hubo respuesta”, comentó Víctor Cevallos, hermano de la víctima, en una entrevista con Vistazo. Él relata que Daniela sentía temor por las implicaciones de su puesto, pero “tenía el valor de enfrentar ese miedo y mirarlo con optimismo”.
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Su principal motivación para seguir en ese trabajo era brindarles la mejor calidad de vida posible a sus dos hijos, sobre todo a uno de ellos que padece autismo. Además, creía que los privados de la libertad también merecían una segunda oportunidad. De hecho, en ocasiones, repartía folletos alusivos a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, también conocida como mormonismo, de la cual ella era creyente.
La natación fue una de las aficiones de Daniela durante su niñez y adolescencia. Se graduó en la Academia Naval Almirante Illingworth. “Fue una estudiante promedio, pero siempre responsable, y destacaba por su bonita caligrafía”, narró su hermano.
Tras culminar el colegio, estudió la carrera de Hotelería y Turismo porque le gustaba viajar. A sus hijos, por ejemplo, los llevaba casi dos veces al mes a la playa. Sin embargo, en aquella época, no estaba convencida de querer dedicarse a eso y buscó otras alternativas.
Paralelamente, Daniela formó parte del grupo scout número 17 ‘Cristóbal Colón’. Fue dirigente de este colectivo por varios años y lo representó en diversos encuentros provinciales y nacionales. De hecho, la joven recibió el reconocimiento ‘Eloy Alfaro’ de manera póstuma.
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Su vida profesional se desarrolló en el sector público. Según los registros de la Contraloría, en el 2011 trabajó como servidora de apoyo en el Registro Civil. En el 2016 pasó al Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), que en esa época formaba parte del Ministerio de Justicia. Desde entonces ocupó varios cargos relacionados con el sistema penitenciario de Guayaquil.
El último puesto fue directora encargada de la Penitenciaría del Litoral, cargo que ocupó desde la primera semana de agosto del 2024. “Muchas veces cuando había los motines le tocaba salir por la ventana o escoltada de policías, pero llegó un punto en el que los mismos reos llegaron a tenerle respeto, quizás por eso se confió que no le iba a pasar nada”, apuntó Víctor Cevallos.
Él vivía junto a su hermana y recuerda que pocas veces la vio llorando o desesperada. “A veces le preguntaba sobre su trabajo, pero se reservaba muchas cosas, como el tema de las amenazas para no asustarme”.
Agrega que su hermana recibió mensajes intimidatorios en su celular hace unos dos meses, en los cuales le decían: “Si no copias, te matamos”. Eran textos anónimos, en los que no se identificó ningún grupo criminal, según menciona Cevallos, quien recalca que la joven sí pidió resguardo a sus superiores y avisó de las amenazas.
Por su parte, la Policía Nacional manifestó que “no existió requerimiento de análisis de riesgo personal para asignar servidores policiales, ni una notificación inmediata de María I., respecto de amenazas o necesidad de protección”. La entidad acotó que ese es un requisito mínimo para brindar protección.
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“No sé por qué dicen que un director tiene que pedir que lo resguarden cuando se sabe que es un trabajo riesgoso, en el que se trabaja con personas que van a hacer lo imposible por salir”, refutó Víctor Cevallos.
Daniela había retomado sus estudios de Hotelería y Turismo, quería graduarse y vivir en Estados Unidos porque la mayoría de su familia habita en ese país. La funcionaria soñaba con la reunificación de todos sus seres queridos, pero también deseaba migrar con la esperanza de ver crecer a sus hijos con tranquilidad, sin la violencia que azota a Guayaquil.
Ahora este anhelo podría concretarse, pero sin ella. Su hermano comentó que están tratando de contactar a la Embajada estadounidense para que los ayuden a salir del país. Mientras tanto, el Gobierno ecuatoriano no se ha contactado con ellos.
“No hemos recibido ninguna llamada ni para decirnos lo siento, gracias por el trabajo de su hermana. Ella dio todo y aún así no se lo retribuyen después de morir de esa manera”, subrayó Cevallos, quien pide seguridad para su familia y que el caso no quede en la impunidad.
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Por el momento, la Policía logró detener a un sujeto identificado como Wilson David O., el coautor del asesinato, que habría trasladado al gatillero. El sospechoso está en prisión preventiva. Del otro implicado no se conoce nada, al igual que las causas detrás del hecho.
Daniela Icaza no es la única funcionaria penitenciaria asesinada bajo la modalidad de sicariato. De hecho, estos ataques se han vuelto cada vez más comunes. En casi dos años, cuatro directores de cárceles en Ecuador han muerto de la misma manera: asesinados.
En todos los casos ninguno tenía resguardo policial y fueron atacados de la misma manera: mientras se trasladaban en un auto, a excepción del director de la cárcel de El Rodeo.
El pasado 19 de septiembre, en cambio, sujetos motorizados intentaron matar a una funcionaria administrativa del SNAI en el sector El Trébol en Quito. Ella y su esposo quedaron gravemente heridos.
Asimismo, varios guías penitenciarios han sido asesinados en distintas ciudades del Ecuador, pero el Gobierno no ha tomado medidas para evitar que se sigan perpetrando estos crímenes, pese al riesgo inminente al que estos funcionarios se enfrentan todos los días.