Los Cofanes, de fiesta por la chonta
Fotos: Reuters
Entre febrero y mayo, los miembros de esta nacionalidad amazónica celebran la maduración de esta exótica fruta. Lo hacen con chicha y recuerdan sus orígenes con varios rituales.
El ‘matachi’ u ‘hombre sabio’ es el personaje principal de la fiesta de la chonta o chontaduro. Él vive solitario en la selva y regresa cada año a la comunidad cofán para dar inicio a la ceremonia.
Él es considerado como el dueño de esa fruta de color rojo. “Después de la llegada del matachi todos los presentes danzan y bailan alrededor de la planta de chonta para que se fermente la chicha. Todas las personas hacen un círculo cogidos de la mano para danzar”, relata el Plan de Desarrollo de la parroquia Dureno, principal poblado de los cofanes en la provincia de Sucumbíos.
Tradición. Con esta fiesta, los cofanes
transmiten sus saberes a sus hijos.
Los cofanes visten sus mejores galas y collares adornados con sonoras semillas: los hombres lucen su ondiccu’je (ropa preferentemente de color negro) y las mujeres con sus trajes coloridos. Una muestra de ello fue lo que pasó en Cofán Dureno. En esa comunidad, ubicada a 26 kilómetros de Nueva Loja, se celebró la fiesta de la chonta el pasado 26 de marzo.
Durante el día, el matachi está pendiente de los bailarines. Si alguien se suelta, “esa persona estará premiada para tomar 20 tazas grandes de chicha de chontaduro. El líder mientras tanto prueba la chicha cada media hora hasta cuando esté lista y da la orden para terminar con la ceremonia”, añade el informe.
MÁS QUE UNA BEBIDA
Una de las leyendas de los cofanes relata que Vaju era el dueño de la chonta. Al no hacerle caso los habitantes de esta nacionalidad, la fruta casi desaparece. Por eso, los shamanes realizan la ceremonia del yajé, en la que piden permiso para recolectarla al amanecer.
Un niño cofán alista la chicha de chonta en su casa. Esta
bebida es imprescindible en esta comunidad amazónica.
Ahora “todas las familias preparan una olla de chonta y se reúnen para danzar”, cuenta Felipe Borman Quenamá, dirigente cofán.
También hay espacio para otra bebida durante la fiesta. La chicha de yuca y plátano o tsetse’pa es fermentada con varias hojas. También la toman cuando van a la chakra (huerta), en donde siembran cacao, yuca y maíz.
En ollas de aluminio se traslada la chonta cocinada
al lugar de la fiesta. También hay espacio para otra
bebida: la chicha de yuca y plátano o tsetse'pa.
Al bosque húmedo van en busca de frutos, plantas medicinales y chambira. Esta última la usan para tejer las shigras (bolsos), las hamacas o los collares que lucen en las fiestas. Para obtener la fibra, primero se cocinan las hojas, luego se lavan y se secan por varios días. ¿Y para tinturarla? Usan semillas y plantas.
LOS A’I
Aunque la palabra cofán no tiene ningún significado para los habitantes de esta etnia, ellos son los a’i o gente de la tribu cofán. En total son más de 1.300 que habitan en el país. La mayoría vive en áreas protegidas y por eso son reconocidos como guardianes de la selva.
Pero hace cuatro décadas estaban en peligro de desaparecer por el aumento del uso de suelo para la agricultura y el descubrimiento de petróleo que los obligó a desplazarse. En la década de 1970 se organizaron con el fin de conseguir la administración de sus territorios ancestrales y cuidar la Amazonía.
Las mujeres cofanes lucen coloridos trajes y collares
elaborados con mullos. Ellas se dedican a la elaboración
de artesanías usando la chambira.
El agua es el elemento indispensable para esta nacionalidad. Una de las leyendas narra que los cofanes surgieron luego del diluvio y que el primer regalo divino fue una canoa.
Por eso, ellos viven a pocos metros de los ríos de la provincia de Sucumbíos, entre ellos el Dureno y el Aguarico. Allí destacan su habilidad para la construcción de canoas en fibra de vidrio. Antes las hacían de madera, pero ahora evitan la tala de árboles. De esa forma ellos cuidan la sacha o selva, para que la próxima cosecha de chonta sea mejor que la de este año.