"Secrets of Playboy": Mujeres que vivieron en la mansión de Hugh Hefner relatan los abusos que sufrieron

Novias del difunto magnate han emitido declaraciones en las que hacen referencia al tiempo que vivieron en la mansión Playboy. Las "ex-conejitas" confiesan en un nuevo programa que Hugh Hefner no era lo que solía aparentar, sino una figura siniestra.
Redacción Vistazo
Foto: EFE

La serie "Secretos de Playboy" de la cadena A&E se ha posicionado como una plataforma donde muchas mujeres que convivieron junto a Hugh Hefner, el fundador de la revista erótica Playboy que murió en el 2017 a los 91 años, han relatado lo diferente que era en comparación con la figura que buscaba ilustrar ante los medios.

Asimismo, entre los diversos testimonios de ex-novias del magnate, desde la década desde 1970 hasta el 2008, se refieren a relaciones sexuales forzosas, cirugías obligatorias, requerimientos sexuales con menores de edad, cámaras escondidas, pastillas dentro de copas y hasta casos de bestialismo que se dieron en la famosa mansión Playboy.

Entre las declaraciones reunidas por la serie se halla la de Jennifer Saginor, hija del doctor Mark Saginor, más conocido como Dr. Feelgood (Sí, como la canción de Mötley Crüe) por el hecho de que recetaba medicamentos que tenían efectos similares a drogas.

En 1981, Jennifer, con tan solo 11 años, comenzó a vivir en la Mansión Playboy debido a que sus padres se habían divorciado. Su padre era un íntimo amigo de Hefner y su médico personal. En un libro que escribió acerca de su vida, afirmaba que a los 15 años "ya había probado todas las drogas bajo el sol, perdido el interés en chicos y en la escuela".

Al ser entrevistada en la serie, Jennifer habló acerca de su niñez en la mansión, observando tímidamente todas las fiestas que se desencadenaban en los alrededores y ganándose el cariño de las "conejitas" (como se conocía a las mujeres que residían en la mansión de Hefner) por ser prácticamente una niña.

Hefner, con 80 años en ese entonces, posando junto a su novia Kendra Wilkinson (a su derecha), en una fiesta del club Playboy.

Jennifer también contó que en 1985, cuando tenía 15 años, se enamoró de una de las "conejitas" a la que Hefner le tenía más apego. Su nombre era Kendall. Cuando el dueño de la mansión se enteró del secreto, invitó a Jennifer a tener relaciones sexuales con él y Kendall, sin importar que fuera menor de edad. Jennifer ni siquiera tuvo que decir que no debido a que Kendall se negó rotundamente en llanto. Recuerda que aquello la impactó mucho.

El factor común de las declaraciones que ha recogido la serie de televisión es claro... Hefner no es lo que aparentaba, y la mansión Playboy, que mantenía la fachada de ser el epítome de la libertad sexual femenina y del respeto indiscriminado, tampoco se mantenía a la par de las palabras con las que se describía.

Holly Madison, que vivió en la mansión mientras era novia de Hefner entre el 2001 y el 2008, también se refería al frenesí sexual que el hombre les imponía, ayudado por el viagra debido a que tenía cerca de 75 años y nunca usando preservativos.

Más que eso, destacaba que obligaba a todas las chicas a estar de vuelta a las 9 de la noche, les prohibía dejarse el cabello corto y las forzaba a realizarse cirugías estéticas, más que nada, de aumento de pechos y glúteos.

Cuando inició el siglo XXI, Playboy se adaptó al formato audiovisual adquiriendo un canal de televisión. La venta de sus revistas estaba bajando. Foto: EFE

Sonda Theodore, quién fue novia de Hefner durante la década de los 70 e inició aquella relación cuando ella tenía 19 y el 50, detalla el ritmo de vida que mantenía y las imposiciones a las que le hacía frente. Años de consumir cocaína para mantener la energía que necesitaba con el fin de cumplir con el régimen sexual que le imponía Hefner. Asegura que el dueño de Playboy la obligaba a realizar orgías diarias con sus amigos, y se sentaba a observarla en aquellos actos.

Con una visible indignación, contó que la depravación de Hefner llegaba hasta el punto del bestialismo. Recuerda que una vez, mientras vivía en la mansión, lo sorprendió teniendo relaciones sexuales con su perro. Tras un gran reclamo, y una explicación rápida de Hefner afirmando que era algo de "solo una vez", se llevó a su mascota y no la dejó nunca más sola con él.

P.J Masten, una de las mujeres de la mansión que más tiempo había vivido ahí, hasta el punto de ser llamada una "conejita madura", puesto que le enseñaba a las más jóvenes a realizar actos sexuales, recuerda que atestiguo cuando Hefner obligó a la actriz Linda Lovelace a realizarle una felación a un perro, haciendo que el testimonio de Sonda no sea el único que apele al bestialismo que Hefner practicaba.

Un año antes de la muerte de Hugh Hefner, la mansión Playboy fue vendida por 100 millones de dólares. Foto: EFE

Más allá de las imposiciones a las que las mujeres eran sometidas, hasta casos extraoficiales en los que había menores de edad involucradas, como el de Jennifer Saginor, los testimonios se refieren a las cámaras y micrófonos ocultos en la casa, que recopilaban cintas con las que Hefner podía chantajear a gente poderosa que pasaba por la mansión.

La serie, que está contemplada a tener diez capítulos y recién ha emitido dos, está sacando a luz escabrosas revelaciones que sin duda siembran fuertes dudas ante la imagen que Hefner se esforzaba en evocar.

Si bien la serie inicia con un mensaje de advertencia, declarando que las varias denuncias emitidas en el show no han culminado en cargos legales, no queda duda de que una amplia mayoría de las "conejitas" de Hefner sienten un tremendo disgusto cuando recuerdan su paso por la mansión, y esbozan una figura dominante muy diferente a la que celebraba la revista.

De hecho, la revista ha publicado un comunicado tras la emisión del show. “Creemos y validamos a las mujeres y sus historias y apoyamos a todos los individuos que han salido a contar sus experiencias. Como marca basada en una visión positiva del sexo, creemos que la seguridad y la confianza son básicas y todo lo que se aparte de ahí es inexcusable”, anunciaron en Médium.