Marlon “Chito” Vera: La vida a patadas

Sebastian Melieres
Cuando era niño decía que se llamaba Marlon Andrechito. Y así, el diminutivo mal pronunciado de su segundo nombre (Andrés) derivó en su apodo: “Chito”. Foto: Instagram.

El máximo representante latinoamericano en la liga de artes marciales mixtas más famosa del mundo lucha para consagrarse campeón absoluto y tener un hogar en California.   1,73m, 70 Kg, pelo alborotado y más de 40 tatuajes en todo el cuerpo… definitivamente el manabita de 27 años  parece más surfista que pelador pero en el octogonal de la UFC inspira respeto y bastante miedo. Desde que ingresó a la gran liga de artes marciales en el 2014, el actual número 14 en la categoría gallo tiene una sola consigna: ganar y si es necesario sangrar y hacer sangrar a sus oponentes.    Al “Chito” de Chone le encanta pelear y para él sufrir no es más que gaje del oficio. Lo que tuvo que aprender en la marcha es que, además del talento y de la capacidad a ganar peleas, es importante regalar “un poquito de show al público”. Sus comentarios irreverentes y sus tatuajes llamativos lo han ubicado dentro de los peleadores más queridos de la liga.   “Me gusta llamar la atención pero siempre con respeto. Mis tatuajes cuentan mi historia: mis hijos, Cristo, los nombres de mis padres y abuelos, un corazón en la mano izquierda, un anillo de matrimonio, un monito (porque soy orejón e hiperactivo)". Es parte del show y en Estados unidos es algo normal, se lo ve diferente por la cultura, pero al final del día hay que hacer lo que hay que hacer para que la familia coma”, acota el manabita.   Peleando por un sueño Recuerda que cuando ganó su primera pelea ante el estadounidense Roman Salazar, en agosto de 2015, dedicó el triunfo a su hija: “Yo no voy a parar hasta poder ver a mi hija sonreír”, decía “Chito” después de la pelea. En ese entonces su hija Ana Paula de 5 años padecía del síndrome de Moebus, una condición que causa parálisis facial y del movimiento de los ojos; las personas que lo padecen no pueden sonreír ni fruncir el ceño. Para poder realizar la cirugía de reanimación que requería su hija el peleador ecuatoriano tuvo que recaudar 50 mil dólares y lo consiguió después de ganar varias peleas y recibir donaciones a través del portal GoFundMe (Give Chito Vera's Daughter a Smile).    El manabita “Chito” Vera (26 años) está casado con la guayaquileña María Paulina Escobar (25), tienen tres hijos.    Nacido para pelear Cuando aprendía a hablar, le preguntaban su nombre y él decía que se llamaba Marlon Andrechito. Y así, el diminutivo mal pronunciado de su segundo nombre quedó en el apodo que lo acompaña hasta hoy: “Chito”.   “Chito” fue un niño travieso y juguetón. “Era el típico niño que los abuelos que no querían tener en la casa”, afirma recordando que en la escuela, pasaba más tiempo en la dirección que en la clase porque le gustaba mucho pelear. “De pequeño siempre me gustó la pelea y a mis hermanos mayores les pedía que me enseñen. Si estaba en una fiesta y alguien tenía un guardaespaldas le decía que me enseñe a pelear”, dice Vera.    “Empecé a entrenar jiujitsu a los 16 años. Toda mi vida tenía esa visión de querer aprender a pelear, cuando empecé lo hice con muchas ganas y dedicación porque era lo que realmente me gustaba”. En la escuela no le gustaba la pasividad, prefería el recreo y pelear con chicos que lo superaban en edad y estatura. “No respetaba mucho a mis profesores porque no sabía si eran tan buenos como decían. Era un niño que andaba sin miedo por la vida y quería darme a conocer fuera de la escuela”, sentencia. Cuando sus padres don Marlon Vera Mendoza y doña Pierina Delgado se mudaron a Guayaquil, se inscribió en una academia de Jiu Jitsu y me dediqué a la disciplinea “aunque para coger el bus tenía que caminar entre 5 y 6 kilómetros”, recuerda. “En el gimnasio había un entrenador de kick boxing, así que también fui aprendiendo. Al año de entrenamiento me cambié finalmente al Vale Todo y, pese a ser súper novato, gané una pelea. Después de ver las peleas de la UFC decidí que eso iba a ser mi vida, algunos se reían ahora me aplauden”.   Vera de 27 años llegó a la UFC por un programa de desarrollo para peleadores latinos, hizo su debut el 15 de noviembre del 2014.   De un reality a la UFC Decidido a cumplir su sueño, en 2014 se inscribió en el reality “Ultimate Fighter Latinoamérica” y fue uno de los mejores de la competencia con un récord de seis triunfos, un empate y una derrota. Aunque no pudo ser campeón de la UF Latinoamérica, a los directivos les gustó su desempeño y le hicieron firmar un contrato para la UFC, la máxima categoría mundial de artes marciales mixtas.    Para el ecuatoriano el cambio fue impactante, “es difícil pasar de pelear en un evento para 500 personas a otro donde hay 50.000 y varios millones de telespectadores  por todo el planeta”. Pero las ganas pudieron más y con entrenamientos diarios de 4 a 5 horas el “Chito” se ganó un espacio en el circuito muy cerrado de la UFC.   Dominante, ofensivo y noqueador, así se podrían resumir las características del manabita en sus presentaciones. En cuanto a sus golpes predilectos, los rodillazos y patadas altas a la cara son las armas del “Chito” que termina el año 2019 con cinco victorias consecutivas en la UFC y con un balance general de 15 peleas ganadas, 5 derrotas y un empate.   Para él, el desafío es seguir creciendo y ser campeón mundial en su categoria. “Necesito trabajar, no dejar que la fama ataque mi vida personal y deportiva, seguir siendo sano y muy competitivo.” Lo que más le da temor es el fracaso, no atreverse. “Si me dicen quieres pelear con esta persona en una semana, lo acepto siempre y cuando estoy preparado. No quiero vivir con remordimientos de no haberlo intentado. Prefiero mil veces fracasar dando todo de mí, que no atreverme y vivir como cobarde”, manifiesta.   Mientras tanto el “Chito” sigue preparándose sabiendo que en una próxima pelea un golpe lo puede matar o dejar inmovilizado de por vida. Para evitarlo se mantiene en un peso de 135 libras. “El peso es lo peor que puede haber en este deporte. Me gustaría pelear en el peso que camino pero si pelearía en ese peso me tocaría con alguien que me lleva 50-60  libras. Todo el mundo quiere bajar de peso para hacerle más grande a la categoría”, señala el peleador que pocos días antes de una pelea tiene que bajar un mínimo de 10 libras para ser aceptado en el octogonal. “Es perder para poder ganar”, ironiza el ecuatoriano de la UFC. “Cada vez que peleo visualizo la casa que me quiero comprar en California y sé que ya estoy cerca”. 'Chito' junto su familia, su principal pilar.    Su comentario viral Hoy Chito es tendencia en todo Ecuador luego de haber propuesto a Andrés Roche, gerente de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) de Guayaquil, entrenar a los agentes de tránsito para que puedan defenderse ante cualquier tipo agresión. Lo dijo en respuesta al tuit de Roche que mostraba un video de un conductor agrediendo a un oficial de tránsito: