La extraña muerte de Leslie Allison
Una joven estadounidense falleció en enero pasado durante una ceremonia de ayahuasca en Morona Santiago. Su familia no descansará hasta saber qué le pasó.
Leslie Allison, de 35 años, había soñado con su viaje a la selva ecuatoriana desde hace tiempo. Era de las pocas cosas que faltaba en su lista. Su madre, Donna Zimmer, recién ahora que han pasado tres meses de su muerte, ha reunido el coraje de revisar los recuerdos que dejó Leslie en su hogar en Houston. Donna comparte por correo con Vistazo las fotos de Leslie cuando nadaba de bebé. “Aprendió a nadar antes que a caminar”, dice orgullosa. Hay fotos de Leslie con las medallas de campeonatos de natación, como cheearleader, haciendo surf y snorboarding, buceando, practicando motociclismo, y las más recientes, haciendo yoga en Ayampe, Manabí, donde pasaba temporadas trabajando como administradora en la hostería La Casa.
“Leslie era la aventurera de la familia, viajó por todo el mundo sola, pero amaba el Ecuador, pasó muchos años allá, tanto que estaba pensando en invertir con unos amigos y poner su propia hostería”, dice por teléfono su padrastro, Rick Zimmer. El 12 de enero pasado, Leslie se unió a un tour que llevaba a 32 turistas a Gualaquiza, Morona Santiago, a participar en una ceremonia tradicional shuar llamada Natemamu, que implica ingerir litros de una bebida de ayahuasca durante cuatro noches seguidas. Por el tour de dos semanas, que incluía además visitas a sitios sagrados como cascadas y ríos, cada turista pagó 1.150 dólares.
Desesperada ante la noticia de la muerte de su hija, Donna logró contactar por teléfono al shaman que oficiaba la ceremonia, y con la ayuda de una amiga de Leslie que tradujo la conversación, el shuar le dijo que el deceso se debió a una intoxicación con la planta.
Leslie Allison, de Houston, Texas, vivía por temporadas en
la playa de Ayampe (Manabí) desde hace 5 años enseñando
yoga y trabajando en una hostería.
Pero unos días después, el resultado de la autopsia realizada en el Centro Forense de Loja dio un giro a la investigación y fue una puñalada para la madre: según el forense la causa de la muerte fue trauma cervical, un fuerte golpe en la mandíbula le rompió dos vértebras del cuello, y su cuerpo tiene varios moretones a la altura de los riñones, pulmones y espina dorsal. En la sangre se encontraron rastros de un calmante. No hay signos de abuso sexual. Luego de tomar las muestras de tejidos que fueron enviados a analizar al INSPI, en Guayaquil, el cuerpo fue cremado y el fiscal de Gualaquiza, Fernando Nantipia, decidió abrir una investigación contra el shamán M.C., quien hoy es sospechoso de homicidio culposo, una figura legal que se usa para los homicidios involuntarios.
Pero no solo eso, mientras el cuerpo inerte de Leslie Allison yacía en la selva, desde las 22h00 del 14 de enero, la ceremonia de ayahuasca continuó por toda una noche, antes de que se dé aviso a la Policía a las 6h00 de la mañana siguiente. Los agentes llegaron pasadas las 13h00, según testigos. En varios foros en internet, personas que participaron en la ceremonia han compartido lo poco que vieron. Cuentan que Leslie había tenido una mala reacción a la ayahuasca, que se mantenía de rodillas, vomitando, levantando los brazos y arrojándose al suelo boca abajo, que empezó a pedir ayuda a los otros participantes, por lo que el shamán a cargo y sus dos hijos la sacaron de la cabaña donde se realizaba la ceremonia. Por eso, ninguno de los otros turistas la vio morir. “A la mañana siguiente nos informaron que Leslie había muerto. El grupo se dividió. El miedo estaba en el aire. La desconfianza se albergó en los corazones… doce personas se fueron y los demás nos quedamos”, escribe uno de los turistas. Los que se quedaron lo hicieron en parte porque la tradición shuar para despedir un alma implica justamente hacer una ceremonia con ayahuasca, y en parte porque después de beber litros de esta sustancia, “se dificulta mucho pararse y caminar, se necesita una vara para apoyarse”.
Donna ha leído con atención los testimonios en internet, pero no está conforme. “Quiero saber la verdad porque el shamán me dijo que estuvo con mi hija cuando dio su último respiro, me dijo que fue una muerte calmada y pacífica, que ella dijo gracias, que al final estaba en paz. Me quede tranquila, hasta le agradecí. Y ahora no se si alguien intentó abusar de ella y se defendió, porque era muy atlética, era fuerte, no sé qué paso, pero alguien tiene que haber golpeado a mi hija y ese golpe le quitó la vida”.
INVESTIGACIÓN
La hipótesis del fiscal Nantipia es distinta a la de la madre. Cuando Nantipia acudió a levantar el cadáver el 15 de enero, lo primero que le mostró el shamán fue una carta de consentimiento firmada por Leslie, en la que aseguraba no haber tomado ninguna sustancia que pueda interferir con la ayahuasca. El fiscal es shuar y ha practicado ceremonias con ayahuasca desde los 13 años. Los pueblos indígenas de la Amazonía utilizan esta planta alucinógena para conectarse con el mundo de los espíritus y provocar catarsis y cambios de comportamiento. Nantipia nunca había visto a nadie morir por una mezcla de ayahuasca con químicos. Es más, dice que muchas personas se someten a esta terapia para purificarse y dejar la adicción a drogas y alcohol.
El fiscal tampoco cree que alguien la haya atacado. “No hay signos de violencia física que puedan atribuirse a una tercera persona”, dice el fiscal y explica que los golpes que ella misma se daba contra el suelo pueden haber provocado su muerte. Como parte de la comunidad shuar, Nantipia hace una crítica. “Esta es nuestra cultura, el shamán es del medio, yo lo conozco” dice el fiscal, “aquí no ha habido incidentes similares. Si es que tenía 32 extranjeros el shamán debía contratar a personas que puedan cuidarlos de los efectos de las visiones”.
En la ayahuasca que recolectaron cuando llegaron los oficiales de la Unidad de Apoyo de Criminalística de Morona Santiago, indica el fiscal, no había sedantes. “Lamentablemente se dio un fallecimiento de una norteamericana, pero es muy raro. Tiene lesiones en el mentón, muñecas, rodillas, que me tienen dando vueltas en la cabeza, qué es lo que sucedió”, dice el fiscal.
PREGUNTAS
Para el abogado lojano Juan Gabriel Peralta, que ahora representa a la familia de Leslie Allison, hay muchas cosas que no cuadran. A Leslie le encuentran rastros de un calmante en la sangre y antidepresivos en la mochila, pero según su familia ella era vegana y no tomaba ningún químico. “Creemos que el sedante se lo dieron en la ceremonia, difícilmente antes lo habría consumido”, dice Peralta. Pero lo que es peor, según el informe forense al parecer le han cambiado de ropa al cadáver. “A veces una rasgadura de ropa sirve para determinar un ataque”, explica, “por eso solicité un allanamiento, pero desgraciadamente, esa diligencia no se hizo y ahora es muy tarde”.
Además, según Peralta “en este caso había 32 ciudadanos en el lugar, 12 se van, llega Fiscalía y les toma el testimonio a 20. Pero la mayoría eran de la República Checa, y el facilitador de la ceremonia, el que arma el tour, hace el favor de traducirles. Si usted lee los testimonios, son todos idénticos, con punto y coma”. “La familia quiere esclarecer los hechos, no quiere una cacería de brujas, es un delito por omisión, no creemos que hubo la voluntad de quitarle la vida, pero no hubo el cuidado necesario”, añade.
La audiencia de formulación de cargos se realizó el pasado 13 de abril, y se inició el proceso de instrucción fiscal por homicidio culposo contra el shamán M.C., quien, de ser hallado culpable podría ser condenado hasta a tres años de cárcel. En esta etapa, el shamán quedó en libertad bajo palabra y tiene orden de arraigo, debe presentarse cada 15 días a la fiscalía.
Para la madre de Leslie, tener que enterarse de los detalles judiciales de una cultura ajena es demasiado. “Quien lo hizo, no quiero que se salga con la suya. No se si ha pasado otras veces, pero el responsable ahora está libre”, dice Donna. “Si ya es horrible perder a una hija, es peor que haya muerto de forma violenta. Leslie era un alma hermosa. La extraño cada día y queremos saber la verdad”.
El día que murió y los días siguientes, el perfil de Leslie en Facebook fue actualizado con “posts” de ella. La familia se llenó de esperanza pero pronto descubrió que la joven había dejado en una herramienta llamada Hootsuite (que gestiona redes sociales) varios mensajes que debían subirse a su perfil cada día de la ceremonia. “La vida continúa”, dice uno, “ya sea que elijas aventurarte a lo desconocido o quedarte detrás, atrapado en el pasado, pensando en lo que pudo ser… elige sabiamente”.